Vídeopodcast 'A ver si me he enterado', con Miguel Ángel Oliver: Mohamed VI, el rey ausente


Nadie cuestiona a Mohamed VI en su país, pero crecen las críticas a su forma de reinar y gobernar fuera de Marruecos, donde las redes sociales hablan y cuentan lo que calla la prensa nacional
Su escasa presencia ante su pueblo tras el terremoto, que ha provocado casi tres mil víctimas mortales, ha vuelto a erosionar su figura y ha revitalizado el rechazo a sus largas ausencias, especialmente durante el año pasado, cuando pasó cuatro meses en París
Mohamed VI, en el trono desde la muerte de su padre Hasán II en 1999, ha emprendido reformas constitucionales que han apaciguado el clima político en su país, aunque analistas y opositores le responsabilizan de la corrupción creciente en torno al Palacio Real
El rey de Marruecos apareció en el hospital de Marrakech hace unos días, abrazando y besando a varios heridos y donando sangre, justo en el límite de lo que parecía razonable, incluso para la opinión pública marroquí. Habían pasado varios días tras el terrible terremoto, que ha provocado casi tres mil víctimas mortales, y su presencia al lado de su pueblo solo se había manifestado a través de unas frías imágenes con su gobierno, reunido en el Palacio Real de Rabat. En Europa comenzaron los comentarios, agitados desde las redes sociales y medios de comunicación no sometidos al control que se ejerce en Marruecos.
Mohamed VI proyecta una imagen algo ensimismada y ausente. Sucedió en 1999 a su padre, el carismático rey Hassan II, antes de cumplir los cuarenta años. Ahora, con sesenta cumplidos, es un veterano de la realeza. Pero sigue siendo un enigma. En Marruecos pocos se atreven a cuestionar su figura. Es un rey ejecutivo. Al contrario que en las monarquías parlamentarias europeas, el monarca alauí reina y gobierna y es, además, su líder espiritual, el "Comendador de los creyentes", directamente emparentado con el profeta Mahoma, según la tradición. Suya es la última decisión, lo que convierte a cualquiera de sus gobiernos en meros ejecutores de los designios reales. En realidad, pese a la libertad oficial de partidos existente en Marruecos, ninguno se mantiene en el poder si es abiertamente opositor a la monarquía y a su cabeza visible. Solo los islamistas lo tocaron brevemente tras agitarse las aguas con la ‘primavera árabe’, pero el sistema los terminó disolviendo. Fue un alivio para Occidente, aterrorizado por la progresión del integrismo en el Magreb y en el Sahel.
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Dique frente al integrismo islámico
Ese papel de dique frente al fundamentalismo islámico ha reforzado la posición de Marruecos y de su rey ante las grandes potencias occidentales, especialmente, ante Estados Unidos. España, su inmediato vecino europeo, trata como puede de no agitar las aguas para mantener una delgadísima lámina de estabilidad en las relaciones diplomáticas con Rabat. No siempre es fácil. Las crisis migratorias, las reivindicaciones territoriales y la posición española sobre el Sáhara han colocado continuamente piedras en el camino, pese a los reiterados mensajes emitidos desde España de amistad y fraternidad. El más reciente, a raíz del terremoto, ha sido el del rey Felipe VI que en un telegrama de condolencia se dirigió a Mohamed VI como “querido hermano”.
El rey no está en Marruecos
Meses antes, al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, le resultó imposible reunirse con el monarca, pese a celebrarse allí una importante cumbre bilateral. Moncloa lo justificó asegurando que el rey no estaba en Marruecos. De hecho, es sabido que Mohamed VI pasa largas temporadas en Francia y en Gabón. El año pasado estuvo más de cuatro meses en París, en las residencias y palacios privados que heredó de su padre. Una ausencia incomprensible desde la perspectiva europea. “Pero este asunto no es tan cuestionado en Marruecos”, nos dice Antonio Navarro, el corresponsal internacional que cubre para los informativos de Mediaset las noticias de Marruecos. “Hay que tener en cuenta que aquí la mayoría de la gente no tiene acceso abundante a la información y sigue manteniendo su devoción por la figura de su rey”, añade en conservación en NIUS desde Marrakech con Miguel Ángel Oliver, en este capítulo del videopodcast ‘A ver si me he enterado’. “Yo creo que cada vez se alzan más voces, sobre todo de `youtubers’ marroquíes en el extranjero. Esta semana se han escuchado muchas, pero estoy seguro de que no podrán volver a su país después de lo que ha pasado y de lo que han dicho”, nos agrega Ignacio Cembrero, periodista y escritor, una referencia informativa de todo cuanto ocurre en el Magreb. Juntos, en una conversación atravesada por numerosas dificultades técnicas, dan forma a esta reflexión sobre un país y su rey, agitados y conmovidos por una de las mayores catástrofes de su historia reciente.