Sacan de su sarcófago especial a la ballena varada hace tres años en Ponteceso


En su momento, el cetáceo se había convertido en una atracción turística
Ahora, voluntarios del CEMMA han desenterrado los restos del animal
La intención del Concello es que ese esqueleto pueda ser exhibido al público
La playa de Balarés, en Ponteceso (A Coruña) se convirtió en enero de 2019 en una especie de lugar de peregrinación. Todos los que acudían al arenal en aquellos días fríos de invierno lo hacían para contemplar algo insólito: el cuerpo de una enorme ballena común varada en la arena.
Ese cetáceo de casi 20 metros de largo que en su momento se convirtió en una atracción turística para la zona ha sido ahora, más de tres años después, desenterrado. “A nivel científico tienen muchísimo valor. Muy pocas veces se puede acceder al esqueleto completo de un animal de estas características”, dice Alfredo López, biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA).
Retirar a esta ballena de la playa no había sido, entonces, una tarea sencilla. Pesaba unas 18 toneladas y hubo que despiezarla para poder sacarla del arenal. Esos restos fueron trasladados a unos terrenos de propiedad municipal. “Allí construimos un sarcófago especial, cubierto de arena y protegido con madera y con una malla metálica para evitar la interferencia de animales”, cuenta este biólogo.
Ahora, una decena de voluntarios del CEMMA han retirado los huesos de la ballena de ese sarcófago en el que ha estado enterrada tres años y medio.
Estes días desenterramos o esquelete da balea común de 20m que apareceu en Balarés en xaneiro de 2019 grazas á colaboración co @CoPonteceso. Tamén levamos a cabo a limpeza e documentación osteolóxica. Todo en pouco tempo grazas á participación do voluntariado da foto. pic.twitter.com/OCUi183og7
— CEMMA (@CEMMAcetaceos) 8 de julio de 2022
Documentación y estudio de las piezas
Esos voluntarios han estado en las últimas horas desenterrando el esqueleto del cetáceo. Lavan las piezas con detergente, ayudándose de una hidrolimpiadora. Es un proceso delicado, ya que son piezas frágiles y que deben conservarse en el mejor estado posible.
“Para nosotros es fundamental poder acceder a estos restos con una finalidad científica, para saber más del animal. A través de su análisis quizá podremos saber, por ejemplo, cuál fue la causa de su muerte”, explica Alfredo.

Cada pieza es medida y clasificada de forma meticulosa. Posteriormente se elaborará un informe indicando el estado en el que se encuentra cada una de las piezas: si está entera, si está fracturada, si hay que restaurarla… Ese estudio será clave para saber si es posible hacer una recomposición del esqueleto.
Los biólogos del CEMMA están satisfechos con la función del sarcófago especial que construyeron, ya que se han encontrado los restos en “bastante buen estado”.
Cuando apareció el animal muerto, el Concello de Ponteceso manifestó su deseo de que los restos del animal fuesen exhibidos al público. Habrá que analizar en qué lugar será instalado y de qué forma. Aunque eso no será algo sencillo, ni tampoco barato.