Rusia en África: más influencia a costa de la crisis alimentaria
El 40% del trigo que se consume en el continente africano procede de Ucrania y Rusia
Aislado internacionalmente, Moscú trata de aprovechar el vacío dejado por Occidente en África para seguir incrementando su influencia. Rusia es ya el primer proveedor de armas al continente
Durante años Putin ha sabido jugar la baza del antagonismo ideológico con Occidente para lograr el favor de los líderes y la población africana
Convertido en un paria internacional, el presidente ruso Vladimir Putin fija aún más la mirada en África, a la que la crisis alimentaria causada por la guerra en Ucrania comienza a golpear con dureza. Este viernes el líder ruso acogía en la localidad de Sochi al presidente de la Unión Africana y de Senegal Macky Sall con una promesa: trigo.
Putin prometió al líder africano desbloquear las exportaciones ucranianas y Sall pidió públicamente el fin de las restricciones a las exportaciones de trigo y fertilizantes rusos. Moscú, ya una potencia relevante en África, quiere más. Tras cien días de guerra, Putin necesita aliados, clientes e influencia.
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“He venido a verte para pedirte que seas consciente de que nuestros países, aunque estamos lejos del escenario, son víctimas de la crisis desde el punto de vista económico”, afirmó Sall junto a Putin, al que llamó “querido amigo Vladímir”, a orillas del mar Negro, en Sochi. Tras el encuentro, en Twitter el mandatario senegalés aseguraba que “el presidente Putin nos ha expresado su deseo de facilitar la exportación de cereales ucranianos”.
Le Président #Poutine nous a exprimé sa disponibilité à faciliter l’exportation des céréales ukrainiennes.
— Macky Sall (@Macky_Sall) 3 de junio de 2022
La Russie est prête à assurer l’exportation de son blé et de son engrais.
J’appelle tous les partenaires à lever les sanctions sur le blé et l’engrais. pic.twitter.com/7PqVLNhqWD
Se desconoce si el mandatario ruso ha puesto condiciones a su ofrecimiento. Sí aseveró el jefe del Estado ruso que “en la nueva etapa de desarrollo, damos gran importancia a nuestras relaciones con los países africanos y debo decir que esto ha tenido un cierto resultado positivo”.
“La visita de Macky Sall como representante de la Unión Africana y las votaciones en Naciones Unidas demuestran que Rusia puede estar aislada de Estados Unidos, Europa, Taiwán y Japón, pero no necesariamente del resto del mundo”, afirmaba a The New York Times el investigador del think tank Carnegie Endowment for Internacional Peace especialista en relaciones ruso-africanas Paul Stronski.
Tras bloquear los puertos ucranios del mar Negro, Rusia ha liquidado las exportaciones de cereales desde Ucrania, segundo productor mundial de trigo y centeno, lo que está causando una crisis de precios planetaria. Todo ello al margen haber ocasionado con la invasión militar un grave perjuicio a la propia producción agrícola (por ejemplo con los bombardeos de depósitos o el robo masivo de semillas).
Moscú lo ve de otra manera, como no debe extrañar, y acusa a la UE y a Estados Unidos de ser los responsables de la crisis alimentaria por haber prohibido sus exportaciones cerealistas. Entre Rusia y Ucrania representan un tercio de la oferta de trigo mundial. “Estamos viendo intentos de desviar la responsabilidad de lo que está ocurriendo en el mercado alimentario mundial, los problemas que están surgiendo, hacia Rusia”, manifestaba el mandatario ruso.
El pasado día 25 de mayo, Moscú había propuesto permitir la partida de buques con productos alimentarios desde Ucrania a cambio del levantamiento por parte de Occidente de alguna de las sanciones que se le han impuesto a raíz de la invasión ucraniana. Según el mandatario ruso, la forma más sencilla de transportar el trigo ucranio pasa por Bielorrusia. Desde Kiev la propuesta rusa se tildó inmediatamente de “chantaje”.
📍Africa, Congo 🇨🇩
— Sphithiphithi Evaluator (@_AfricanSoil) 4 de junio de 2022
Song: "Russia, Putin please come protect the people of Congo" pic.twitter.com/3MsYeuabvP
Lo cierto es que para el conjunto de África las consecuencias de la guerra en Ucrania están siendo catastróficas; y las perspectivas a medio plazo no son para nada halagüeñas. Más del 40% del trigo que consumen los países del continente africano procede de Rusia y Ucrania. No sólo los precios de los cereales están experimentando incrementos en los últimos meses; también los del aceite de girasol –el 42% de la oferta de aceite de girasol mundial procede de Ucrania-, la gasolina y los fertilizantes.
