"A ver cómo la tienes": a juicio 'el Toba' por abusar de nueve niños en su frutería de Valdeavero


El juicio comenzará el próximo 4 de abril a las 8:00 en Alcalá de Henares
Le acusan de realizarles tocamientos y felaciones, por exhibicionismo y masturbarse delante de ellos
Cuando las víctimas se resistían, empleaba la fuerza, sujetándolos por los brazos y los retenía
"A ver cómo la tienes", era una de las frases que Cristóbal López de la Cruz, conocido como 'el Toba' les decía a los niños que acudían a comprar a la 'Fruteria Keai', ubicada en la Plaza Victimas del Terrorismo de la localidad de Valdeavero. Ellos se lo tomaban como un juego, aunque les incomodaba y a menudo pedían al hombre que dejase de hacerlo. El tendero, de 47 años solía tocarles los genitales por encima del pantalón y siempre les intentaba meter la mano. A algunos también llegó a masturbarles o a practicarles felaciones en contra de su voluntad, según se recoge en el auto del Juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá de Henares.
"Si me denuncias te mato, llegó a amenazar a algunos de los afectados. 16 adolescentes relataron en el cuartel de la Guardia Civil estos abusos sexuales continuados, aunque solo nueve han seguido adelante. El pederasta se sentará en el banquillo de los acusados el próximo 4 de abril, a las ocho de la mañana.
En el pueblo los adultos también le conocían como "el amigo de los niños" hasta que fue detenido en octubre de 2021. Pasó tres meses en prisión provisional en el centro penitenciario de Alcalá Meco y al quedar en libertad, los vecinos pusieron el grito en el cielo. El hombre tuvo que poner su vivienda en venta y se trasladó a Villalbilla, donde ahora reside. Justo a 30 kilómetros, la distancia que le marcó la orden de alejamiento hacia las víctimas.
Exhibicionismo, masturbaciones y felaciones
La primera denuncia la presentó la madre de un adolescente de 15 años. Después se le fueron sumando el resto. Todas sus víctimas eran amigos de sus hijos, varones, de entre 11 y 15 años. Acusaban al hombre de ser el autor de estos abusos sexuales de forma continuada en el tiempo. Vivía con su familia en un chalet con piscina. Acechaba a los niños aprovechándose de su confianza.
Según consta en las diligencias, "cuando veía pasar a los menores, -en un contexto que inicialmente no supieron interpretar pensando que era una broma- les tocaba los genitales, habitualmente por fuera del pantalón, llegando incluso en alguna ocasión a bajar el pantalón y el calzoncillo a alguno de ellos, en presencia de los otros chicos".
Era habitual que Cristóbal realizara además comentarios soeces a los menores con frases como "con esto de la primavera se me pone el capullo en vena". A algunos niños les invitaba a entrar en su trastienda, "bajo el pretexto de darle una cuche o un refresco, para una vez que entraba el menor, encontrándose a solas los dos, bajarle los pantalones, o introducir la mano por dentro del pantalón y realizarle tocamientos en sus genitales, o en episodios más graves realizar felaciones a los menores", recogen las diligencias.
El agresor también aprovechaba las ocasiones en las que los adolescentes acudían como invitados a su domicilio para jugar con sus hijos o bañarse en la piscina para llevarlos apartados a otras habitaciones, sin importarles que los miembros de su familia estuvieran en la vivienda, pero sin que se dieran cuenta. Si las víctimas se resistían entonces empleaba la fuerza, sujetándoles por los brazos y los retenía.
A uno de ellos llegó a hacerle sangre en el frenillo, aunque el chico no le contó nada a su madre ni acudió al pediatra por miedo a posibles represalias. Otro relató que en doce ocasiones durante tres meses, Cristóbal le realizó felaciones mientras estaba tumbado en el suelo y le agarraba por los brazos para que no se moviera e intentó que el menor también se las realizara a él, a lo que siempre se negó.
MÁS
Condenado a 300 años de cárcel el pederasta más peligroso de España por abusos a más de una veintena de niñas
Una novia despechada, un pederasta, un parapente y un circo: las 20 pistas falsas en el caso de Déborah Fernández
Cómo es el programa para violadores que hacen en la cárcel los condenados de 'la Manada' de Pamplona