Protestas en Fisterra por el 'basurero' con la ropa que abandonan los peregrinos al final del Camino


Se multiplican las modas turísticas que, apelando a supuestas tradiciones, dañan el patrimonio
Son agresiones al patrimonio como hacerse fotos sobre un dolmen o colgar mascarillas usadas en un santuario
Los romanos lo consideraban el fin del mundo. Y para muchos peregrinos es también el final de su Camino. Cada vez son más los que, tras completar la peregrinación a Santiago, alargan su ruta hasta llegar a Fisterra (A Coruña). El problema es lo que hacen una vez allí. En una cruz de piedra que hay en los alrededores del faro se desprenden de parte de lo que usaron para hacer el Camino. Así, el lugar está cubierto de ropa, pañuelos, bastones y colgantes.
Desde la Asociación para a defensa do Patrimonio Galego (Apatrigal) denuncian esta situación. En sus redes sociales han publicado una imagen para mostrar lo que ocurre en Fisterra. Alertan del peligro de esta moda, porque además de llenar de residuos la zona, muchos de ellos acabarán en el mar. “Es una zona de acantilados, con mucho viento. Así que todo el paisaje se llenará de basura”, advierte Carlos Fernández, presidente de Apatrigal.
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Desde el ayuntamiento aseguran que intentan mantener la zona limpia, pero no resulta fácil. “Es difícil de controlar, somos un ayuntamiento pequeño. La policía hace rondas de vez en cuando y da igual poner carteles, hacen caso omiso”, cuenta Xan Carlos Sar, teniente de alcalde de Fisterra.
NO QUEREMOS ESTE TURISMO#Peregrinos que llegan a #Fisterra y dejan en el final del #CaminodeSantiago lo que ya no les sirve y que acabará en el mar @HistoriaenMeme @camino_xacobeo @pgsarria @iPeregrinos @quepasanacosta @FisterrayMuxia @icapeans @Turvegal @Turgalicia pic.twitter.com/15yEBiOu8o
— Asociación para a defensa do Patrimonio Galego (@apatrigal) 30 de agosto de 2021
Al menos han conseguido erradicar otra supuesta ‘tradición’ por la que los peregrinos quemaban su ropa en el lugar y que llegó a provocar incendios. “Hace unos tres años que ya no arde la zona pero nos consta, por las marcas que vemos, que siguen prendiendo fuego a las prendas. Yo mismo llegué a discutir con alguno que me decía que había leído en un libro que había que cumplir con esa tradición”, explica el teniente de alcalde.
Nuevos rituales que poco tienen que ver con la tradición y que los turistas y peregrinos imitan. “Se convierte en algo teatralizado. Cogen cosas de tradiciones y las llevan a un extremo que no es el adecuado”, critica Carlos Fernández.
Fotos encima de un dolmen
Las agresiones al patrimonio se multiplican. Desde Apatrigal denuncian que “el turismo se está convirtiendo en un espectáculo”. “No es turismo de patrimonio, es convertir el patrimonio en un parque de atracciones”, sentencia su presidente.
Determinadas imágenes dejan claro que hace falta más educación. Porque hacerse fotos subidos a un dolmen no parece lo más adecuado. Durante la celebración de un rally en la localidad ourensana de Muíños, a parte del público le pareció buena idea posar sobre este monumento megalítico milenario. “Hay gente que lo justifica, te dicen: ‘¿acaso no aguantan las piedras?’. Hay que tener respeto por nuestro pasado. Y ser más inflexibles, porque parece que solo entendemos con multas”, afirma Carlos Fernández.

Mascarillas colgando en un santuario
El dicho de ‘a donde fueres haz lo que vieres’ parece que funciona en estos casos. “Es la teoría de los cristales rotos, un estudio norteamericano que demostró que si se rompe un cristal y no lo repones al final todo el barrio se llena de cristales rotos”, explica el presidente de Apatrigal.
“PEREGRINOS” DE AGOSTO
— Maltrato da Paisaxe (@MaltratoPaisaxe) 19 de agosto de 2021
San Andrés de Teixido#Fodechinchos esixentes para a comida (dito por persoal das casas de comidas) déixannos como recordo as #mascarillas @diarioferrol @silcerino @pgsarria @elcorreogallego @vozferrol @xeografo @XurxoLobato @BarroDesign pic.twitter.com/r3GD6Y7McH
Es lo que sucede en San Andrés de Teixido. Hace unas semanas las redes se llenaban de denuncias sobre lo que estaba ocurriendo en este pueblo coruñés. Un lugar al que según el dicho popular “vai de morto quen non foi de vivo” (va de muerto quien no fue de vivo). Por eso, antiguamente, tras andar muchos kilómetros los visitantes se lavaban en una fuente y colgaban después sus pañuelos. Ahora, este ‘ritual’ se ha actualizado y, como contamos en NIUS, los alrededores del santuario se han llenado de mascarillas.
El efecto imitación también ocurre en la playa de As Catedrais, donde los turistas comenzaron a amontonar piedras para construir sus particulares esculturas. Una moda que causa daños en la flora y fauna de este lugar, declarado monumento natural.