El aceite de oliva, más oro verde que nunca en Marruecos
Los precios del aceite de oliva se disparan. Roza los diez euros en el mercado negro, que copa el 85% del consumo en el país magrebí
Las asociaciones profesionales advierten de los peligros para la salud del consumo de aceite de oliva adquirido a granel en Marruecos por mor dela falta de controles
La sequía y el elevado coste del transporte, que incide en la irrigación y recogida de la aceituna, auguran una mala producción este año, que incrementará aún más los precios
“La venta a granel de aceite de oliva es un cáncer para la profesión que es incapaz de avanzar si no libra un debate apasionado y eficaz contra esta enfermedad comercial”. Las contundentes palabras son del presidente de la Federación Interprofesional Marroquí de la Aceituna (Interprolive), Rachid Benali, en el semanario Maroc Hebdo la semana pasada.
El 85% del consumo marroquí de oro verde se produce en el mercado informal donde, a pesar de la falta de controles de calidad, el aceite de oliva es más caro que el que se encuentra en los comercios, y además alcanza precios récord esta temporada: hasta 100 dírhams –más de nueve euros- por litro. La causa estriba en la tormenta perfecta que se vive en este final de 2022: escasez de aceituna a escala internacional debida a la sequía, incremento de los precios del combustible y, por ende, el transporte y otras tareas agrícolas. Un precio desorbitado para una sociedad cuyo salario medio mensual apenas alcanza los 370 euros, y además duramente golpeada en los últimos meses por la depresión económica y la carestía de la vida. Más oro verde que nunca.
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“El precio del aceite de oliva ha subido a causa de la escasez de agua. Este año ciertas familias no podrán comprar aceite de oliva a causa de sus precios desorbitados”, explica un propietario de una almazara en la provincia de El Kelaa des Sraghna, cerca de Marrakech, al digital Le360. No en vano, los agricultores venden el kilo de aceituna entre los 8,5 y los 9 dírhams (aproximadamente a unos 85 céntimos de euro), lo que contrasta con el margen de 3-6 dírhams habituales por kilo.
La trampa del aceite de oliva
Lo cierto es que las viejas costumbres son difíciles de abandonar, y es el caso del arraigado hábito entre los marroquíes de acudir al mercado negro para la compra y venta a granel de aceite de oliva. Al fin y al cabo así habían hecho desde siempre. Zocos, mercados callejeros o en las carreteras de las regiones oleícolas, como Fez y Mequínez... O comprar directamente en casa de algún pariente, amigo o conocido con una almazara propia o cercana.
¿Cuál es la razón por la cual los marroquíes desconfían del aceite que se vende en los supermercados, donde pueden hallarse cada vez más marcas de aceite de oliva virgen extra y ecológico? “En gran medida se debe a una falsa percepción que desarrollan los consumidores marroquíes. Creen que es un producto de la tierra y que su gusto es original y mejor que el normal. Algo que es totalmente falso. Es un aceite que no se controla y que procede de circuitos productivos informales a menudo insalubres”, responde el presidente de Interprolive en la misma publicación marroquí.
“Nosotros solemos comprarlo directamente del productor, y como yo la mayoría de familias de mi entorno. El año pasado compraba garrafas de cinco litros a un precio de 55 dírhams el litro (algo menos de 5,5 euros el litro). Este ya cuesta entre 80 y 100 dírhams –aproximadamente entre 8 y 10 euros- el litro, se ha puesto muy caro, y hemos preferido en casa comprarlo en el supermercado, donde no está barato pero cuesta por debajo de los 70 dírhams (un poco menos de 7 euros) el litro”, explica a NIUS el rabatí Fouad Khatla, 40 años, empleado del sector de la cooperación internacional y habitual del consumo de aceite de oliva en casa.
“El problema, se queja Khatla, es que los productores marroquíes venden una gran parte de la producción de aceite a granel a España, donde pasa por español y se etiqueta y comercializa allí, y aquí apenas tenemos aceite embotellado propio. Hay pocas marcas marroquíes y la gente prefiere comprarlo a granel: es un círculo vicioso”.
Un peligro sanitario
La falta de controles, empezando por el transporte –a menudo en garrafas sin etiquetar, que no sino recipientes reutilizados de agua mineral-, constituye un peligro para para la salud los consumidores, según los profesionales del sector del aceite de oliva en Marruecos.
