Cuenta atrás para la demolición de O Garañón, el mayor escándalo urbanístico de la ciudad de Lugo


El Ayuntamiento de Lugo licita este miércoles la demolición de esta polémica urbanización
Las obras se paralizaron hace más de una década tras la apertura de varios procesos judiciales
Su construcción supuso la tumba política del ex secretario general del PSdeG-PSOE, José Ramón Gómez Besteiro
Son las vistas de aquellos que pasean a diario por el Parque de Rosalía de Castro, el que es el principal pulmón verde de la ciudad de Lugo. Dos esqueletos de ladrillo, de nueve plantas cada uno, resisten al paso del tiempo. Esos dos edificios a medio construir y que alteran la visión de los paseantes son fruto de uno de los escándalos urbanísticos más destacados de la historia de la ciudad. Son las torres de O Garañón.
Este miércoles se da un paso importante para acabar para siempre con esas dos moles de hormigón. El Ayuntamiento de Lugo saca a licitación el derribo de esta urbanización, cuyas obras fueron paralizadas hace más de una década por la Justicia.
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Un proyecto controvertido que supuso en 2016 el fin de la carrera política del ex secretario xeral del PsdeG-PSOE, José Ramón Gómez Besteiro, y cuya historia todavía no ha dejado de escribirse a pesar de que, desde hace años, pesa sobre esas torres una orden de demolición.
Repaso a la historia de O Garañón
La licencia para construir la urbanización de O Garañón fue autorizada en el año 2008 por el socialista José Ramón Gómez Besteiro, quien en ese momento era concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Lugo. Lo hacía años después de que el PP aprobase un Plan General que daba la edificabilidad al suelo.
El proyecto abarcaba 17.000 metros cuadrados de extensión y contemplaba la construcción de seis bloques, de nueve plantas cada uno, en las conocidas como cuestas del Parque de Rosalía de Castro. En la actualidad se pueden ver sobre el terreno dos de esos bloques.
Las obras se paralizaron tras una denuncia de la Asociación por la defensa del Parque de Rosalía, quien entendía que ese proyecto urbanístico suponía un enorme impacto negativo para la zona al no ser respetuoso con el entorno. A esa denuncia se sumaron otras por supuestas irregularidades que desencadenaron un proceso judicial muy largo.
Sobre la urbanización de O Garañón pesan tres sentencias. Una de ellas es del año 2009 y se anula la urbanización porque no se había incorporado un informe de Patrimonio. La siguiente data del 2011 y en ella se anuló la licencia de construcción otorgada por el Ayuntamiento de Lugo. En la tercera, del año 2017, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) dejaba sin efecto la ordenación urbanística de la zona en cuestión y obligaba a derribar las torres construidas.
Sin embargo, a pesar de que han pasado cinco años desde aquello, las torres todavía siguen en pie.
Su derribo, una promesa de la actual alcaldesa
Esta urbanización supuso el 'via crucis' político del ex secretario general del PsdeG-PSOE y exconcejal de urbanismo en el Ayuntamiento de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro. El socialista dimitió en 2016 de la secretaría general del PSOE gallego tras ser investigado por la justicia por estas obras y ser imputado por seis delitos. Una causa que, finalmente, fue archivada en febrero de 2021.
Esa misma urbanización también condicionó, por su imputación -posteriormente retirada-, la no investidura de Xosé López Orozco ante el veto de los grupos progresistas en las elecciones del año 2015. Esto abrió la puerta de la alcaldía a Lara Méndez, actual regidora, y quien iba de número dos en las listas del PSOE.
Lara Méndez asumió en 2017 el compromiso de echar abajo las torres que había aprobado el que fue su mentor político. El objetivo de la alcaldesa es convertir ese solar en una gran zona verde.
Este miércoles, por fin, la junta de Gobierno aprobará sacar a licitación el proyecto de derribo de O Garañón. Sin embargo, la alcaldesa no ha concretado plazos para acometer esta demolición. “Los que tienen que valorar eso son los técnicos”, aseguraba Lara Méndez este martes. El derribo de las torres se prevé complicado por el volumen de la construcción y porque su emplazamiento dificulta la utilización de maquinaria.
Ahora se abrirá un plazo de dos meses para la redacción del proyecto. Veremos si con él se acaba, por fin, este negro episodio en la historia urbanística de la ciudad de Lugo.