El Banco de Alimentos de Lugo necesita cacao, galletas y conservas: “Nunca las colas habían sido tan grandes”


Más de 2.000 familias acuden semanalmente al punto de recogida de alimentos ante la imposibilidad de poder comprarlos
Hacen frente a la alta demanda de las familias gracias a la gran solidaridad de empresas y particulares: “La gente se está volcando”
Amadora Núñez lleva 25 años ayudando a familias en Lugo. Es la fundadora y presidenta del banco de alimentos lucense. Nunca, desde que empezó a repartir comida entre los más necesitados, había visto tanta gente como ahora en el punto de recogida. “Nunca las colas habían sido tan grandes”, reconoce.
Actualmente las reservas de comida llegan para casi un mes. “Hasta mediados de septiembre”, puntualiza Amadora. No es poco, insiste, si lo comparamos con las provisiones que tenían otros veranos a estas alturas. “Nos han donado 7 toneladas de arroz, 10 de aceite, 22 de pasta y hemos comprado, a través de las donaciones, 6 de azúcar y 7 de lentejas. Pero no podemos gastar nada más y hacen falta más cosas”, cuenta.
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Amadora se refiere a conservas, galletas, cacao y harina. Esos son los cuatro productos que ahora mismo es imposible encontrar en las estanterías del Banco de Alimentos de Lugo. “Es la prioridad porque no tenemos ni un kilo”, dice. La presidenta de esta entidad lucense pide ayuda para conseguirlos.
Más de 600 menores se benefician de los repartos
Amadora no recuerda una avalancha semejante de solicitudes de ayuda. Ni en la crisis económica de 2008 hubo tantas como ahora. Las filas que se han visto en los últimos meses dan la vuelta a la nave industrial donde el banco tiene su sede. “Con respecto a antes de la pandemia, la demanda de las familias ha aumentado un 100%”, asegura. Actualmente prestan ayuda a más de 2.000 familias de la provincia de Lugo. Más de 600 menores de siete años se benefician de los repartos.
Y si nunca ha sido tan alta la demanda de ayuda por parte de las familias, tampoco nunca han sido tan altas las donaciones por parte de particulares y empresas. “La gente se está volcando. Un empresario de Lugo que quiere permanecer en el anonimato, nos ha donado 7 toneladas de pollo. Emociona ver esas donaciones, pero también las de niños que han donado su paga para ayudar a otros”, dice.
Nadie está libre de acudir a pedir ayuda al banco de alimentos, asegura Amadora. Lo ha constatado en esta crisis que ha generado la pandemia del coronavirus. “He visto como empresarios dejaban el Mercedes en casa y venían en autobús al banco de alimentos porque tenían que hacer frente a facturas y a deudas y no tenían ni para gasolina ni para comer”, dice. Esta crisis, dice Amadora, ha afectado a todas las clases sociales.