La lluvia de "bonos" en Italia


La política italiana acostumbra lanzar medidas sociales a través de bonos económicos
Actualmente se pueden solicitar hasta 40 bonos diferentes desde el descuento en la factura de la luz al de los gastos de una boda
El sistema echa de menos medidas más a largo plazo
Era una ruta que había comenzado con los dos gobiernos consecutivos de Giuseppe Conte, también con el de Matteo Renzi y que el actual primer ministro Mario Draghi ha querido continuar. Las ayudas temporales, los llamados bonus en Italia, se han convertido en protagonistas en los numerosos paquetes de apoyo tras la pandemia y, ahora, para amortiguar el efecto de la crisis energética que deriva de la guerra de Ucrania. El Gobierno del país transalpino ha lanzado en los últimos dos años decenas de bonus, en este momento unos 40 aún activos, que van desde el de las calderas al del transporte público y que pretenden dar un incentivo para la compra al mismo tiempo que aliviar el bolsillo de los italianos. Un gasto de 113 mil millones de euros a las bancas del Estado que, a larga, pueden suponer un gasto imposible de asumir. La gran duda está en si este modelo se puede alargar o si las ayudas “de emergencia” no debería estar acompañadas de unos cambios estructurales más representativos.
Fisco, la Cgia: sono oltre 40 i bonus, costeranno alle casse dello Stato circa 113 miliardi in tre anni https://t.co/PlcDtLyF0K pic.twitter.com/Dr0IVBumBp
— Secolo d'Italia (@SecolodItalia1) 21 de mayo de 2022
Es difícil hacer un elenco de todos los bonus que en este momento están disponibles para familias y empresas. Los más recientes, publicados en el último decreto “apoyo” establecen una ayuda de 200 euros para trabajadores y pensionistas, así como un suplemento de 60 euros para un bono destinado al transporte público. Antes, hace pocas semanas, el famoso bono 200 euros para gasolina, tras la subida de los precios. Así como otras medidas como el bonus 600 euros para el psicólogo, muy solicitado por los jóvenes en Italia y otros más anecdóticos como el bonus para comprar un patinete eléctrico o una mosquitera. Uno de los más famosos es el bonus 110%, centro de debates interminables en la política, del que fueron promotores el M5S, una ayuda creada para restaurar edificios y hacerlos eficientes energéticamente y que fue muy defendida por haber reactivado la economía italiana. Aún así, en palabras del propio Mario Draghi, la medida, ha abierto la puerta a muchos fraudes, sobre todo en la parte inicial, porque no había normativas para delimitar quién podía acceder a la ayuda y porque se convertía en una moneda de cambio para blanquear dinero. Otros muy conocidos son el bonus matrimonio, solo disponible en algunas regiones y que se hace cargo de algunos gastos de la boda o el bonus para comprarse un monopatín eléctrico.
Las debilidades de este sistema no han pasado inadvertidas ante los ojos del comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, que extendía una crítica reciente que bien podría ser un mensaje en clave para Italia. “La crisis ucraniana no es como la sanitaria y no puede justificar el mismo nivel de ayudas en políticas fiscales”, dijo. Palabras que vienen interpretadas en clave a las dificultades actuales que, como en el caso del precio de la energía, necesitan más que ayudas un cambio de sistema en el que tiene que trabajarse también para la Italia del futuro, dicen los expertos.
Gentiloni: «Troppi sostegni, è il momento di stringere. Guerra non giustifica aiuti come in pandemia» https://t.co/T81gqCnEjG
— Il Messaggero (@ilmessaggeroit) 17 de mayo de 2022
Guido Traficante, profesor de Economía de la Universidad Europea de Roma, vincula este tipo de ayudas “de emergencia” con una búsqueda de la política del consenso de la ciudadanía. “El problema real es que el contexto económico está cambiando. Italia tiene una deuda pública alta que, con la inflación subiendo continuamente, verá las tasas del Banco Central Europeo crecer y el paraguas no va a ser el mismo que antes de la guerra. Esta serie de bonus, al final, son un gasto más del Estado”, explica. “Creo que a veces en esta ‘lluvia de bonus’ no se analiza después la repercusión real que han tenido. Está claro que pueden ayudar en un momento concreto pero, a la larga, no mejoran los datos de desigualdad del país”, dice.
Estos miles de millones de euros que se destinan a recursos “momentáneos” quitan los recursos a medidas más estructurales, que vienen siempre retrasadas. Con el PNRR (los fondos europeos para la recuperación económica tras la pandemia) los proyectos de reforma se han puesto en marcha pero Italia parece no afrontar los asuntos centrales del país de forma estructural. Es común encontrar en la prensa italiana constantemente guías publicadas sobre cómo solicitar uno o otro bonus. A veces la abundancia difumina las verdaderas medidas políticas que promueven un verdadero cambio de país.
In Italia non abbiamo avuto un vero e proprio assegno universale ai cittadini come quello visto negli Stati Uniti, ma interventi di sostegno più circoscritti e una fioritura di bonus del tipo più diverso, per sostenere i redditi e i consumihttps://t.co/7rcCQ0L8Xt
— Domani (@DomaniGiornale) 16 de mayo de 2022