Alertan en Santiago de que las depuradoras no eliminan bacterias resistentes a antibióticos


Desde las aguas residuales, las bacterias se transportan y contaminan a alimentos que después se consumen
La 12ª Conferencia Micropol & Ecohazard reúne en la capital gallega a 300 especialistas en el tratamiento de aguas
Los expertos también consideran que los hospitales deben disponer de un sistema propio para tratar sus efluentes
Unos 300 expertos en el tratamiento de aguas se han reunido esta semana, del 6 al 10 de junio, en Santiago de Compostela (A Coruña). Proceden de 41 países de los cinco continentes y han asistido a la 12ª Conferencia Micropol & Ecohazard.
Abordan la alta presencia de bacterias resistentes a antibióticos en las aguas residuales, que regresan al organismo del ser humano a través de la comida.
Vertido continuo de fármacos a escala global
En un comunicado, la organización ha destacado que este encuentro está promovido por el Centro Interdisciplinar de Investigación en Tecnologías Ambientales (CRETUS) de la USC. Alertan de que esta aparición de microorganismos es consecuencia del vertido continuo de estos fármacos a escala global.
Te family picture of the 300 attendees to #micropol2022 at Platerias square, in front if the wonderful #SantiagodeCompostela #cathedral. Extraordinary friendly environment. pic.twitter.com/uF0YAAUFn2
— Micropol 2022 (@Micropol2022) 8 de junio de 2022
Al respecto, una de las principales expertas en este tema es la bioquímica Célia Manaia, investigadora de la Universidad Católica Portuguesa de Oporto. Remarca que "el problema de las bacterias resistentes a los antibióticos es una de las principales amenazas para la salud pública". Así lo considera la OMS.
"Sobre todo, esto sucede en el ámbito hospitalario, ya que enfermedades como el cáncer se ven agravadas por infecciones derivadas de la resistencia a estos fármacos". Manaia explica que estas bacterias "están dispersas en el ambiente, en especial en las aguas residuales, pero las plantas depuradoras no consiguen eliminarlas por completo".
Por lo tanto, "se transportan y llegan a contaminar tanto la vida salvaje como productos alimentarios, como es el caso de los vegetales que después se consumen". Recuerda que el organismo no responde "favorablemente a un antibiótico" con el sistema inmunitario débil, "como el de personas que padecen ciertas enfermedades".
"Sistema propio para depurar efluentes" en hospitales
La experta considera necesario "buscar mejores soluciones y llevar a cabo diferentes abordajes, lo que implica un coste elevado del tratamiento de las aguas residuales". Además, afirma que los países del norte de Europa disponen de tratamientos más eficaces que los del sur.
Justifica este hecho porque en el sur se consume una cantidad mucho más elevada de antibióticos, lo que conlleva a la proliferación de bacterias resistentes. "Es un problema complicado porque se requiere de una mayor implicación por parte de las administraciones públicas, que no consideran que se produzca trasmisión de bacterias del agua hacia los humanos", asegura.
Así, señala que lo "más importante es mejorar el tratamiento y que los hospitales dispongan de un sistema propio para depurar sus efluentes". Y es que las aguas hospitalarias representan entre el 1 y el 3 % de las que llegan a una depuradora pero, sin embargo, aglutinan compuestos peligrosos, que no deben entrar en el ambiente.
Today we have presented at the 12th International #Micropol & Ecohazard Conference, the successful results of a Galician public-private collaboration between @Viaqua, @Cetaqua and @cretus, focused on understanding the removal of #micropollutants in advanced wastewater treatment pic.twitter.com/mLIccBbmdY
— Teresa Alvariño (@TeresaAlvarino) 7 de junio de 2022
Además, el equipo de Manaia ha hecho una propuesta técnica a la Comisión Europea con el propósito de que la legislación sea más exigente con el consumo de ciertas sustancias. La experta apunta que se ha mejorado mucho el uso de antibióticos en los últimos diez años. Se cuenta con un sistema de monitorización para reducir su ingesta, limitándola a cuando sea estrictamente necesario.