El exsumiller del restaurante Mugaritz declara en el juicio que las botellas que vendió eran suyas

Guillermo Cruz se ha defendido así en el juicio: "Pude comprar más de 100 o 200 botellas"
"A Andoni siempre le daba cuentas de lo que hacía", ha dicho Cruz, acusado de apropiación indebida
La Fiscalía pide cárcel para el Mejor Sumiller de España 2014 por robar vino de Mugaritz
El exsumiller de Mugaritz Guillermo Cruz, que está siendo juzgado en San Sebastián acusado de vender vino del restaurante de Andoni Luis Aduriz, ha defendido que todas las botellas con las que comerció eran suyas, algunas compradas antes por él mismo al propio establecimiento.
Cruz, que ha declarado este miércoles en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Gipuzkoa, ha asegurado que el chef vasco conocía todas las operaciones que él realizaba.
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De hecho, mandaba las botellas que había vendido por el servicio de mensajería del restaurante porque no tenía nada que ocultar, según ha explicado al juez. El que fuera Mejor Sumiller de España en 2014 ha añadido que era una práctica habitual entre los trabajadores.
Es decir, que la utilizaban para envíos personales, además de ser normal que compraran productos que los mismos proveedores servían a Mugaritz. Así los obtenían a precio de coste y "era una forma de generar efectivo" en el local.

De esta forma, el restaurante podía disponer de dinero en metálico para pagar a particulares, como los cazadores y coleccionistas de vino, que no emitían factura. Cruz ha recordado que comenzó a trabajar para Aduriz en 2012.
Cuatro años después, en 2016 lideró el equipo de sumilleres y en los siguientes dos años ejerció como responsable de sala también. Esa fue su última etapa con el chef reconocido con dos estrellas Michelin, pues fue despedido después.
"Pude comprar más de 100 o 200 botellas"
Ha asegurado que durante su tiempo trabajando allí se encargó del trato directo con los proveedores y decidió los vinos que se compraban y los que se vendían al personal. Él adquirió "muchas botellas".
"Pude comprar más de 100 o 200 incluso", ha especificado antes de asegurar que a Aduriz siempre "le daba cuentas lo que hacía". También ha restado importancia a la bodega que tenía el restaurante: "Tampoco era tan especial".
Según él, la botella más cara tenía un valor de 400 euros, aunque llegó a poseer una de Jerez de 1728 "de valor incalculable" que él había regalado al restaurante. Un obsequio que no fue el único por su parte.
Cruz ha insistido en que los vinos que, según los responsables, él se apropió fueron servidos como maridajes a los comensales. Además, ha dicho que era una forma de "multiplicar el precio de una manera exponencial".
La procedencia de los vinos "es irrelevante"
"Ningún restaurante espera años para que la botella valga el doble", ha argumentado al respecto. Sobre la comercialización, ha señalado que es algo habitual entre expertos y coleccionistas y que no se suele preguntar sobre su procedencia porque "es algo irrelevante".
"Es como lo de coger setas, que no te gusta decir cuál es tu sitio", ha comparado el exsumiller de Mugaritz para el que el fiscal pide una pena de dos años y tres meses de prisión por un delito de apropiación indebida y el pago de una indemnización de 31.854 euros a la parte perjudicada.
A lo largo del 2018 se produjeron las ventas de los vinos propiedad del restaurante. La acusación particular, en representación de Mugaritz, eleva su solicitud a cuatro años y seis meses y a 50.000 euros de indemnización.