Los ganaderos gallegos denuncian que siguen produciendo a pérdidas por el bajo precio de la leche


Los ganaderos están vendiendo el litro a 36 céntimos mientras el coste de producción se sitúa "entre 43 y 44 céntimos"
El sindicato critica que la industria imponga el precio de forma "uniliteral"
La subida de la luz y la guerra de Ucrania ha agravado el problema
La secretaria general del Sindicato Labrego Galego ha reprochado que la industria imponga de forma unilateral el precio de la leche. Isabel Vilalba, ha denunciado este lunes que a los ganaderos no les salen las cuentas, ya que la producción de leche continúa a "pérdidas".
Según la portavoz del Sindicato, "el coste medio que plantea la administración pública es mayor que los precios que se originan en las granjas" y recalca que se pagan precios de 36 céntimos que están "muy lejos" de los 40 céntimos que planteaba la Xunta a principios de 2022.
Situación que se complica teniendo en cuenta que a principios de año "la luz, el combustible y los cereales estaban más baratos", por lo que el coste de un litro de leche en estos momentos para un ganadero se sitúa "entre 43 y 44 céntimos", denuncia Vilalba.
El sindicato culpa a la industria
En esta misma línea, ha lamentado que estas subidas las realizan "unilateralmente" las propias industrias, algo que considera "peligroso" porque, aunque algunas de ellas "conscientes de las dificultades del sector suben un poco el precio", ha asegurado que hay otras que "se empeñan en mantener esos precios bajos".
Por otra parte, Vilalba ha reprochado que el sector continúe "sin herramientas" para que el precio que se configure no esté a expensas de "una decisión unilateral de la industria" y ha reconocido que "no hay avances", mientras los precios continúan "por debajo de los costes de producción".
Además, la secretaria general del Sindicato Labrego Galego ha pedido ayudas de las distintas administraciones para favorecer que las explotaciones lácteas "tengan una base propia de alimentación", después de la subida del maíz y de los cereales, condicionados también por la guerra de Rusia y Ucrania.