María, víctima de un matrimonio forzado: "Tuve que escapar de casa para sobrevivir"

Cuando la joven tenía 15 años le dijeron que "en unos días" volaba a Bangladesh para casarse
María se escapó de casa junto a sus hermanas y pidió una orden de alejamiento de sus padres
La escuela, clave para poder identificar posibles víctimas de matrimonios forzados
"En unos días nos vamos a Bangladesh a casarnos. Papá considera que nos estamos volviendo muy occidentales". Con estas palabras María se enteró de que sus padres le habían preparado a ella y a sus hermanas un matrimonio concertado en su país de origen. El viaje era inminente, los padres ya tenían los billetes de avión y en pocos días debían partir. En aquel momento María tenía tan solo 15 años, su hermana menor 13 y su hermana mayor 18. La familia iba a casarlas a las tres forzosamente con hombres que no conocían y no podían negarse.
Desde ese día, han pasado ya ocho años pero la joven todavía se emociona al recordar el pánico que vivió. Ella, a diferencia de las dos hermanas asesinadas en Pakistán, logró escapar de ese infierno y hoy da a NIUS su testimonio como víctima de un matrimonio forzado.
PREGUNTA. ¿Cómo os enterasteis tu y tus hermanas de que tus padres os querían casar en Bangladesh?
RESPUESTA. Esa noticia nos la trasladó mi hermana porque normalmente los hermanos mayores son los portadores que comunican tanto lo malo como lo bueno. Una noche vino bastante asustada y me dijo que mis padres ya habían comprado unos billetes de avión para mandarnos a Bangladesh a casarnos.
P. ¿Cómo reaccionaste?
R. En ese momento me quede en shock. Sabía que eso era posible, no era algo nuevo para mí, pero no me imaginaba que llegase tan pronto y más viviendo en España. Sentí tristeza, dolor, miedo, incertidumbre… El argumento de mi padre era que teníamos una vida muy occidental y quería erradicarlo. Decía que la mejor manera era ir a Bangladesh, quedarnos unos meses, casarnos y luego ver si volvimos o no.
P. En ese momento no sabes cómo reaccionar, pero tienes claro que no quieres casarte. ¿Qué hiciste?
R. Yo estaba de vacaciones de verano y mandé un correo electrónico a una profesora que me había dado ayudado mucho con las faltas a clase por trabajar en la tienda de mis padres. Le conté la situación, le dije que tenía mucho miedo y que el viaje era inminente, ya que en menos de una semana nos íbamos. Yo le insistía en que no quería irme porque si iba me obligarían a quedarme allí y a casarme con una persona que yo no conocía. Tenía solo 15 años.
P. ¿Qué te dijo ella?
R. Ella me dijo que estaba en una situación de peligro y me preguntó qué quería hacer. Le dije que me quería ir de casa, que lo tenia claro y me daba igual dejarlo todo. Tenia dos opciones: quedarme con mi familia y casarme forzosamente o irme de casa.
Tenia dos opciones: quedarme con mi familia y casarme forzosamente o irme de casa
P. ¿Existía la posibilidad en tu cabeza de poder razonar con tus padres?
R. Imposible. De hecho, mi madre siempre me lo había dicho. Ella siempre me decía que para que estudiaba tanto si habría un momento que me tendría que casar y no serviría de nada. No podía decirle a mi padre vamos a razonar sobre un tema porque él siempre tenía la razón. Yo la posibilidad de decir no me quiero casar y quiero seguir estudiando no la tenía. No me daban esa opción. Dada esa circunstancia, no me iba a arriesgar a decir que no quería hacerlo cuando se practicaba mucha violencia en casa también.
P. Estaba previsto muy rápido el viaje, pero también fue muy rápida vuestra salida de casa. ¿Cómo lo recuerdas?
R. Recuerdo que fue el 14 de julio de ese año cuando mi hermana me dio la noticia. La mañana siguiente ya hablé con mi profesora y se lo expliqué todo. Al día siguiente yo estaba trabajando en la tienda de mis padres y vinieron dos señoras con el coche de policía. Entraron al local y me preguntaron cuántos años tenía y que hacía. Me preguntaron dónde estaban mis padres y me dijeron que no podía trabajar. Me inventé una escusa porque no sabía quién eran. Me llevaron a comisaria con la ropa que llevaba. En el momento que estaba en comisaria sentí un miedo terrible. Recuerdo que en ese momento dudaba de si lo estaba haciendo bien o me estaba equivocando. Pero me esperaba una boda próxima, una vida sumisa, unos ideales que yo no compartía y sentí que era la única opción que tenía. Era lanzarme a la incertidumbre o bien quedarme donde ya estaba.
