El Ayuntamiento de Barcelona ordena el cierre de un bar por una mesa decorativa en la entrada


El propietario denuncia que retiró el elemento ese mismo día pero ningún técnico lo ha comprobado
Según la ordenanza municipal, estos elementos dificultan la circulación de personas con movilidad reducida
Una mesa junto a la fachada puede costarle el cierre a un bar de Barcelona. Está situado en la calle Enric Granados, en pleno Eixample barcelonés, un punto clave en la restauración de la capital catalana. El pasado mes de julio los inspectores le instaron a retirar una mesa situada dentro de la marquesina del local. Él la quitó ese mismo día pero el ayuntamiento ha ordenador el cierre del local por incumplir la ordenanza de terrazas.
Su propietario, José Diéguez, colocó la mesa en la marquesina de uno de los ventanales. La ordenanza lo prohíbe por motivo de accesibilidad: "Antes había un barril y en mayo me dijeron que no podía estar ahí porque sobresalía de la fachada. Lo quité y compré la mesa que no sobresalía pero también la prohibieron. La quité el mismo día porque no quería problemas", explica.
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Dos inspecciones pasadas
Diéguez afirma que desde aquella inspección, en julio, el local ha pasado dos inspecciones más en la que los técnicos municipales no han visto ninguna irregularidad. Por eso, su sorpresa fue mayúscula cuando recibió la notificación de cierre del bar restaurante.
"Es sorprendente que la sanción sea cerrar el local cuando retiré la mesa el mismo día. En ningún momento vinieron a comprobar que la había retirado", asegura y explica que dicho elemento no supuso una sanción económica.
"Exceso de licencias de restauración"
El protocolo municipal establece que los establecimientos pueden presentar alegaciones en un plazo de un mes, de lo contrario el ayuntamiento precintará el local: "Tratan mal a los negocios. He tenido que contratar a un abogado para presentar la alegación y tendré que pagar a un ingeniero para que certifique que ya no está la mesa. Esto supone un coste económico importante", denuncia.
Su queja va más allá. "Es lamentable lo que pasa en esta calle. El ayuntamiento no para de conceder licencias para la restauración y luego nos bombardean a inspecciones por las quejas de los vecinos" explica Diéguez que añade que "hay restaurantes en otros barrios de Barcelona que no han pasado inspectores en años".
La ordenanza municipal sobre terrazas establece que no debe haber elementos junto a la fachada para facilitar el tránsito de personas de movilidad reducida e invidentes.