Según Naciones Unidas, los precios del trigo se han incrementado en 2022 un 23% respecto al año pasado. Solo la apertura de los puertos ucranianos, empezando por el de Odesa, puede mitigar el problema de suministro internacional de cereales. Al menos 47 millones de personas pasarán hambre como consecuencia de la situación, según datos del Atlantic Council.
Mucho más que Wagner
Las necesidades alimentarias juegan en favor de Putin en la circunstancia actual y el líder ruso sabe que puede seguir sacando tajada en el continente. La estrategia de penetración rusa en África no es ni mucho menos nueva ni improvisada; en más de un caso se remonta a tiempos soviéticos. “África está ocupando una posición cada vez más importante en la política exterior post-occidental de Rusia”, afirmaba en Twitter el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford Samuel Ramani.
No en vano, Putin ya reunió en 2019 en Sochi a los líderes africanos en la primera cumbre bilateral Rusia-África. Dos años después ha evitado sus críticas de la invasión de Ucrania. La mayoría de países africanos optó o bien por abstenerse, votar en contra o simplemente no participar en la votación en la Asamblea General de Naciones Unidas que el pasado 7 de abril suspendía a Rusia del Consejo de Derechos de la ONU.
En el Magreb, en fin, Moscú goza de inmejorables relaciones con Argel, aliado estratégico desde tiempos de la URSS. No sorprende que Rusia sea el primer suministrador de armamento a Argelia. Por su parte, Marruecos, a pesar de ser un tradicional socio de Occidente –y de Estados Unidos en particular-, ha sabido preservar buenas relaciones con Rusia en los últimos años –en la votación de condena a la invasión de Ucrania el 2 de marzo pasado, los representantes de Rabat se ausentaron- consciente de la relevancia de Moscú para la resolución en su favor del conflicto del Sáhara Occidental.
La apuesta decidida de Putin por África coincide con la actitud timorata de los países occidentales en el continente. Francia, la principal potencia occidental en el Sahel, se encuentra en pleno repliegue: Macron anunciaba el pasado mes de febrero la salida de sus tropas de Mali tras diez años de presencia en el país africano con objeto de luchar contra el terrorismo yihadista. En las relaciones internacionales los vacíos son rápidamente aprovechados.
Vladimir Putin says that trade between Russia and Africa increased by 34% in early 2022 compared to 2021
— Samuel Ramani (@SamRamani2) 4 de junio de 2022
Africa is occupying an increasingly important position in Russia's post-Western foreign policy
Si una imagen vale más que mil palabras, las que pudieron verse en enero de 2022 en Bamako: banderas rusas ondeadas en una protesta en la capital de Mali contra la presencia francesa en el país saheliano. Las mismas banderas pudieron verse esgrimidas en mayo por partidarios del presidente interino Assimi Goita, llegado al poder en agosto de 2020 tras un golpe de Estado. Otro ejemplo cargado de simbolismo: en las últimas semanas exmilitares etíopes han venido acudiendo a la Embajada rusa en Adís Abeba para enlistarse en las filas del Ejército ruso.
Putin ha sabido jugar la baza del antagonismo ideológico con Occidente para lograr el favor de los líderes y la población africana durante años. Para comprender la relevancia que Rusia ya tiene en África basta citar algunos datos. Moscú es el primer exportador de armas en el continente; casi la mitad del equipamiento militar adquirido por los distintos países africanos procede de Rusia (incluidos tanques, helicópteros, aviones y buques de guerra). Además, entre 2015 y 2019, Rusia firmó 19 acuerdos de colaboración militar con autoridades del continente, según recuerda el think tank estadounidense Bookings Institution.
Pero el símbolo de la reciente penetración rusa en África es el grupo Wagner, una empresa privada de mercenarios con capacidad de desplegar a miles de soldados en zonas de conflicto. La sociedad está presente en el continente desde hace al menos cinco años, y opera –tras haber sido invitada por los gobiernos- en Sudán o Mozambique (2017), la República Centroafricana (2018), Libia (2019) o Mali (2022).
La estrategia rusa combina, pues, la acción del Estado con la privada –con Wagner a la cabeza- en busca de mayor influencia política, con todo lo que ello implica en un enorme mercado, y sacar tajada de contratos comerciales en ámbitos diversos, desde las materias primas hasta las energías pasando por las armas. A pesar de las dificultades que el régimen ruso tendrá que afrontar en los próximos tiempos, Putin tratará recoger los frutos de lo sembrado en África durante años capitalizando en su favor la próxima crisis humanitaria en el continente.