Muere Wilson, la suricata del Zoo de Barcelona desterrada por ser el macho más débil


Ha fallecido a los 22 años y su comunidad lo expulsó cuando era demasiado viejo para ser aceptado por otra
Vivía en unas instalaciones adaptadas para él y su soledad despertaba la curiosidad de los visitantes
El destierro lo hizo estar en alerta constantemente hasta que se relajó gracias a los cuidados del parque
Quien sea usuario habitual del Zoo de Barcelona echará de menos a Wilson. La suya era una parada habitual en las caminatas por el parque, ya que su 'destierro' levantó la curiosidad de los visitantes hasta justificar la colocación de un panel explicativo dedicado solo a este macho: era la única suricata que no vivía en comunidad después de que su grupo la expulsara hace siete años.
Este artículo está escrito en pasado porque ha trascendido su muerte. Lo ha hecho siendo la suricata más vieja de Europa (en Barcelona también murió la chimpancé más anciana del continente), con 22 años y acostumbrado a una cruel soledad amparada en la naturaleza de este mamífero carnívoro, natural del desierto africano del Kalahari.
"Son grupos matriarcales en los que predominan las hembras", describe la conservadora de mamíferos Pilar Padilla, conservadora de mamíferos, que agrega: "Los machos deben competir por ser quién se reproduzca". Algo que se produce varias veces al año entre primavera y verano y que tiene un resultado que suele ser previsible: el macho dominante se impone y asume tan deseado rol, y los más débiles deben abandonar la comunidad, derrotados en pelea.
A finales de 2014, Wilson y un compañero fueron los desahuciados; mientras que el segundo tenía siete años y pudo ser reintroducido en un zoológico francés, la derrota cogió al protagonista con 15, demasiado viejo para que ningún otro grupo lo aceptara.
El destierro lo llevó a estar en alerta permanentemente
El momento coincidió con el traslado de los ejemplares a otro espacio del parque, por lo que los responsables decidieron adaptar para él las instalaciones que quedaba libres y acompañarle en el duro proceso. "Todos se protegen entre ellos, se turnan constantemente para que siempre haya uno que vigile, encima de una roca, y detectar posibles depredadores, por lo que Wilson, al estar solo, siempre estaba alerta", recuerda la experta.

No obstante, los cuidados del parque y el constatar la ausencia de ataques llevaron a la suricata a abandonar ese estado de vigilia casi constante: "Para descansar, dejábamos que se escondiera por los túneles y los dormitorios y, como vio que no tenía ningún depredador y que lo cuidábamos de maravilla, que no debía pelearse por conseguir gusanos, saltamontes o grillos, se relajó". Wilson incluso se dejaba cortar las uñas, algo que hacen ellos mismos escarbando.
Hasta que se ganó un nombre, inspirado en el cine
Las especiales condiciones del ejemplar llevaron a sus cuidadores a establecer un vínculo especial con él, por lo que ya se había ganado ser bautizado. De hecho, el nombre de la icónica pelota de vóley que acompañó a Tom Hanks en Náufrago pasó a sustituir a la impersonal construcción con la que sus cuidadores se referían a él, "suricata que está solo".
"Cuando individualizas a un animal y le dedicas unas atenciones especiales, le das de comer, compruebas su estado de salud y de ánimo, le coges más cariño", reflexiona su cuidadora, que incide también en el "divertido" y "simpático" comportamiento de los individuos de esta especie que el personaje cinematográfico de Timón en El Rey León hizo saltar al estrellato.

El parque lo echará de menos ya que "nunca te acostumbras a la muerte de un animal que cuidas, a pesar de saber que es ley de vida". Padilla resume así el sentir de una comunidad marcada por la pérdida en 2003 del insustituible Copito de Nieve: "Es una mezcla de tristeza porque ha muerto y de alegría porque le hemos dado a Wilson lo mejor de nosotros hasta su final".
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