Piden más horas lectivas en lengua de signos para Olalla, una niña sorda: “Está incomunicada en clase”


Olalla solo puede comunicarse en su lengua materna 8 de las 25 horas que pasa en el colegio
Sus padres han iniciado una campaña de recogida de firmas para conseguir un apoyo a tiempo completo
Denuncian que esta situación supone una discriminación que está afectando emocionalmente a su hija
Olalla no comprende muchas de las cosas que explica su profesora en clase. Tampoco lo que le dicen sus compañeros. Su discapacidad auditiva le impide oírlos. Es sorda desde que nació. Siempre se ha comunicado en lengua de signos. El problema es que, desde que empezó en el colegio, solo puede hacerlo durante unas pocas horas.
“El resto del tiempo está incomunicada en clase”, lamenta Raúl Piñeiro, el padre de esta niña coruñesa de cuatro años. A Olalla la conocimos a principios de 2020, cuando perdió sus implantes cocleares en la calle. Entonces tenía dos años y medio y su historia desató una ola de solidaridad que terminó con la adquisición de unos aparatos nuevos. Miles de personas, con sus aportaciones, lo hicieron posible.
Fueron sus padres quienes hicieron pública aquella pérdida y ahora han sido ellos, también, quienes han iniciado una campaña de recogida de firmas para conseguir más horas lectivas en lengua de signos para su hija. El objetivo es que una profesional en Audición y Lenguaje, y que conozca esta lengua, se comunique con Olalla durante todo el tiempo que esté en la escuela.
“Nuestra hija lleva un implante coclear, pero aún no se comunica en lengua oral porque se lo implantaron hace dos años y todavía requiere de mucho entrenamiento y trabajo para adquirir el español como segunda lengua”, explica su padre.
Tanto los padres como los dos hermanos de Olalla son sordos. Todos se comunican en casa a través de la Lengua de Signos Española. Es la lengua materna de la niña. “El problema lo hemos tenido a partir de su escolarización porque cuando Olalla entra en el colegio, tal y como ha ocurrido con nuestros otros dos hijos, los recursos son precarios”, cuenta Raúl.
Menos de un tercio de su jornada semanal en lengua de signos
Olalla cursa quinto de Educación Infantil en el CEIP San Pedro de Visma de A Coruña, un centro público dependiente de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia. “Le han reducido las horas de atención en el aula con una maestra de Audición y Lenguaje que sabe lengua de signos y también tiene menos horas de intérprete. En total solo tiene ocho horas de lengua de signos en clase. Le han puesto a otra profesora de Pedagogía Terapéutica, pero no sabe de lengua de signos y, por lo tanto, no le sirve su apoyo”, explica este padre.
Según explica Raúl, en mayo solicitaron a la Xunta la continuidad de la maestra de Audición y Lenguaje con lengua de signos que Olalla tenía el curso pasado. Sin embargo, le han asignado a una profesional que además debe atender a otros alumnos con Trastorno del Espectro Autista (TEA). El resultado es que de las 25 horas que Olalla pasa cada semana en el colegio, solo 8 se comunica con lengua de signos. Eso es menos de un tercio de sus horas lectivas semanales.
“Reclamamos tanto al equipo directivo como a la inspección de educación hace ya quince días pero, como es costumbre, hasta ahora no tenemos respuesta de la inspección y el colegio apenas ha hecho cambios para mejorar la situación de Olalla”, asegura.
La situación le está afectando a nivel emocional
Los padres de Olalla han notado cambios importantes en ella estas últimas semanas. La niña se muestra irascible desde que comenzó el curso escolar. “Muerde su ropa, no nos hace caso, está enfadada y triste continuamente”, lamenta Raúl.
La situación que denuncian los padres de esta niña coruñesa no es nueva, dicen, ni tampoco única. “Pasa lo mismo todos los años y no es la única niña sorda que está afectada por el mismo motivo. Hay muchos más casos”, denuncia. Raúl pide para su hija una maestra que atienda sus necesidades a tiempo completo. “Mientras dure esta metedura de pata, nuestra hija irá a la escuela poco más que para ver pasar las horas”, lamenta.
La reivindicación de este padre está siendo apoyada por colectivos de personas sordas, que defienden que todos los alumnos con sordera tienen derecho a ser atendidos y a expresarse en su propia lengua durante toda la jornada escolar. Solo así podrán tener las mismas oportunidades educativas que sus compañeros oyentes.
“El hecho de que no tenga apoyo en lengua de signos todo el tiempo es una discriminación”, dice a NIUS Esperanza Morales, catedrática de Lingüística de la Universidad de A Coruña y experta en lengua de signos. “De acuerdo con la convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad, las personas sordas tienen derecho a una educación igualitaria y sin discriminación. La lengua de signos está incluida entre los medios que se pueden solicitar si falla la comunicación”, apunta esta especialista.
Raúl responsabiliza a la Administración gallega, de la que depende el centro, de esta situación de discriminación. “Olalla es un ejemplo más de la educación que no queremos para nuestros hijos. Es una privación lingüística”, denuncia. Una privación que provoca que niños como Olalla no avancen en igualdad.
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