Un gimnasio low cost de Bilbao cierra sin previo aviso: "Quiero recoger mi ropa de la taquilla, ladrones"


El TwentyFit ha echado la persiana provocando el malestar de unos usuarios que ya habían pagado sus cuotas
Los afectados se organizan para hacer una reclamación conjunta
El gimnasio aún se publicita y mantiene activadas las clases a pesar de haber cerrado las instalaciones
Un gimnasio low cost (de bajo precio) ha cerrado sin previo aviso y sin dar explicaciones a sus clientes en Bilbao, que ya se organizan para denunciar legalmente su situación.
El TwentyFit, ubicado en la calle Pérez Galdós 36, ha echado la persiana la semana pasada provocando el malestar de cientos de usuarios. Algunos habían abonado cuotas mensuales e incluso anuales por utilizar sus instalaciones y ahora se sienten "timados" por el centro deportivo
El enfado no es únicamente por la sorpresa del cierre, también porque los responsables "no dan señales de vida". Ni contestan al teléfono, ni a los mail que algunos de los afectados les han enviado para hacer sus reclamaciones
Inaugurado en 2012, el centro con una veintena de monitores y más de 200 actividades deportivas, se publicita con promociones baratas tales como pagos de un euro al día o la posibilidad de apuntarse este octubre para asistir gratos los dos meses siguientes. Las promociones siguen en pie porque aún pueden activarse en la web del gimnasio al igual que las clases diarias. Las de este este mismo jueves ( yoga, pilates o abdominales, entre otras) permiten la opción de apuntarse a pesar del cierre.

Los indignados usuarios han dejado patente su enojo con varios carteles colocados en las persianas del local. En uno se puede leer: "Quiero recoger la ropa de mi taquilla. Ladrones".
Varias personas están enviando emails a recepción para que quede constancia de que se ha cerrado sin avisar y el argumento sea sólido en el contexto de una potencial reclamación de usuarios y trabajadores "No ha habido ningún comunicado formal previo al cierre lo cual sin aceptable además de una falta de respeto. Si el gym tiene que cerrar, que cierre, pero de forma ordenada, con respeto a las personas que han confiado en el negocio y con las comunicaciones y pasos adecuados. Caña a los tambores. No puede quedar así", explica otro cliente, que propone unir fuerzas para hacer valer sus derechos