El guardia civil que mató a su expareja en Oia estuvo esperándola toda la mañana en una furgoneta


Esperó durante horas a que saliese de trabajar para matarla
La víctima lo había denunciado ya en noviembre de 2021
Había sido detenido tras denunciarlo la víctima en abril
Durante horas, sentado en el interior de una furgoneta, a las puertas del campin en el que trabajaba. El guardia civil que el pasado sábado asesinó con un tiro a su expareja, Ana Vanessa Serén (44 años), estuvo toda la mañana esperando a que ella saliera de trabajar para matarla.
“Varias personas vieron a lo largo de la mañana la furgoneta en la entrada del campin”, ha confirmado Beatriz Muiño, la directora del campin en el que trabajaba la víctima como limpiadora desde el pasado mes de mayo.
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El asesinato de Ana Vanessa, confirmado este lunes por la Delegación del Gobierno en Galicia como crimen machista, tuvo lugar sobre las cuatro de la tarde del sábado, cuando la víctima abandonaba las instalaciones tras terminar su jornada laboral. “Había empleados y campistas que lo presenciaron todo”, asegura la directora de las instalaciones.
Después de dispararla, el hombre huyó al volante de la furgoneta en la que la había esperado y se refugió en una zona de monte, donde fue localizado por agentes del Instituto Armado. Allí, al verse acorralado, decidió suicidarse.
Primera denuncia, en noviembre de 2021
Ana Vanessa Serén había denunciado por primera vez a su expareja en noviembre de 2021. Sin embargo, después de aquello, ambos habían retomado la relación. Vivían en A Guarda (Pontevedra).
La víctima lo volvió a denunciar de nuevo este año, en abril, tras cesar la convivencia. El agresor fue detenido y puesto a disposición judicial el 5 de abril. El juzgado acordó entonces su puesta en libertad, aunque con una orden de alejamiento de 300 metros y la prohibición de comunicarse con la víctima.
La víctima había relatado dos episodios de violencia de género en esa denuncia y posteriormente, el 23 de mayo, aportó un parte de lesiones que le faltaba por entregar.
Diez días antes del crimen, el juzgado acordó que la mujer recogiese sus enseres en la casa de su expareja, tras haberlo solicitado la letrada de la víctima. La mujer iría auxiliada por agentes para garantizar la seguridad.
Los agentes habían intervenido en un total de 56 ocasiones para proteger a la víctima. Eso no significa que su expareja quebrantase la medida de alejamiento, sino que fueron las veces que se realizó seguimiento a la víctima para asegurarse de que todo estaba bien y que el agresor no incumplía la condena.
Su caso había sido calificado como de riesgo medio en el sistema policial de protección a las víctimas de la violencia de género. La víctima era usuaria del Centro de Información a la Mujer (CIM) de A Guarda.
No constan en el juzgado de Tui que llevaba el caso procedimientos abiertos por quebrantamiento de la orden de alejamiento.
Cometió el crimen con una escopeta ilegal
Al agresor, guardia civil de profesión destinado en Baiona (Pontevedra), le habían retirado las armas. Seguía trabajando en el Instituto Armado prestando “atención a la ciudadanía”.
Para cometer el crimen, no utilizó un arma reglamentaria. Usó una escopeta ilegal, que no estaba registrada ni en España ni en Portugal.
“Su asesinato es un fracaso de todos como sociedad”, ha dicho el delegado del Gobierno en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro.
Ana Vanessa y su agresor habían estado viviendo en A Guarda (Pontevedra). Pero ella se había trasladado al municipio limítrofe de Oia tras la ruptura y desde el pasado mes de mayo trabajaba en el campin 'O Muiño' como limpiadora. El año pasado también había trabajado en ese lugar, donde la recuerdan como una mujer "luchadora" y "muy trabajadora".