“Esto no es una ola, es un tsunami”, describe con preocupación Asunción Guerra, médica de atención primaria de Osakidetza. La avalancha de contagios de esta sexta ola en Euskadi, que ha dejado casi 81.000 positivos en la última semana, está colapsando los ambulatorios de la comunidad y “no dan abasto”, afirma esta profesional.
“Estamos desbordados. Lo sentimos por los pacientes. Ya estábamos mal antes pero ahora la situación se ha pasado de rosca y estamos saturados. Se ha formado un embudo de enfermos que no caben más”, advierte la médica de Amara Berri.
Guerra reconoce que no “ha firmado tantas bajas laborales en tan poco tiempo como en esta sexta ola” y sospecha que “serán muchas más porque habrá que esperar días para conocer las consecuencias de las interacciones sociales en Noche vieja”.
“Han caído contagiados muchos compañeros lo que está agravando el problema”, afirma esta doctora. Las cifras de bajas laborales en su profesión le dan la razón. Actualmente 1.640 sanitarios vascos no acuden a su puesto de trabajo por haberse contagiado de covid. Supone el 4% de la plantilla de Osakidetza que ha tenido que echar mano de los jubilados para suplir las vacantes por enfermedad.
La sanitaria asegura que estos `profesionales está poniendo todo su esfuerzo en “atender a la gente lo antes posible” mientras insiste en la responsabilidad individual de los ciudadanos para revertir los datos y conseguir descongestionar la atención primaria.
La última actualización del boletín epidemiológico publicado por la Consejería de Salud vasca (6 de enero) confirmó 13.258 positivos ese día con un positividad del 38% en los test realizados. Actualmente la tasa de inicidencia es de 5.761 casos por 100.00 habitantes a 14 días en Euskadi. 631 vascos permanecen hospitalizados por esta enfermedad y otros 122 permanecen graves en la UCI.