P. ¿Dónde fuisteis a vivir?
R. Mi hermana mayor tenia 18 años y no entraba dentro del sistema de protección de menores. Mi hermana pequeña y yo sí que estábamos dentro. Mi hermana mayor acabó en un piso de ex tutelados y luego se juntó con una prima que se había ido de casa también. Yo estaba con mi hermana pequeña en un centro de acogida. Por protocolo se inicia así el proceso para estudiar el caso. Ahí estuvimos 8 meses y después nos cambiaron a varios pisos hasta los 18.
Mi madre siempre me decía que para que estudiaba tanto si habría un momento que me tendría que casar y no serviría de nada
P. ¿No volviste a saber nada de tus padres?
R. El primer año yo tenía una orden de alejamiento con ellos. Imagínate el pánico que sentía. Me daba miedo salir a la calle, que nos encontraran y que nos obligaran a volver al domicilio. Tenía miedo de las consecuencias que íbamos a tener por haber decidido eso. Durante el primer año realmente fue bastante caótico, recuerdo llorar todas las noches y sentir si me había equivocado por decepcionar a mis padres.
P. ¿Ellos no hicieron por recuperaros?
R. Si te soy sincera, llevo ocho años fuera de casa y he visto a mi madre 8 o 9 veces contadas. La relación con ellos nunca ha sido la que tú puedes tener con unos padres normales, sino al contrario. No han hecho ese ímpetu de buscarnos, de querer retomar el contacto y siempre que nos hemos visto nos han dado el mismo argumento y nos han echado en cara que nos hemos ido de casa. Nos hacen sentir culpables y nos hacen sentirnos como que nosotros les hemos inducido a su sufrimiento. No quieren llegar a un punto de encuentro.
P. ¿Cómo puede ser más fuerte la tradición y la cultura que el amor por unas hijas?
R. Si te digo la verdad no lo sé. No sé si la ideología que tienen es para tener hijos y mantenerlo el día de mañana o solo por la función de ser madre. En mi país el papel de una mujer es ser madre, cuidar a tus hijos y cuando son mayores cuidar a los abuelos. No generan ese vínculo que anteponga a sus hijos sobre la religión o la cultura.
P. ¿Cómo es ahora tu vida y la de tus hermanas?
R. Me gradué en relaciones laborales y estoy trabajando como gestora laboral en un despacho. Estoy estudiando derecho, lo compatibilizo como puedo con el objetivo de valerme por mi misma que es lo que yo deseaba desde un principio. Mi hermana pequeña vive conmigo y mi hermana mayor está en Nueva York.
P. ¿Alguna vez te ha pasado por la cabeza la idea de haber decepcionado a tu familia?
R. Lo he sentido muchas veces y todavía lo siento hoy en día. Más aún cuando ves que hay cosas de mi cultura que me agradan bastante, pero otras opino lo contrario. Durante muchos años de mi vida me he sentido repudiada por ellos. Sentirme deshonrada es horrible. Me hicieron sentir que no tenía padres.
Las veces que he ido a Bangladesh he sentido pánico, he tenido que decir a todos mis contactos que si no vuelvo es porque me ha pasado algo
¿Qué herramientas crees que necesitas esas niñas que como tú están obligadas a casarse?
Yo creo que la información y saber que no están sola. En el momento que tomé la decisión fue por supervivencia. En mi casa vivía maltrato físico y psicológico constante. Me sentía muy anulada como mujer y como persona. Por otro lado, en el colegio donde estudiaba había un empoderamiento, un cambio. Cuando vieron que me estaba pasando esto quisieron escucharme. Ver que no estas sola y que tienes apoyo es lo que me ayudó a dar el paso. Si hoy en día sigue habiendo esto es porque hay falta de información y acompañamiento.
¿Qué piensas cuándo ves la noticia de las dos chicas asesinadas en Pakistán?
Pienso que podría haber sido yo, en todos los aspectos. Yo porque reaccioné antes de la boda, ¿pero si hubiese sido al revés? ¿Si hubiese reaccionado después de la boda y me hubiese querido divorciar qué hubiese pasado?
Te has sentido identificada…
Me sentí más identificada que nunca con ellas porque las veces que he ido a Bangladesh he sentido pánico, he tenido que llamar al consulado para decir que iba, he tenido que decir a todos mis contactos que si no vuelvo es porque me ha pasado algo. Tener ese miedo constante es algo que no te da tranquilidad nunca. Tomé la decisión a tiempo, pero ver realmente lo que te puede pasar da miedo.
¿Cómo te ves en un futuro próximo? ¿Qué quieres hacer con tu vida desde tu decisión y tu libertad?
Desde mi libertad y mi decisión quiero ser la mujer que me he planteado ser siempre. Ojalá en algún momento de mi vida mis padres puedan verlo así. Realmente no he acabado mal por haber elegido otro camino porque es legítimo otro camino y no el que te estipulan. Puedes ser mujer y puedes conseguir muchas cosas sin estar bajo el nombre de nadie. No eres propiedad de nadie.