La nota de una hostelera de A Coruña a los ladrones: “Dentro no hay dinero ni nada de valor”


Su establecimiento, situado en el barrio del Orzán, sufrió un intento de robo
Por eso ha decidido colgar un cartel en la puerta dirigido a los futuros cacos
El local lleva más de un mes cerrado, tras el contagio por covid de su dueña
Leticia lleva más de un mes de baja a causa del coronavirus. Desde entonces su cafetería, situada en el barrio coruñés del Orzán, está cerrada al público. Sin embargo, ese cierre prolongado no ha disuadido a los ladrones. Este martes, tras acudir al establecimiento para comprobar cómo estaba todo, esta hostelera descubrió que los amigos de lo ajeno habían intentado robarle.
La puerta estaba forzada. El picaporte roto. Nada se habían llevado del interior. Leticia cree que no llegaron ni a entrar. Y, aunque lo hubiesen hecho, no tenían nada que llevarse. “Al no estar trabajando, no hay dinero, y el ordenador que tengo es tan viejo que no vale nada. Como no se llevasen el café… Es que más no hay”, cuenta a NIUS Leticia Martín.
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Un cartel de advertencia para los cacos
Preocupada por los continuos robos que han sufrido otros negocios de la zona (cuenta hasta tres en los últimos meses), Leticia decidió coger papel y bolígrafo y escribir una nota. Un texto de advertencia para ellos, para los cacos, que ha colgado en la puerta de la cafetería: “Dentro no hay dinero ni nada de valor. No vale la pena que sigáis rompiendo la puerta. Leti”.

“Lo colgué porque es absurdo. Es un trabajo en vano. No se van a llevar nada y a mí me están generando un gasto porque el seguro no me cubre gastos de desperfectos ocasionados por vandalismo”, explica Leticia. A pesar de que no le han llevado nada, denunciará lo ocurrido en la Policía. "Al menos para que figure el incidente en los registros oficiales", cuenta.
Esta hostelera no está pasando por el mejor momento. Lleva desde el 20 de diciembre de baja laboral después de contagiarse de coronavirus. Tenía las dos dosis de la vacuna puestas, pero la enfermedad la atacó con fuerza probablemente, dice, por su condición de asmática. “Tras pasar los diez días de cuarentena y dar negativo en el test, seguía con un cansancio extremo. No era normal. Entonces fui al hospital y me dijeron que tenía neumonía”, cuenta.
Ha mejorado, pero actualmente sigue con episodios de tos y de cansancio. Además, está a la espera de una operación. Los clientes de su local, muy popular por sus magdalenas, pasteles, galletas, tendrán que esperar un poco más para volver a verlo abierto. A los futuros ladrones, ya les ha avisado que dentro no tienen nada que llevarse.