Rusia y Francia plantean la creación del G5

Moscú y París quieren cumbres regulares de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU
Los presidentes ruso Vladimir Putin y francés Emmanuel Macron se sacaron de la manga la idea de que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los que tienen derecho a veto, (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia) deberían reunirse en cumbres periódicas, creando así un nuevo foro mundial que podría bautizarse como G5.
El pasado jueves 23 de enero, mientras se conmemoraba el Holocausto en Jerusalén, Putin lanzó el guante al subir a la tribuna de oradores. Una cumbre así, explicó el presidente ruso, “sería importante y simbólica”, especialmente porque este 2020 se cumplen 75 años de la creación de las Naciones Unidas y de la entrada de las tropas soviéticas en el Berlín nazi, punto que marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Moscú pretende celebrarlo el próximo 9 de mayo en la Plaza Roja de Moscú. Será un homenaje a los millones de ciudadanos rusos caídos en la mayor guerra mundial y a la vez una demostración del poderío militar ruso. Rusia lleva casi seis años excluida del G8 (que sin ella volvió a ser G7) y busca protagonismo internacional.
Moscú se apropió una idea francesa
Tras el discurso del presidente ruso, Macron agarró el guante que le había lanzado Putin. El presidente francés dijo: “Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tienen hoy una responsabilidad histórica. Comparto tu voluntad, 75 años después, de reunirnos. Lo evocamos hace unos días (la diplomacia francesa asegura que la idea es del Elíseo, no del Kremlin) y deseo que podamos hacerlo porque somos, por la historia y desde el final del segundo conflicto mundial, los garantes de un orden internacional que se sustenta en el derecho, la legalidad y el respeto de cada uno”.
Un G5 donde los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pudieran discutir sobre los grandes asuntos mundiales podría ser bien visto por esos cinco países. Políticamente y en términos de imagen sería beneficioso para los cinco aunque tendrían que buscar formas de acordar sobre asuntos que ahora mismo les separan, como las guerras de Libia, Siria y Ucrania o el acuerdo nuclear iraní.
Rusia recuperaría protagonismo
Se entiende que Moscú defienda la idea. Rusia fue expulsada del G8 en 2014 después de anexionarse por la fuerza la provincia ucraniana de Crimea. Su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impidió que fuera condenada, pero su expulsión del G8 fue un duro golpe para un Putin que busca de todas las maneras posibles recuperar para Rusia el papel que un día tuvo la Unión Soviética como superpotencia mundial.
Moscú asegura desde hace años que las grandes potencias deben hacer que se respete el orden internacional y señala a ejemplos como la independencia de Kosovo de 1999, la guerra de Irak de 2003 (que precisamente Francia y Rusia rechazaron) o la salida estadounidense del acuerdo nuclear iraní en 2018. Pero Putin olvida que violó el derecho internacional al anexionarse Crimea, que lo viola continuamente al apoyar a los separatistas armados del sureste ucraniano o bombardeando a civiles en Siria en defensa del régimen de Bachar Al-Assad.
China dejaría atrás a Japón
La diplomacia china dijo el pasado 24 de enero que “apoyaba la propuesta de Rusia”. Los chinos lograrían con ese G5 ser la única potencia asiática presente, orillando así el papel que durante décadas ha tenido Japón como miembro primero del G7 y del G8. Quitar importancia a un foro como el G7 donde se sienta Japón y dársela a un nuevo foro donde China sea la única potencia asiática interesa a Beijing en tiempos en los que se está disputando con sus vecinos intereses estratégicos en los mares cercanos.
Francia tendría la única representación de la UE
Francia también ganaría peso internacional. La salida británica de la Unión Europea (UE) haría que los franceses fueran en ese G5 los únicos representantes del bloque europeo. Los franceses serían la voz de Europa entre las potencias mundiales, donde contarían desde fuera con el respaldo alemán y no tendrían que ponerse al mismo nivel que los italianos, ahora presentes en el G7.
Las potencias anglosajonas no han tomado posición. El Reino Unido podría ver ese nuevo foro con buenos ojos porque su salida de la UE también le hace perder peso internacional. Sin la potencia de la UE, los británicos tendrán que sentarse a negociar solos con Estados Unidos o China. El ‘Brexit’ implica un recorte de poder que puede paliarse a nivel internacional mostrando que el país sigue entre las grandes potencias del planeta.
Faltaría saber la postura de Donald Trump, poco amigo en general de cumbres y reuniones internacionales donde además de diluirse su imagen entre la de otros líderes, ha llegado a ser ridiculizado en público, como cuando en diciembre, en la cumbre de la OTAN en Londres, se formó un corrillo en el que, entre otros, Macron y el canadiense Trudeau, bromeaban a costa de Trump.
Italia, Japón y Canadá, hoy presentes en el G7, serían las grandes orilladas. Y también la UE, que ahora participa como tal en los G7 ó G8 enviando al presidente del Consejo Europeo y a la presidenta de la Comisión Europea. Europa tendría que verse representada por la diplomacia francesa. Normal que Macron defienda la idea.
Idafe Martín Pérez
European correspondent