Policías, vecinos y el interventor: llega el turno de los testigos en el juicio del Alvia

Este martes se retoma el juicio con la declaración de una decena de policías
El miércoles se prevé que declare el interventor que llamó al maquinista
También testificarán los vecinos que auxiliaron a Garzón tras el accidente
El juicio por el descarrilamiento del tren Alvia, ocurrido el 24 de julio de 2013 en Santiago de Compostela (A Coruña), se retoma este martes con las declaraciones de los primeros testigos. Estas comparecencias arrancan tras el interrogatorio de los dos únicos acusados por la tragedia que provocó 80 muertos y 145 heridos: Francisco José Garzón, el maquinista; y Andrés Cortabitarte, el exdirector de Seguridad de Adif.
Este martes, 25 de octubre, están citados a partir de las 9.30 horas una decena de agentes de la Policía. Entre ellos, el instructor y el secretario del atestado, además del jefe de la brigada de la Policía Nacional.
MÁS
Cordón policial y gritos de "asesino" en la entrada de Cortabitarte a la segunda jornada del juicio del Alvia
Víctimas del tren Alvia: “Es mucho más responsable el exdirector de seguridad de Adif que el maquinista”
El padre de una de las víctimas del Alvia agrede a Cortabitarte en el primer día del juicio
El miércoles 26 está prevista la declaración del interventor del tren. Él fue la persona con la que el maquinista estuvo al teléfono durante 100 segundos justo antes del descarrilamiento. Una llamada corporativa para facilitar la bajada de una familia del tren en la estación de Pontedeume que habría despistado al maquinista y que no fue comunicada en un primer momento al juez ni a la Policía Nacional.
Junto al interventor viajaba un empleado de Prosegur como personal de seguridad que también está citado para el día 26, al igual que otro empleado de Renfe y el maquinista que llevó el tren desde Medina del Campo hasta Ourense.
El jueves 27 comparecerán ante la jueza dos vecinos de Angrois que auxiliaron en un primer momento al maquinista. De seguirse el calendario previsto, la jornada se completará con las palabras del jefe de circulación de la estación de Santiago y con las de José Ramón Iglesias Mazairas, el jefe de maquinistas de la gerencia de Galicia de Renfe Operadora que trasladó un aviso a sus superiores sobre la peligrosidad de la curva en la que descarriló el tren.
Alertó sobre la peligrosidad de la curva
La declaración de Iglesias Mazaira se presenta como una de las más importantes, teniendo en cuenta que el exdirector de Seguridad de Adif negó haber recibido avisos sobre la peligrosidad de la curva.
Mazaira declaró en su día (en 2014) ante el juez instructor de la causa y también lo hizo en la comisión de investigación sobre el siniestro en el Congreso de los Diputados (en 2018), donde aseguró que tramitó "de forma impecable" el informe que redactó un año y medio antes de que ocurriera el accidente, en el que hablaba de una serie de anomalías en la vía.
Según el escrito presentado en 2014 por el abogado del maquinista, Iglesias Mazaira envió en diciembre de 2011 a su superior (el jefe de Producción y Medios de la Gerencia de Mercado Norte de Renfe) un informe en el que alertaba de "anomalías" en la nueva línea de alta velocidad Santiago-Ourense.
Entre ellas, advertía del "brusco" descenso de la velocidad, "sin aviso previo", en la curva de Angrois. Por ello, el jefe de maquinistas pedía medidas de seguridad en este tramo, como limitaciones permanentes de velocidad a 80 kilómetros por hora.
"Parece importante respecto al punto anterior estudiar la posibilidad de solicitar la implantación en vía de señales de limitación permanente a 80 kilómetros por hora, que podrían facilitar el cumplimiento de las velocidades máximas", apuntaba Iglesias Mazaira.
Previamente, relataba cómo la línea Ourense-Santiago conforma "una transición descendente por infraestructura de la velocidad máxima, que pasa de 300 kilómetros por hora a 80 kilómetros por hora de una forma brusca, sin un aviso previo por señalización de la vía y sin el amparo del ERTMS".
Esta transición de velocidad, subrayaba, ocurre "en una zona de máxima atención y de riesgo por la citada transición de sistemas y por la señalización lateral que hay que respetar". "Únicamente existe una señal de velocidad descendente (PTO) a la altura del punto kilométrico 84.230, pero de poco vale puesto que de no haber reducido previamente la velocidad, nada se podrá hacer ya", advertía.