Chalecos antibalas y drones, los 'bélicos' regalos de Putin a Kim Jong Un antes de irse de Rusia

El escenario bélico que rodeó el encuentro entre Putin y Kim Jong Un la semana pasada se ha notado hasta en los regalos que el dirigente ruso ha hecho a su nuevo mejor amigo norcoreano.

Entre los presentes unos chalecos antibalas de su talla, drones no tripulados y unos trajes que no detectan las cámaras térmicas. Una especie de capas de invisibilidad que hacen desaparecer del objetivo a quien las lleva. Tampoco se han olvidado del típico gorro ruso de piel, la tradicional Ushanka y algún que otro rifle. Kim Jong Um es aficionado a la caza.

Regalos de despedida para una visita de seis días en la que sobre Rusia desplegó todo su encanto para que Corea del Norte les proporcione armamento para continuar con su invasión de Ucrania

La visita fue excepcional. El mandatario norcoreano fue recibido con los más altos honores y la mejor de las atenciones. La mayor parte del viaje y de las visitas fueron a instalaciones militares. Sobre Corea del Norte pesan fuertes sanciones. Necesita energía, alimentos y aunque no lo parezca ( por los despliegues que hacen) también están faltos de tecnología militar.

Los regalos fueron entregados a la salida del territorio ruso, en la región de Primorie, en el extremo oriental del país. Allí fue cuando le entregaron el chaleco antibalas y varios juegos de drones, tal y como confirmó la agencia rusa TASS.

"Se trata de un chaleco antibalas con zonas de protección para el pecho, los hombros, la garganta y la ingle, y es mucho más ligero que sus análogos conocidos", añadió la agencia estatal de noticias.

Además le obsequiaron con cinco drones kamikaze y un dron de reconocimiento tipo avión Geranium-25. En el lote de regalos un conjunto de ropa especial que es invisible a las cámaras de imagen térmica.

Colmado de regalos, Kim Jong Um regresó a su Corea del Norte en el mismo tren blindado que le trajo a Rusia. Un tren blindado ya que desconfía de los aviones. Un ferrocarril a la altura de su excentricidad. 90 vagones de color verde oscuro que no circulan a más de 60 kilómetros hora debido al peso de su blindaje.

El interior es mucho menos discreto que el exterior.Hay un amplio vagón con sofás de cuero rosa. Tal y como desvelan las escasas imágenes que han trascendido del interior.

También se han visto salas con luces en forma de flor o sillas de tela con estampados de cebra. Ordenadores de Apple y televisiones de última generación. Las delicatessen que se degustan en el tren también están a la altura: quesos suizos y vinos franceses, tal y como contó la BBC. Productos que no están al alcance de los súbditos de Kim Jong Un, pero que a él le habrán hecho mucho más llevaderos los 700 kilómetros del viaje que hay entre Pyongyang y Vladivostok.

Lo de Kim Jong Un y los trenes le viene de familia. Su padre Kim Jong II era un enamorado del ferrocaril. Tanto que murió de un infarto en 2011 en uno de sus trenes. El vagón está expuesto en su mausoleo.