El ocio nocturno catalán empieza la acampada y huelga de hambre: "36.000 familias llevan meses sin ingresos"


Una veintena han acampado en la plaza Sant Jaume de Barcelona para reclamar la reapertura
Cuatro personas han iniciado una huelga de hambre indefinida hasta tener respuestas
El TSJC ha rechazado de nuevo reabrir el ocio nocturno más tarde de las 00.30 horas
El sector del ocio nocturno catalán dice basta a 18 meses de cierre. Aseguran que su situación es crítica, tanto, que han decidido empezar una acampada y huelga de hambre indefinida en la plaza Sant Jaume de Barcelona hasta que el Govern les ponga sobre la mesa un calendario de reapertura con garantías jurídicas "para que no vuelven a cerrar cuando les de la gana".
La acampada de protesta, en la que han participado una veintena de personas durante la primera noche, ha sido convocada por la plataforma Som Oci Nocturn y la patronal Fecalon. Según Fernando Martínez, secretario general de esta última, el objetivo es reclamar su "derecho a trabajar" y reivindicar que son "los grandes olvidados de las administraciones".
Pese a las exigencias, el Ejecutivo catalán ya ha dicho en reiteradas ocasiones que no se plantea reabrir hasta que se haya superado el curso escolar. Además, este mismo jueves, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha rechazado las medidas cautelaras planteadas por la patronal FECASARM para reabrir el ocio nocturno más tarde de las 00.30 horas. En cambio, ha avalado mantener una semana más las reuniones de como máximo 10 personas y el límite del 70% en el aforo en centros de culto.
36.000 familias afectadas
"No entendemos como hay esa foto de los botellones, de los conciertos y no puede estar abierto de manera regulado el ocio nocturno. La apertura del ocio nocturno es un mal menor, creo que es necesario por orden público. Llevamos cerrados 18 meses y con los 40 millones de euros de ayuda que nos ha dado la Generalitat no cubrimos todos los gastos. Estamos hablando de pérdidas de más de 2.000 millones de euros", explica Martínez.

Según la patronal, más del 30% de locales del sector han cerrado y 36.000 familias llevan meses sin ningún ingreso. "Es una situación de agonía crónica. El sector está estigmatizado y somos como cabezas de turco de la pandemia. No queremos una apertura a cualquier precio, la queremos con seguridad. Queremos que la administración catalana fije una hoja de ruta. Hasta que no lo hagan, va a ver personas que van a exponer su salud haciendo esta huelga de hambre", lamenta el secretario general.
Verónica Martínez, empresaria de una discoteca en Mataró, es una de las afectadas que ha empezado la huelga de hambre. La joven asegura que su empresa está asumiendo unos gastos insostenibles con "unas pérdidas millonarias que ni siquiera con ayudas se pueden aguantar".

Verónica estará en huelga de hambre hasta que el Govern acepte dialogar. "Consideramos que puede haber un ocio controlado, no como el que estamos viendo descontrolado en las calles, sin medidas de seguridad. Lo pide el ayuntamiento, los sindicatos de policía y no entendemos la negativa del Govern. La huelga de hambre seguirá hasta que tengamos unas condiciones", insiste.
Sin personal suficiente
Los representantes del sector lamentan que al margen de las "enormes pérdidas" otros de los problemas a los que se enfrentan es que se están quedado sin personal. "Hemos perdido a muchos trabajadores. Unos se han reubicado y otros están desesperados porque con el ERTE no pueden y van a buscar otros trabajos. Están muy desanimados y nosotros emocionalmente rotos. Son muchos meses, cuando alguien se dedica al ocio nocturno es por vocación. Es muy duro como tal, incluso para tener una familia y lo que nos han quitado es nuestra forma de vida. No podemos más", reclama Laura García, propietaria de una discoteca y un bar musical.

Por todo ello, exigen al Govern soluciones inmediatas y piden tener los mismos derechos que en el resto del estado. "¿Si todos somos españoles porque en el centro de España se puede trabajar y nosotros no? No hay derecho, nos hacen pagar impuestos y no nos dejan trabajar. Necesitamos ingresos", denuncia Toni Vilalta, propietario de un Bar Musical.
El sector está convencido de que una reapertura segura y organizada de los locales reduciría los botellones ilegales que cada noche se viven en las principales ciudades catalanas. Defienden que tienen las herramientas para hacerlo y piden que se deje de estigmatizar al ocio nocturno, "que da tanto empleo juvenil y ayuda a mantener el orden público".