La gesta del regatista olímpico gallego Iago López: 40 minutos surfeando la ola de un barco pesquero


El pasado martes, aprovechando la ausencia de viento y de oleaje en la Ría de Muros, se lanzó a surfear la estela de un barco
Logró perseguir durante unas 4 millas al pesquero encima de la tabla, sin caerse: “Se me ocurrió hacerlo y salió muy bien”, cuenta a NIUS
No hacía nada de viento y el mar estaba ‘como un plato’. Las únicas olas que había en la Ría de Muros (A Coruña) eran las provocadas por los barcos que entraban y salían de puerto. Iago López Marra, regatista olímpico y apasionado del wing foil, decidió lanzarse a surfear la ola provocada por un barco. Lo hizo únicamente con el foil, sin el wing. Es decir, únicamente subido a una tabla.
Su hazaña no hubiera sido posible sin la colaboración de Abel Carreño, armador del Romina II. Este martes, aprovechando que este cerquero con base en Portosín (A Coruña) salía de puerto para iniciar su jornada de pesca, Iago le comentó su idea. ¿Por qué no intentar surfear la estela que el barco dejaba a su paso? “Siempre estoy inventando cosas nuevas. Se me ocurrió hacerlo y salió muy bien”, cuenta este deportista a NIUS.
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Tan bien se le dio que se subió a la tabla y allí estuvo, sin caerse, durante 40 minutos. Se cruzó la ría entera. “Cogí la ola en Portosín y fui hasta Louro, unas 4 millas aproximadamente”, explica Iago.
Se bajó el neopreno en medio de la travesía
El regatista de Portosín, de 31 años, ha conseguido esta gesta tres semanas después de volver de Tokyo, donde se quedó a un suspiro de la medalla. Logró el cuarto puesto en la general de la clase 49er con su compañero Diego Botín.
Después de terminar los juegos de Tokyo y ver todo el camino hasta aquí, estamos muy orgullosos de lo que hemos...
Posted by Botín & L.Marra Sailing on Saturday, August 7, 2021
No es extraño encontrarse a este olímpico surfeando por los arenales próximos a Portosín. Pero este martes, como no había olas, Iago decidió ‘inventarlas’ con la colaboración del Romina II. “Es un deporte muy bonito”, dice. Pero para hacerlo, reconoce, hay que tener la experiencia que te da el pasar muchas horas subido a una tabla. “Tienes que saber leer la ola, tener una muy buena técnica de bombeo porque la tabla a veces se queda sin velocidad y hay que generarla”, comenta.
A lo complicado del reto se sumó una dificultad añadida: el calor. “Salí de Portosín con el neopreno puesto, pero en medio de la travesía tuve que bajármelo hasta la cintura”, cuenta. Lo hizo sin perder el equilibrio. Un mérito más.