Una infancia engullida por el mar: los últimos vestigios del poblado arrasado por un "maremoto" en Bellreguard


En 1947 un temporal se llevó por delante una veintena de viviendas situadas en un paraje idílico de este municipio valenciano
Javier Cremades vivió sus primeros veranos en la casa que compró su abuelo y que desapareció con el temporal
Los vecinos culpan del desastre al puerto de Gandía, que causa la regresión de la costa en las playas del sur de Valencia
En la orilla, lo que parecen unas rocas incrustadas en la arena, son los restos que recuerdan la existencia de una antiguo poblado marítimo formado por una veintena de casas en una zona de cultivo frente a la playa de Bellreguard.
Corría el año 1933, cuando Abelardo Cremades compró en ese paraje idílico una vivienda para disfrutar de los veranos y los fines de semana con la familia. "Aquí he jugado yo cuatro meses al año. Hacíamos castillos de arena, construíamos cabañas y jugábamos con las algas de poseidonia, que hoy ya no existen como toda la flora marina", cuenta Javier Cremades, nieto de Abelardo.
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Una vida de ensueño, de la que solo quedan algunas fotos antiguas, que se fue al traste en 1947. Ese invierno un temporal, recordado por los más ancianos como un "maremoto" arrasó con todo, llevándose por delante las viviendas y haciendo desaparecer entre 300 y 500 metros de la fachada litoral.
Ya entonces se culpó a los propietarios por levantar las casas tan cerca del mar. "Es indignante que te tachen de urbanismo masivo. La gente no era tonta, construyó en unos terrenos de cultivo que estaban protegidos por un cordón dunar y por metros de arena. Era todo legal y todavía tengo las escrituras de la casa", explica Javier Cremades, que señala la construcción en 1890 del puerto de Gandía como la causa de ese desastre porque "el espigón impide la corriente marina de norte a sur y provoca que se acumule la arena al norte del puerto, dejando a las playas del sur sin el aporte de arena necesario".
Javier recuerda como su padre lloraba porque veía como se estaba perdiendo un estilo de vida propio de esa zona del Mediterráneo. "Él sabía que el problema era el puerto de Gandía y llegó a enviar un escrito para que se construyera otro espigón al sur de Bellreguard para que la arena se mantuviera en la playa", asegura.
Más temporales
La fuerza del mar ha seguido dañando las playas al sur de Gandía. En 1974 otro temporal arrasó las dos primeras líneas de playa. Por aquel entonces, el ayuntamiento local con fondos propios decidió construir un paseo marítimo para proteger las viviendas. "Mi padre tenía una casa en tercera línea de playa y se quedó delante del mar", explica Cremades.
Un paseo que sufrió serios daños en los años 80 y 90 como consecuencias de nuevos temporales y que provocó que tuviera que retrasarse otros doce metros.
Hace solo unos años, en enero de 2020, el temporal Gloria volvió a golpear a la playa de Bellreguard, dañando el rompeolas y el paseo marítimo de nuevo.
Manifiesto Mediterránea
Una treintena de asociaciones de todo el litoral mediterráneo, también de Murcia y Andalucía, y entre las que se encuentra "Salvem les platges del sur de Gandía", han lanzado el Manifiesto Mediterránea para pedir que se cumpla la Ley 26/2007 de Responsabilidad Medioambiental que señala que "el operador que haga un daño lo debe reparar". "El objetivo es que el causante de los destrozos los pague y que lo que le pasó a mi abuelo no se vuelva a repetir porque sientes como si te hubieran robado algo que es tuyo", explica.
Además, piden una nueva reforma de la Ley de Costas de 1988. "La Unión Europea pidió a España que se modificara en base a las directivas europeas para proteger a los propietarios públicos y privados y que sean indemnizados, a la vez que se proteja el litoral", señala Cremades, que denuncia que "esa la ley permite que un técnico pueda adelantar el dominio público y que las propiedades pasen a ser del estado sin una compensación".
Desde este colectivo, insisten en que la creación de nuevos puertos y la ampliación de los ya existentes están agravando las consecuencias de los temporales que azotan cada vez de forma más frecuente el litoral mediterráneo.