El barco que buscará respuestas en el 'Villa de Pitanxo' ya está listo para partir de Vigo


El buque Ártabro saldrá en los próximos días desde el Puerto de Vigo hacia Terranova (Canadá)
Su misión es localizar y grabar los restos del barco gallego que naufragó allí hace 15 meses
Su robot submarino puede llegar a 4.000 metros de profundidad, aunque el Pitanxo estaría a unos 1.000
Se cuentan ya las horas para que arranque la misión que tiene como objetivo localizar y analizar los restos del ‘Villa de Pitanxo’, el buque gallego que naufragó el 15 de febrero de 2022 en aguas de Terranova (Canadá).
El buque Ártabro, de la compañía viguesa ACSM Ships, será el encargado de llevar a cabo esa operación. Este barco ya se encuentra atracado en el Muelle de Comercio del Puerto de Vigo y ultima los detalles para partir en los próximos días.
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“El objetivo es salir, como muy tarde, el próximo lunes”, explica a NIUS José Cubeiro, el gerente de la compañía. Una vez que eso ocurra tendrán por delante siete días de travesía hasta el lugar donde el ‘Villa de Pitanxo’ naufragó.
El Ártabro partirá con 38 personas a bordo, entre técnicos y tripulantes. Entre ellos habrá peritos judiciales y también miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), órgano dependiente del Ministerio de Transportes.
El buque cuenta con dos robots submarinos de última generación. “Un XLX de 150 caballos y que puede sumergirse a 4.000 metros de profundidad y otro un poco más pequeño que alcanza los 2.500 metros”, explica Cubeiro. Los dos podrían llegar hasta el ‘Villa de Pitanxo’, que estaría a unos 1.000 metros desde la superficie.
Una operación que se desarrollará en dos fases
La operación se desarrollará en de dos fases. La primera consistirá en localizar el buque y, después, en inspeccionar y grabar el estado del mismo.
“Partimos de unas coordenadas que hemos obtenido gracias a las últimas posiciones que emitió el buque antes de hundirse. Pero el océano es muy grande y podemos tardar en localizarlo”, advierte el responsable de ACSM.
Para llevar a cabo esa localización, utilizarán un sónar de barrido lateral que radiografía el fondo marino. “Haremos unas cuadrículas con líneas de búsqueda e iremos inspeccionando hasta que demos con el barco”, explica.
Una vez que lo encuentren, empezará el trabajo del robot submarino, que puede tardar entre tres y cuatro horas en alcanzar los 1.000 metros de profundidad. Ese robot será el encargado de grabar el estado del pecio.

“Haremos una grabación muy detallada de todos los elementos del barco y toda esa información será confidencial porque hay un proceso judicial abierto en este caso. Por lo que, una vez que hagamos esas grabaciones, se las entregaremos al Ministerio y nuestra función habrá acabado”, manifiesta.
Una vez allí, la operación tendrá un plazo máximo de 15 días para completarse.
El robot no entrará en las estancias del barco
El vehículo submarino de control remoto que grabará el pecio está conectado al buque Ártabro a través de un cable umbilical.
El responsable de ACSM ve prácticamente imposible poder encontrar el cuerpo de alguno de los doce marineros desaparecidos en el naufragio. “Esa posibilidad es muy difícil. Si alguno de los tripulantes se quedó en el barco, estará dentro, y los robots dentro de la habilitación no pueden entrar”, afirma el responsable de ACSM.

La duración de esa inspección dependerá de las condiciones atmosféricas y de visibilidad. “Queremos que esas grabaciones tengan la máxima nitidez posible. En condiciones normales, en dos o tres días debería estar listo”, afirma.
ACSM Ships trabaja con la Agencia Europea de Accidentes Marítimos y ya han participado en otros operativos de barcos accidentados. “No solo en barcos, sino también en la recuperación de avioneta y piloto o de helicópteros que se han hundido en el mar”, afirma.
Unas imágenes para sacar a la luz la verdad
Las imágenes que se tomen en este operativo del pecio del barco podrían ser claves para aclarar las circunstancias del hundimiento del barco, teniendo en cuenta que hay dos versiones contrapuestas de lo ocurrido.
Hay que recordar que dos de los supervivientes, el patrón del buque (Juan Enrique Padín) y su sobrino (Enrique Rial), sostienen que el motor se paró repentinamente, lo que propició la entrada de agua y el hundimiento del barco. Mientras, el tercero, Samuel Kwesi, asegura que la red se enganchó en el fondo y que, al negarse el capitán a cortar los cables, el barco se escoró y acabó yéndose al fondo.
Tras escuchar a los supervivientes, planea la sospecha (y así lo consideró el juez) de que podría haber existido una actuación negligente por parte del capitán del barco, quien, supuestamente, no habría soltado la red a pesar de que compañeros le habrían pedido a gritos que soltara el aparejo.
La armadora, Pesquerías Nores, está siendo investigada junto al patrón del barco, José Enrique Padín, en un procedimiento instruido en el Juzgado Central 2 de la Audiencia Nacional y que podría implicar una condena por 21 homicidios por imprudencia.