La burocracia: el peor enemigo de la transición ecológica en Italia


Los deseos de Roberto Cingolani, el Ministro de Transición Ecológica, se encuentran de frente un país tradicionalemente lento
La falta de un modelo unitario en la materia se deja ver en las trabas de las diferentes regiones
Abrir un parque eólico puede costar hasta cinco años de gestiones
La cuestión de la energía renovable y la transición ecológica está en el debate desde hace décadas, Italia fue líder, en su momento, en la energía hidráulica y quiso siempre seguir las directrices europeas en la materia. Pero tras el inicio de la guerra todo ha cambiado, la necesidad de estimular un cambio de ruta energético ha dejado en evidencia la poca eficiencia del país transalpino para llevar a la práctica la green energy. Entre directrices nacionales, regionales y vetos de los ayuntamientos, en muchas ocasiones un proyecto corre el riesgo de quedarse fuera con mucha facilidad, tirando por tierra meses y años de trabajo y ayudando a que esta materia se convierta en un caballo de batalla para Italia.
En el plano de la Transición Ecológica el Gobierno marcó el objetivo de llegar al menos a 125 GW de capacidad renovable antes de 2030. Con los ritmos actuales, calculados por un estudio de la Universidad Politécnica de Milán, haría falta cuadruplicar el crecimiento en el campo eólico y sectuplicarlo en la energía fotovoltaica. El pasado año la producción eólica en Italia representó solo el 9% de toda la energía nacional, en España, en cambio, representa un 23%, siendo la quinta en el mundo, según datos de Agencia Internacional de las Energías Renovable. En energía fotovoltaica Italia juega con ventaja, está en la segunda posición de mayores productores de Europa, solo detrás de Alemania, pero los ritmos veloces de los otros países y la cada vez mayor ineficiencia italiana ponen en riesgo esas cifras que, tras unos meses, podrían ser superadas por otros países vecinos.
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Para llegar a estos objetivos hay que enfocarse, dicen los expertos, en dos factores: acelerar la burocracia, lenta, poco efectiva, con demasiadas fases, e impulsar la financiación, no solo pública, sino también del ámbito privado, que se sienta atraído para invertir en las renovables italianas. También falta una visión clara de la sociedad sobre el tema, como explica Claudia Fabiani, profesora de la Universidad de Perugia en el departamento de física y técnicas ambientales. La experta explica también la visión simplista que se tiene del tema y cómo esto influye a la hora de pensar, financiar y llevar a cabo los proyectos y, también, de estar a favor de, por ejemplo, un parque eólico en tu región. “Es inútil forzar solo una fuente, hay que buscar una metodología para poner todas las renovables en el modo más optimizado posible”, explica.
Russia cut off Poland & Bulgaria from natural gas in late April as they didn’t pay in roubles.
— Iuliia Mendel (@IuliiaMendel) 23 de mayo de 2022
Lithuania has completely cut imports of Russian energy supplies.
Russia stopped its natural gas exports to Finland.
Germany and Italy don’t look that high on the dependence list pic.twitter.com/lqsHL3Lucu
Los fondos europeos, la gran esperanza
Los fondos europeos de recuperación tras la pandemia (PNRR en sus siglas en italiano) han destinado 6 mil millones de euros al sector, que podrían ser insuficientes si no se usan con un plan concreto. Como relaciona la profesora Fabiani es necesario una ley que ponga los requisitos y los objetivos en un mismo plano. Ahora existen varias recomendaciones en planos europeos pero, en Italia, no existe un marco que ponga a disposición, por ejemplo, un personal adecuado que agilice los procesos o un verdadero plan energético, preparado para situaciones como las que derivan de la guerra con un cambio de estrategia energética. “Hay que tener en cuenta la orografía de este país. Poner un parque eólico en Cerdeña es buenísimo, pero igual en Perugia no tiene sentido. La programación por regiones y el estudio pueden llevar a una mayor eficiencia y también a nuevas maneras de almacenar la energía que se acumula”, explica.
Los números en renovables en Italia no son negativos, el 37,6% total de la energía del país es limpia. Pero hay obstáculos que impiden que la evolución sea la que necesita el país que, tras la guerra, como ha explicado el primer ministro Draghi en varias ocasiones, piensa en reabrir las centrales de carbón durante un tiempo reducido para evitar una crisis energética. Un ingeniero de una gran empresa energética italiana relata cómo los procesos, a veces, se frenan por el no de uno de los ayuntamientos implicados. Eso refleja el poco conocimiento de algunos de los procesos de las renovables, que cuando llegan al paso final de la parte local, ya han pasado numerosos exámenes de reconocimiento. Sirve solo para ralentizar un sistema que ahora más que nunca debe llevar de la mano a las renovables con sus nuevas necesidades energéticas.
Italy has raised its windfall tax on profits in the energy industry to 25% from 10% .
— Prem Sikka (@premnsikka) 22 de mayo de 2022
UK Govt gives us rubbish stories about windfall tax hindering corporate investment. No truth is that as oil/gas companies paying out massive dividends.https://t.co/592wJYZF50
La principal asociación ambientalista en Italia, Legambiente, comparte el análisis de la burocracia como un muro insalvable en el país e insiste en uno de sus informes recientes en el empeño que debe tener el Gobierno de lanzar medidas de simplificación lo antes posible.