Aunque la percepción del peligro del consumo es baja entre los marroquíes, no han faltado casos en los últimos años de venta de aceite –y de otros productos elaborados en el mercado negro- adulterado. En diciembre de 2018, el digital Le360 se hacía eco de la información de que una marca de “aceite de oliva falso” se estaba vendiendo en mercados de distintos lugares de Marruecos. Se trataba de una “solución hecha a base de productos químicos procedentes de España y que se asemejan al aceite de oliva”, se escribía en el medio marroquí. Pero a pesar de que mayoritariamente los consumidores –están convencidos de que adquieren el de mayor calidad, el virgen extra, en el sector informal- acuden directamente a los productores para comprar un producto que no pasa por controles sanitarios una de las grandes paradojas del circuito del aceite de oliva marroquí es que el que se adquiere en el mercado negro es sensiblemente más caro que el que se encuentra en los comercios oficiales.
Aunque sigue siendo muy elevado en relación a la renta por habitante, es posible encontrar el litro de aceite de oliva virgen extra en los supermercados notablemente más barato, por entre 60 y 70 dírhams, lo que grosso modo equivale a entre seis y siete euros, que el que se compra a granel que, como se ha dejado constancia, se sitúa con normalidad entre los 80 y 90 dírhams por litro (entre 8 y 9 euros), y ha superado estas cifras.
Vendeur de huile d’olive. Maroc pic.twitter.com/w0YiSLMCcd
— ali haddouchi (@AliHaddouchi) 18 de marzo de 2022
La percepción de la opinión pública marroquí está, en fin, dividida en torno a la cuestión: una parte, mayoritaria, la forman consumidores convencidos de que no hay peligro alguno en la compra de aceite de oliva a granel en el sector informal y seguirán haciéndolo, quienes ven en las quejas de las asociaciones profesionales un lobby interesado; otra, minoría aún, se decanta cada vez por adquirir el oro verde en supermercados y redes de distribución oficial. Los profesionales del sector, los más afectados de la paradoja del mercado marroquí, esperan que las distintas administraciones ayuden a incrementar el consumo de aceite de oliva en los circuitos comerciales oficiales lanzando campañas de sensibilización dirigidas a los consumidores.
Los precios convierten, en fin, en algo prohibitivo el aceite de oliva para las familias con menos ingresos en Marruecos, que se ven obligadas a cocinar prácticamente en exclusiva con aceite de girasol. Un producto básico en la cesta de la compra de la población magrebí que también ha sufrido un importante incremento de precios a raíz de la guerra en Ucrania y que en las últimas semanas parece haber vuelto a una relativa normalidad. No sólo los precios influyen en la predilección mayor de los marroquíes por el aceite de girasol frente al de oliva. También históricas. “En mi casa, y en millones de hogares de Marruecos el aceite de oliva se percibía como una comida de pobres, que no se empleaba en la gastronomía salvo para tomarlo acompañado de pan. Esa, pan con aceite y té a la menta con mucha azúcar era la base de nuestros desayunos y meriendas. Después, desde la década de los 2000 se empezó a hacer hincapié en las bondades del aceite de oliva y su consumo comenzó a crecer y a sustituir al de girasol”, explica a NIUS Rachid Belamine, empresario rabatí de 43 años.
La mala cosecha anticipa más subidas
La previsión del sector para la cosecha de este año no es halagüeña. El efecto combinado de la intensa sequía que vive Marruecos –la peor en tres décadas y, a punto de concluir el mes de octubre, la situación no tiene visos de mejorar- y los problemas técnicos en la recogida –causados, a su vez, por el encarecimiento de los precios del combustible a raíz de la guerra en Ucrania- auguran malos números para los agricultores. Miles de familias verán caer sus ingresos en los próximos meses. Y ello redundará, necesariamente, en una subida de precios tanto en el sector informal como en el formal.
Las malas perspectivas de la temporada 2022-2023 para el sector oleícola contrastan con los buenos datos de la anterior, que marcó un incremento del 21% -un total de 1,96 millones de toneladas de aceitunas- respecto al ejercicio precedente. Además, el volumen del aceite de oliva exportado en los ocho primeros meses de este año se duplicó respecto al mismo período del año anterior. El valor de las ventas se incrementó mucho más, un 47%, según datos del Ministerio de Agricultura. Marruecos impulsa en los últimos quince años la producción olivarera, que ya supone el 65% de la superficie arbórea del país.
Una parte de esas exportaciones tiene como destino Europa, donde el aceite marroquí o el tunecino compiten con el español. La subida de los precios vinculada a la caída de la producción española tendrá, en consecuencia, un efecto benéfico en la materia prima marroquí. En una entrevista con el digital Hespress, el responsable de la Asociación Marroquí de Oleicultores y Economistas del Agua, Hamid Sabri, reconocía recientemente que “a pesar de las circunstancias, hay algo bueno en Marruecos. Todas las almazaras funcionas, y si llueve este mes, ello tendrá un efecto positivo”.