Furor por las gallinas que ponen huevos de más de 100 colores: "No alcanzamos a cubrir toda la demanda"


Los propietarios de Heg Premium Eggs han conseguido este resultado mediante el cruce de distintas razas
La granja de 600 gallinas produce huevos de cáscara dura, clara gelatinosa, yema resistente y sabor de antaño
La explotación vende su producción a comercios de la provincia de Barcelona
Una pequeña granja de Callús, en Barcelona, produce huevos de más de un centenar de tonalidades. Sin trampa ni cartón ya que los propietarios ni pintan la cáscara ni dan colorantes a las aves. El producto ha causado tal furor que algunas tiendas se han quedado sin existencias: "No alcanzamos a cubrir toda la demanda", explican Toni Martínez y Nereida García, propietarios de la explotación.
No sólo es por el color de la cáscara, los que lo prueban dicen que saben como los de antes. La explotación cuenta con 600 gallinas, todas ellas de crianza propia. La pareja descubrió los nuevos tonos por accidente y han tardado una década en obtener tal variedad cromática. Tal fue su convicción por el producto que ahora lo han convertido en su modus vivendi.
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"Soy un enamorado de los huevos fritos. Hace diez años compramos dos gallinas araucanas y un gallo que ponen huevos de color azul, para consumo propio. También compramos dos gallinas y un gallo franceses que ponen huevos de color chocolate", explica. "Las teníamos separadas pero un día se abrieron las puertas, se mezclaron y criaron. Al cabo de un año, esos pollos pusieron huevos de color verde", prosigue.
Crianza a cuerpo de rey
La pareja sospechó que el cruce entre razas estaba detrás de la tonalidad y decidió cruzar ejemplares: "Los pollos de estas gallinas tardan un año en poner huevos. Al año siguiente aparecieron nuevos colores y seguimos probando", cuenta Martínez. Toni trabajaba en publicidad y Nereida es educadora social. "Vivíamos en Manresa, encontramos una granja en Callús y nos trasladamos hace tres años", explica Toni.
Ahora viven junto a su hijo en esta pequeña explotación de 6.000 metros cuadrados con 600 gallinas que viven a cuerpo de rey y ponen huevos con el sabor de antaño: "No les vacunamos de la salmonela -pero pasan controles cada cuatro meses- ni les damos antibióticos. En invierno les hago infusión de hierbas para la gripe", explica Toni que se dedica en exclusiva a la granja.
Al margen de la tonalidad, los huevos de Heg Premium Eggs son de cáscara gruesa, clara gelatinosa y yema tan resistente que puede sujetarse con los dedos. Sin embargo, su producción es limitada: "Las gallinas rubias producen 320 huevos al año, las nuestras entre 80 y 100, y solo de febrero a octubre", explica.
Huevos fritos para gourmets
Los huevos también son buscados por sibaritas y hosteleros: "Si el cliente quiere hacerse un huevo frito, se los recomiendo", explica Susana Muñoz, propietaria Ous Susana, una parada ubicada en el mercado de Horta, en Barcelona: "Estos huevos cuestan entre 1,20 y 1,30 euros la unidad, pero los que prueban repiten", añade.
Susana apostó por este producto hace un año y medio, cuando Toni regalaba cajitas de sus huevos a paradistas de Barcelona: "Creí en él y ahora vemos los resultados. Al principio tenía que explicar el producto pero ahora los huevos tienen su clientela fija", comenta.
Ahora la familia sueña con llegar a las 1.000 gallinas para que Nereida también pueda dedicarse en exclusiva a la granja: "Aún necesitamos el sueldo de fuera, hemos invertido mucho dinero", explica Toni. Mientras, René, el hijo de ambos, cuenta a sus compañeros de clase que en su casa los huevos no sólo son blancos o marrones.