Las barcas de la Albufera de Valencia serán eléctricas para reducir la contaminación de la laguna


Más de un millar de barcas a motor circulan a diario por la Albufera provocando vertidos y lanzando gran cantidad de C02 a la atmósfera
El objetivo de este proyecto es reducir los niveles de contaminación de la laguna, mejorar la calidad del agua y recuperar la fauna
Más de 1.000 barcas a motor, tanto de pesca como de recreo, circulan prácticamente a diario por la Albufera de Valencia, haciendo hasta cuatro desplazamientos por jornada.
Un tráfico que afecta a la ya maltrecha salud de este laguna costera, declarada Parque Natural, y uno de los grandes tesoros de Valencia.
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Preocupados por el futuro de la propia Albufera y de su medio de subsistencia, los pescadores que faenan en ella, plantearon la posibilidad de electrificar las barcas con las que trabajan. “Somos conscientes de que también estamos contaminando y creemos que, igual que se están haciendo esfuerzos para reducir la contaminación en otros entornos, aquí también debemos hacerlos”, explica Amparo Aleixandre, secretaria de la Comunidad de Pescadores del Palmar.
Cada una de estar barcas vierte a la atmósfera alrededor de dos toneladas de CO2 al año, una cantidad mínima comparada, con el efecto que tiene sobre la laguna el tráfico rodado que circula por el entorno del parque natural o la contaminación que genera la quema del paja del arroz cada año. “Hace 60 años nos bañábamos y bebíamos de esta agua, yo me conformaría con que consiguiéramos que estuviera la mitad de limpia de los que estaba”, afirma José Caballer, presidente de la Comunitat de Pescadors del Palmar
A esto hay que unir, los vertidos de aceites y gasoil en las aguas procedentes de las embarcaciones. “Los derrames de combustible y de aceite pueden llegar a provocar agotamiento temporal del contenido en oxigeno de la capa de agua y también se acumulan en los sedimentos del fondo, donde pueden permanecer de forma tóxica durante largos periodos de tiempo”, explica David Ribó, investigador de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
No obstante, el impacto ambiental más notorio de las barcas es el acústico ya que, el motor diésel que utilizan alcanza los 92 decibelios, casi el doble del umbral permitido.
Un ruido que tiene graves consecuencias para la salud de las personas, especialmente quienes trabajan en las barcas, y para la fauna que habita o transita por la laguna. “Las aves alteran su comportamiento, al dejar de percibir señales y, en el caso de aves migratorias, pueden abandonar los lugares ruidosos; en los peces, con órganos auditivos muy sensibles, puede afectar a su ritmo cardíaco”, afirma el investigador.
Eficiencia ambiental y viabilidad económica
El equipo que ha desarrollado el proyecto "Estudio de la implementación de barcas con motor eléctrico en la Albufera de València" de la UPV, ha definido qué características debería tener esta barca eléctrica y su sistema de recarga, con el objetivo de poner en marcha una embarcación piloto, que sirva para testar la viabilidad de electrificar la totalidad de las barcas.
Esta embarcación piloto respetará la apariencia tradicional de las actuales y se ubicará en el canal próximo a la lonja de la Comunidad de Pescadores, además se recargará mediante un sistema doméstico similar al de los automóviles" explica David Ribó.
Esta transición a embarcaciones eléctricas, debido a los precios de los equipos eléctricos y las baterías, necesitará de apoyo económico para hacer sostenible la inversión económica, aunque Ribó asegura que “los beneficios ambientales, laborales y sociales de electrificar las barcas de la Albufera justificarían los costes económicos”.
En parques naturales de Europa, Asia e Iberoamérica, ya se están llevando a cabo procesos similares de electrificación.