Condenado a dos años un entrenador de Irun por ciberacoso sexual a menores

El entrenador ha reconocido que cometió los cuatro delitos cometidos sobre menores de 16 años por lo que era juzgado
El acusado no irá a la cárcel y ha sido inhabilitado para cualquier actividad relacionada con menores
El pederasta acosaba y engañaba a sus víctimas para la obtención de fotografías de carácter sexual
Un entrenador de una entidad deportiva de Irun, Guipúzcoa, ha sido condenado a una pena de dos años de cárcel por ciberacosar a varias chicas menores de su club. El acusado que ha reconocido los hechos, no podrá comunicarse con sus víctimas ni aproximarse a ellas durante cinco años y deberá permanecer en situación de libertad vigilada otros cinco años, además de haber sido inhabilitado para cualquier actividad relacionada con los menores de edad.
Inicialmente, la Fiscalía reclamaba para el procesado penas que sumaban once años y nueve meses de prisión por cinco delitos de ciberacoso a menores, uno de ellos en su modalidad de preparar un encuentro físico, agravado por el uso de engaño, y otros cuatro para la obtención de material gráfico de carácter sexual. No obstante, durante el juicio por estos hechos celebrado este lunes a puerta cerrada en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa, el Ministerio Público ha sustituido este último delito por uno de coacciones, y ha rebajado de cinco a cuatro los delitos de ciberacoso.
Así las cosas, el procesado ha admitido lo sucedido y se ha conformado con una condena de dos años de prisión que, según han informado fuentes del caso, le ha sido suspendida con la condición de que no vuelva a delinquir en los dos próximos años.
Ofrecía dinero a cambio de relaciones sexuales
Según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía, el hombre fue entrenador de la sección juvenil del citado club hasta octubre de 2018, ocupación que "le proporcionaba contacto constante con chicas menores de edad" que "son su principal interés sexual". El documento explica que el primero de los casos se remonta a septiembre de 2014, cuando el hombre, que por entonces tenía 21 años, contactó a través de Instagram con una de las chicas, quien contaba 12 años.
Durante un mes, ambos mantuvieron una serie de conversaciones inocuas en esta red social, en las que el inculpado hizo creer a la chica que él tenía 18 años y ella le dijo que tenía 16. El texto del Ministerio Público aclara que el inculpado siguió manteniendo "contacto telemático" con la damnificada hasta agosto de 2018.
La Fiscalía concreta además que entre junio y agosto de aquel año el acusado contactó a través de Instagram con otras cuatro chicas del club, todas ellas menores de 16 De esta manera, llegó a ofrecer dinero a una de ellas "a cambio de mantener relaciones sexuales", a otra la convenció para que "le enviara fotografías de carácter sexual" y a las otras dos les envió imágenes de contenido sexual con la finalidad de "excitarlas sexualmente".