Las aspas del Molino de Barcelona siguen girando: el ayuntamiento compra el espacio por 6,2 millones


El consistorio planea convertirlo en equipamiento municipal público de gestión privada
El edificio centenario sufrió una profunda renovación en 2010 pero estaba ahogado por las deudas
En el corazón del Paral·lel barcelonés, el Molino y sus luminosas aspas rojas transgredía los límites permitidos. Sus espectáculos usaron un lenguaje lleno de dobles sentidos para escapar a la censura, sobre todo la franquista, pero las deudas pusieron a la sala contra las cuerdas, hasta ahora.
El Ayuntamiento de Ada Colau ha adquirido la mítica sala de fiestas por 6,2 millones de euros. Lo convertirán en equipamiento municipal de titularidad privada.
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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha explicado que la compra del Molino no ha sido fácil, pero su gobierno creía “fundamental comprar la sala y evitar que cayese en manos de un fondo buitre", ha dicho.
Arte popular y transgresor
El consistorio organizará un concurso para adjudicar la dirección del emblemático edificio. El gobierno municipal quiere que reabra en 2022. Las aspas del edificio seguirán girando.
La intención es que el nuevo equipamiento combine arte popular y transgresor. Un modelo que según ha explicado el delegado de Derechos Culturales, Daniel Granados, será “transdisciplinar” y mantendrá la línea de la Casa de la Música y la Sala Barts, no circunscrito a una sola actividad.
Propiedad ahogada por las deudas
“No quería que el Molino se convirtiera en un puticlub” ha comentado satisfecha la propietaria Elvira Vázquez. Afirma que ha recibido ofertas muy superiores de empresarios rusos y chinos. El Molino llevaba meses en venta.
La sala de espectáculos reabrió en 2010 de la mano de la empresa Ocio Puro después de 13 años cerrado y una profunda reforma. Ofrecían cenas y espectáculos pero pese a los esfuerzos nunca consiguieron sacarlo a flote. La pandemia y el cierre de los espectáculos y el ocio nocturno dio la estocada final al espacio que ya parecía sentenciado.
Los 6,2 millones de euros que desembolsa el consistorio son una cantidad claramente inferior a la inversión de los últimos años en el teatro, que Vázquez ha cifrado en unos 25 millones de euros. Un dinero que tendrá su efecto: el edificio no requerirá reformas y está preparado para afrontar su nueva etapa, que será la de un teatro de titularidad pública con gestión privada.