Jugueterías catalanas cancelan pedidos a Asia ante el temor del retraso en las entregas para Navidad


Abacus ha recortado el 3 % de su catálogo por la crisis del comercio marítimo al inicio de la campaña
Auguran falta de 'stock' de juguetes populares y recomiendan comprar con aún más antelación que otros años
El sector acusa la lista de espera de las navieras y el encarecimiento de las materias primas
El sector del juguete está pendiente de la crisis del comercio marítimo que amenaza con reducir el stocstock De hecho, algunas tiendas como Abacus han cancelado parte de sus pedidos ante las dificultades de los proveedores asiáticos de enviar sus productos en cargueros, mientras que otras acusan la falta de información y el encarecimiento del mercado.
Esta cadena especializada en material escolar ha cancelado el 3 % de sus encargos para no asumir el riesgo de que lleguen con la campaña ya acabada y no pueda darles salida. "Contamos con arrancar con un 95 % y nos queda un pequeño porcentaje que nos irá entrando próximamente, ya que no tenemos fecha confirmada", asegura su responsable de marketing, Gemma Morante.
Alertados por la experiencia previa de la campaña de la vuelta al cole, en la que ya detectaron algunas dificultades, la marca ha dilatado los plazos: ha hecho los pedidos en abril, con una mayor previsión, y ha retrasado la publicación de su catálogo de Navidad, que saldrá a finales de esta semana, hasta que no ha tenido certeza de lo que podrá ofrecer.
Auguran que los juguetes asiáticos más populares se agotarán rápido
El 58 % de los productos que Abacus ofrece están fabricados en España, aunque "para según qué marcas, dependes de grandes multinacionales". De hecho, Morante augura que los juguetes más populares que provengan de Asia se agotarán: "Este año, más que nunca, los padres deben avanzar su compra de Navidad y de reyes porque no habrá tanta opción para reponerlos, y será un problema que tengan todas las tiendas. Que avancen las compras y, si ya saben lo que quieren, que lo compren", advierte.

No obstante, la responsable de comunicación de la cadena se encomienda a su "gran gama de juguetes" y a los productos alternativos "que pueden ofrecer las mismas prestaciones", por lo que "no habrá problema".
No es tan positivo Jordi, que regenta una tienda de juguetes en el centro de Barcelona. Él todavía no sabe con certeza qué podrá ofrecer a los más pequeños en la época del año en la que más juguetes se venden: "Los proveedores no saben cuándo tendrán hueco en los barcos, el problema está en la lista de espera que tienen para pasar aduanas y descargar. Antes tardaban 25 días en llegar y ahora, tres meses".

En este sentido, mientras que otros años en octubre ya había recibido los pedidos, todavía le faltan muchos a mediados de noviembre: "Esto afecta a todo el mercado y habrá lo que haya", concluye este barcelonés, que también acusa el encarecimiento del transporte de contenedores por parte de las navieras.
El papel y el cartón, hasta un 25 % más caros
Londji Shop diseña y fabrica sus juguetes en Barcelona y cree que pasará de puntillas por esta crisis. Íngrid Valls, encargada del departamento de comunicación de esta marca catalana, así lo apunta: "Por la situación que estamos viviendo, de pandemia y de cambio climático, el consumidor tiende más a productos de proximidad y eso seguramente nos beneficia".

Esta otra empresa del sector, que provee a unas 1.200 tiendas a nivel internacional y 300 en España, no encarga el proceso de fabricación a China, por lo que se evita los quebraderos de cabeza que tantos otros negocios sufren ahora. Precisamente, tanto Valls como los trabajadores de la única tienda propia de la marca, en la capital catalana, tienen la sensación (todavía no demostrable con cifras) creen que están aprovechando las limitaciones de sus competidores.
Lo que sí que acusan es, sin embargo, el encarecimiento de materias primas. "El papel y cartón, básicamente, y nosotros hacemos y vendemos muchos puzles", detalla Valls. De hecho, han detectado que su precio ha aumentado entre un 19 y un 25 %, aunque no lo suficiente como para subir los precios de sus rompecabezas, aunque matizan: "No sé qué pasará el año que viene".