Bellprat, el pueblo que se ha plantado ante tres macroproyectos de renovables: "Es un despropósito"


Tres macroproyectos instalarán molinos de viento, placas fotovoltaicas y una línea de alta tensión en el municipio de 94 habitantes
Los vecinos han instalado carteles y barreras que prohíben la entrada de los técnicos de las renovables
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"Las energías renovables son el futuro" asevera el alcalde de Bellprat, Carles Pol, "pero no puede ser que todos los proyectos se implanten en nuestro municipio", añade. Se trata de un pequeño pueblo ubicado en la comarca de la Anoia, en el corazón de Cataluña, de apenas 92 habitantes dedicado a la agricultura. La mitad de sus campos fueron asolados por el incendio de Sant Martí de Tous. Ahora se agolpan tres proyectos de energías renovables: una decena de molinos de viento, 70 hectáreas de placas fotovoltaicas y una línea de alta tensión que transportará energía desde Aragón a Barcelona.
"Hay diversidad de opiniones pero en lo que sí que estamos de acuerdo es en que estamos en contra de tenerlo todo", explica el edil. Sobre sus colinas se construirán una docena de molinos de viento "de 200 metros, una altura nunca construida en España", asegura el alcalde. También se planificaron 150 hectáreas de placas fotovoltaicas "que se han quedado en 70 porque muchos propietarios han firmado en contra", aclara; y una línea de alta tensión con "con su torre y 24 cables que pasarán por encima del pueblo", explica el alcalde.
Los vecinos en bloque se oponen a esta línea: "Si la Generalitat habla de soberanía energética, ¿por qué quieren traerla de Aragón? Y si obtendrán la con la línea de alta tensión, ¿por qué nos instalan más renovables?" se pregunta el alcalde.
Las propiedades pierden valor
Muchos vecinos temen por sus propiedades: "Tengo una casa en venta en el pueblo y no encuentro comprador", cuenta un vecino que no quiere desvelar su nombre. "Estoy a favor de que empiecen los proyectos energéticos siempre y cuando no lo hagan encima de los campos, porque dan riqueza al territorio", relata el dueño de una casa rural cercana.
Algunos tienen tierras cedidas al cultivo agrario: "El agricultor les paga entre 300 y 500 euros al año por el rendimiento de sus tierras, mientras que las renovables pagan 1.500 euros. Lo lógico es que el propietario se decida por el mejor postor", argumenta el alcalde. Los agricultores se quejan: "¿Destruimos el territorio y dejamos de cultivar trigo y cebada? ¿Lo compramos fuera?", interpelan.
"La Administración mira hacia otro lado"
Los residentes se han organizado mediante la Associació Bellprat Sobirania Energètica. "Es un despropósito", denuncia Maite Pérez. "La administración no hace su trabajo y lo deja en manos de grandes empresas que buscan su máximo beneficio. Como aquí cerca pasa una carretera, montan el trazado directo sin abrir otro camino", critica.

"Los que perdemos somos nosotros, a parte del territorio. Los agricultores nos tendremos de ir de aquí y no nos darán un duro por nuestras casas, nadie querrá venir a vivir", explica y añade que han pedido una reunión con el representante de la Generalitat en la comarca y no han obtenido respuesta: "La Administración mira hacia otro lado. La energía generada por los molinos y placas solares no tiene potencia para suministrar a la industria pesada pero prefieren taparse los ojos. Dan una patada adelante", critican.
Denuncian especulación con los fondos Next Generation
Vecinos y alcalde denuncian especulación con los fondos europeos: ·"La línea de alta tensión la impulsa la mayor empresa de renovables de España, los molinos el Gobierno y las placas fotovoltaicas la Generalitat", explican. El alcalde está de acuerdo: "Son tres administraciones distintas y cada una persigue si interés. No miran por el territorio", y pide al Govern una oposición firme a la línea de alta tensión.
"En Bellprat no tenemos Internet y nos quieren llenar de molinos, fotovoltaicas y la línea de alta tensión. Es normal que la gente no quiera venir a vivir a los pueblos", lamenta este alcalde republicano que asegura que hay más localidades en su situación: "Somos los únicos que hacemos ruido pero yo ya estoy de vuelta. No vivo de la política, vivo del campo", argumenta.
A modo de protesta, la plataforma vecinal ha instalado carteles en los accesos en los que anuncian que los vecinos deciden sobre su futuro. También han construido una barrera para impedir el acceso de los técnicos de los proyectos renovable. El ayuntamiento ha diseñado un plan urbanístico que prohíbe instalar un molino de viento a menos de 2 kilómetros del núcleo urbano o de una masía. Han presentado alegaciones contra la línea de alta tensión y esperan que Gobierno y Generalitat les escuchen para "repensar el reparto energético en la comarca", explican.