Indemnizan con 272.000 euros a una ourensana a la que le dejaron un trozo de bisturí dentro del cuerpo


Una hoja del utensilio quirúrgico quedó alojado entre sus vértebras al ser operada de una hernia discal
Un neurocirujano consideró conveniente extraerlo, pero esa intervención le ha dejado secuelas graves
La paciente, de 45 años, actualmente no puede caminar de forma autónoma y ha perdido la sensibilidad genital
Una compañía de seguros tendrá que indemnizar con 272.493 euros a una vecina de Ourense por las graves secuelas que sufrió al extraerle un trozo de bisturí que le dejaron dentro de su cuerpo durante una intervención. Así lo recoge una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid.
La víctima, una funcionaria de 45 años, había sido intervenida de una hernia discal por un neurocirujano de A Coruña. Meses después de la operación, en una revisión posoperatoria y a través de una prueba de imagen, los especialistas detectaron que tenía un objeto extraño alojado entre las vértebras. Posteriormente, identificaron que era la hoja de un bisturí.
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El neurocirujano que la había intervenido se negó a extraérselo por los riesgos que esa intervención conllevaba. El especialista entendía que la hoja se encapsularía y que la paciente no correría mayor riesgo.
Sin embargo, un neurocirujano de Madrid sí consideró conveniente extraer ese trozo de utensilio quirúrgico. Le dijo a la paciente que lo haría utilizando un procedimiento novedoso, poco invasivo y rápido. Sin embargo, aquella cirugía que se prolongó durante siete horas provocó graves secuelas a la paciente.
Incapacidad permanente total
Según cuentan a NIUS desde el despacho de abogados coruñés Alfonso Iglesias, bufete que defendió a la demandante, esta vecina de Ourense tiene actualmente una incapacidad permanente total para su trabajo por una “lesión neurológica grave”.
Según indican, la mujer no puede caminar de forma autónoma, ha perdido la sensibilidad genital y no tiene control de esfínteres.
Debido a estas secuelas está jubilada y tuvo que vender su vivienda, situada en el casco histórico de Ourense, porque no disponía de ascensor, teniendo que comprar otro piso en las afueras de la ciudad.