Tomàs Guarino, el barcelonés en el 'top 12' del patinaje artístico de Europa: "Si no me pongo los patines me aburro"


Guarino fue el único representante español en disputar los Campeonatos de Europa en Finlandia
El patinador dejó España con 12 años y desde su debut en el Europeo y el Mundial del año pasado se ha consolidado en la élite del patinaje artístico
El deportista, de 23 años, destaca el potencial del patinador español y lamenta las pocas infraestructuras: "Cada vez es más complicado"
Fluir sobre una pista de hielo, entre saltos, giros y piruetas es una hazaña "horrible y a la vez divertida" que ha llevado al barcelonés Tomàs Guarino a convertirse en uno de los doce mejores patinadores de la modalidad artística del continente a sus 23 años.
Un logro que consiguió el patinador el pasado enero en los Campeonatos de Europa en Finlandia, tras ser el único representante español en un torneo que ya disputó el curso pasado. El de Sabadell ha conseguido consolidarse en la élite tras debutar hace un año en el Mundial y Europeos, en los que se convirtió "por los pelos" en finalista.
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"Daba la sensación que podría haber sido un poco por suerte. El año pasado me clasifiqué en el programa corto el 24º, el último. Ahora ha sido muy diferente", recuerda el patinador sobre su primera experiencia en una eliminatoria, aunque en cuestión de tiempo ha conseguido un ascenso de diez puestos.
Lo hizo acompañado de los acordes de distintas variaciones de la Zarabanda de Haendel, aterrizando perfectamente todos sus saltos. "Genera un poco de presión porque te traes los trajes y todo por si llegas a la final. En competiciones grandes podemos ser 30-35 personas y solo pasan los 24 primeros del corto, que tienen la oportunidad de hacer el largo y remontar aún más plazas".
Tal y como indica su nombre, el programa corto dura 2:50 minutos en vez de 4:00 y es más estricto. Así, para llegar a disputar el largo hace falta pasar el primer cribado. "Estar en una eliminatoria es un sentimiento horrible, pero superdivertido. Sientes estrés. Piensas en un momento todo lo que tienes que hacer, los errores que no puedes cometer y los saltos. Todo eso sin que se note mucho porque es un deporte artístico y si perciben las dudas empeora la nota", recuerda Tomàs sobre una sensación que le genera sentimientos contradictorios.
"Fluyes entre nervios y vas completando el programa elemento por elemento, algo que si haces sin fallos aumenta aún más el estrés para intentar hacerlo perfecto. Hasta que no acabas el último elemento es cien por cien emoción. Me encanta".
Un deporte con poca participación española en la élite. "Podríamos tener buenos patinadores. Hay potencial porque no somos muy diferentes a otros países. Pero cada vez es más complicado porque no hay suficientes pistas e instalaciones y el horario tampoco ayuda. Apenas hay disponibilidad para entrenar bien. Con una hora o dos al día es difícil mejorar y además si hay mucha gente en las pocas pistas que hay es complicado".
En su caso, Guarino dejó atrás Barcelona con 11 años y desde entonces ha pasado por Francia, Suiza y ahora Italia. Experiencias que han marcado su carrera y que le han ayudado a mejorar su calidad artística y técnica. "Me fui de España porque apenas había pistas y en verano además cierran. Entonces, para no perder sensaciones, nivel, pues la gente se va al extranjero".
La pasión sobre hielo tardó en descubrirla. "Empecé con 3 años en patinaje sobre ruedas y a los 5 sobre hielo. Recuerdo que quería dejarlo, lo odiaba. Quería volverme a casa, con los años empecé a apreciarlo y ahora es parte de mí".
"Es como moverse. Para una persona quedarse encerrada en casa es aburrido, pues igual para mí. Si no me pongo los patines me aburro. Me faltaría algo si no fuese a entrenar".
Precisamente, el barcelonés destaca la importancia de la preparación diaria para conseguir plasmar sus movimientos y expresar una elegancia esencial en el deporte artístico. Se nota el proceso cuando llegas a un campeonato. Si el brazo no está estirado hasta el final o la cara quizás no la levantas y miras a los jueces o público"
Un conjunto de acciones en un tiempo marcado por el reloj. "Hay un esfuerzo añadido que es transmitir, más allá de los saltos y piruetas. Es imposible pensar en todo a la vez. Intentamos hacerlo lo más automático que sea. Luego podemos concentrarnos más en el lado técnico, que requiere más atención. De hecho la nota está divida entre artístico y técnico".
El Mundial, su próxima gran cita
Ahora, su siguiente objetivo es el Campeonato Mundial, que se disputará en Saitama (Japón) del 21 al 26 de marzo. "El año pasado fui finalista también por los pelos. La idea es clasificarse, no quedar en los últimos de la clasificación y si es posible más arriba del puesto 15, como en el Europeo".
Aunque su gran deseo son los Juegos Olímpicos de París 2024, que marcarán el futuro profesional del también estudiante del grado de Informática. "Quiero seguir en este deporte, no sé por cuántos años. De momento quiero ir hasta los próximos Juegos, en los últimos intenté clasificarme pero me quedé a 6-7 puestos. Me dio un poco de bajón".
"Ahora he competido contra gente clasificada y he rivalizado contra ellos y tenemos resultados más o menos parecidos. Me ha dado la sensación de que puedo lograrlo. Quiero continuar mejorando para llegar hasta ahí, luego se verá", culmina Tomàs, "feliz" del camino cosechado y el que queda por lograr. "Nunca he soñado con participar en un campeonato u otro, prefiero marcarme saltos que lograr".