Víctor, el brigadista voluntario que luchó contra el fuego en O Courel con un solo ojo


Víctor Álvarez es uno de los voluntarios que combatió los incendios en O Courel
Se formó como brigadista y, aunque no estaba trabajando, decidió ponerse el traje
Ayudó a defender a su pueblo y a otros núcleos cercanos aún teniendo un parche en un ojo
Víctor Álvarez es vecino de Folgoso do Courel (Lugo) y este fin de semana empezará a trabajar como brigadista. Sin embargo, en su ropa de trabajo y en su rostro ya tiene ‘heridas de guerra’ provocadas por muchas horas de lucha contra el fuego.
Él es uno de los voluntarios que trabajó sin descanso en los peores momentos de los incendios que han arrasado más de 11.000 hectáreas en esta zona de la montaña de Lugo. Estrenó antes de tiempo su EPI para defender a su pueblo, Folgoso, y a otros núcleos de población cercados por las llamas.
Aunque se ha formado para afrontar este tipo de situaciones, Víctor asegura que lo que vivió estos días a las puertas de su casa no lo va a olvidar jamás. “Pierdes la cuenta de las horas, de qué día es, pierdes completamente la noción del tiempo”, asegura este joven de 21 años.
Un incendio doméstico se había llevado por delante su casa en el año de 2019 y no estaba dispuesto a que ahora, otra vez, su vivienda se quemase por culpa de este fuego. Por eso, pese a que la Guardia Civil lo desalojó del pueblo, él y otros vecinos decidieron volver para ‘defenderlo’.
Un accidente en el monte le obligó a tapar uno de sus ojos con un parche. Pero, ni con esas, dejó de luchar contra el fuego.
Por el monte viendo solo con un solo ojo
Víctor trabajó los dos últimos veranos en brigadas de incendios. Contaba con solo seis meses de experiencia. Fue suficiente para que él y otros vecinos evitasen que las llamas alcanzasen el pueblo. La unión hizo la fuerza.
Asegura que primero intentaron combatirlas con mangueras, pero la dimensión del incendio les obligó a cambiar de plan y acabaron haciendo una senda con motosierras para evitar que el fuego llegase a las casas. Sostiene que únicamente contaron con la ayuda de una motobomba. “La situación era caótica. No había medios. Si las casas de Folgoso no han ardido ha sido gracias a los vecinos”, cuenta.
En medio de ese infierno, Víctor sufrió un percance. “Venía el incendio bajando por esa ladera y no sé cómo hice, pero me caí sobre un arbusto y algo se me clavó en el ojo”, cuenta mientras señala un paisaje carbonizado.
Tuvo que ponerse un parche y, a pesar de ver solo la mitad, decidió seguir colaborando para apagar las llamas. “Me insistieron para que no fuera, pero los nervios pudieron conmigo y en ese momento no piensas que te falta un ojo”, asegura. Víctor le resta importancia al asunto. “Tengo algo de dificultad, sí, pero no es nada grave”, añade.
Finalmente, su casa no resultó afectada. “Estoy cansado, todavía con el miedo en el cuerpo por lo que podía haber pasado”, asegura. Afortunadamente, lograron evitar que el fuego entrase en el pueblo.