Un jubilado bilbaíno convierte a escondidas los arboles caídos de Artxanda en esculturas de madera

La conocida pista de descenso ‘Potongo’ se ha convertido en una galería de escultura en madera al aire libre
Comenzó a tallar los troncos caídos en enero
Algunos se han transformado en cocodrilo, un mochuelo o dos cabezas de búfalo
En una zona boscosa y de pendiente prolongada de Artxanda, habitualmente utilizada por los amantes del descenso en mountain bike, un jubilado bilbaíno ha tallado las ramas y troncos de algunos de los árboles caídos. Bajo su cincel, lo que parecía naturaleza muerta se ha transformado en un cocodrilo, un mochuelo, dos cabezas de búfalo y un dragón.
El artista que prefiere guardar el anonimato ha convertido la conocida pista de descenso ‘Potongo’ en una galería de escultura en madera al aire libre. Muy cerca de la ciudad, pero en plena naturaleza, este hombre ha invertido horas y mucha destreza en convertir oquedades de la madera, grietas y humedades en hocicos, fauces y plumas de sus particulares esculturas.
Piezas que sorprenden por inesperadas y porque son el fruto de horas de trabajo. Las primeras de estas criaturas empezaron a tomar forma el pasado mes de enero. Desde entonces, el número de seres ha ido creciendo.
Cerca de los túneles de Artxanda
La instalación está en una zona arbolada con vistas hacia el barrio bilbaíno de Deusto, muy cerca de los túneles de Artxanda. Algo más arriba se encuentra la escuela de hostelería y en las inmediaciones está también el molino de viento de Artxanda. Solo se puede llegar allí en bicicleta o a pie.

'Potongo' enlaza con pistas del anillo verde de Bilbao que transitan al noroeste de la Vía Vieja de Lezama y que descienden hasta Ugasko algo más abajo del molino de viento de Artxanda, que data de principios del siglo XVIII. Casi al final de 'Potongo', los ciclistas de montaña circulan entre las tallas.