Desde asesinatos a síndrome de Diógenes, Mari y Rafael son el matrimonio de las limpiezas imposibles


Todo empezó con el encargo de limpiar un baño donde acababa de morir una persona
Han limpiado juntos los escenarios de crímenes y muertes accidentales, pero también han vaciado casas de personas con síndrome de Diógenes o de Noé
Aunque no es su trabajo, escuchan cada día a clientes desahogarse: "No somos psicólogos, pero hay que ser empático"
Su idea era crear una empresa de limpieza normal, pero una llamada de última hora cambió su destino. Era un encargo pidiéndoles que limpiaran el baño donde acababa de morir un familiar tras resbalarse. Rafael, con 27 años, aceptó el trabajo y desde entonces las limpiezas más difíciles se han convertido en su especialidad.
"¿Mari, cuándo fundamos la empresa?", pregunta a su mujer y socia. "Diciembre de 2015", le responde. Seis años en los que este matrimonio de Sevilla han limpiado juntos los escenarios de crímenes, suicidios y muertes accidentales por toda la provincia, pero también han vaciado casas de personas con síndrome de Diógenes.
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Su trabajo cambia cada día. "No hay dos limpiezas iguales", explica Rafael, que ya se ha acostumbrado a trabajar con todo tipo de desinfectantes, biocidas y hasta ozono para elimina los malos olores. "Se usa mucho cuando hay un fallecimiento desatendido", así llama Rafael a los casos de personas que mueren en su casa sin que nadie se dé cuenta. "Ocurre mucho por desgracia", cuenta a NIUS, "hemos visto casos donde había pasado más de un año".
Aun así, lo que menos le gusta es la limpieza de escenarios de suicidios. Los detalles los guarda para él, ha aprendido a vivir con ellos. "Te acostumbras, es tú trabajo", sentencia Rafael. Lo que no es su trabajo es escuchar a los clientes desahogarse, pero lo hace cada día. "No somos psicólogos, pero hay que ser empático", explica a NIUS, "hay que tener mucho tacto a la hora de hablar con el cliente y si necesita ayuda, animarlos en la medida de lo posible".

Síndromes de Diógenes y Noé
En otras ocasiones, incluso aconsejan al cliente, como en el caso de una mujer a la que ocuparon su piso durante dos años. "Estaba tan mal que quería venderlo por 15.000 euros", recuerda Rafael. La convencieron para que no lo hiciera a pesar de la plaga de cucarachas que necesitó de varias sesiones para poder limpiar. "Ahora su piso está valorado en 120.000 euros y las inmobiliarias se lo rifan", dice Rafael.
También limpian casas donde viven personas con síndrome de Noé, es decir, acumulación de animales en la vivienda. "Cada vez hay menos casos de estos", nos cuenta, "porque las protectoras y el zoo sanitario están muy pendientes". Aun así, más de una vez se han enfrentado a estas situaciones donde el principal problema son los excrementos de los animales.
El lunes, Rafael y Mari ya tienen dos nuevas limpiezas para llevar a cabo. Seguramente no serán fáciles, pero alguien tiene que hacerlas y ahí es donde este matrimonio ha encontrado su sitio. Limpiar el pasado de las casas para ayudar a la gente a olvidarlo.