Marruecos y España reimpulsan el proyecto del túnel del Estrecho

La pandemia del covid-19 ha puesto en evidencia los riesgos para la economía de las largas cadenas logísticas. Marruecos y España, como el conjunto de la UE y el norte de África, saben que la proximidad es un valor al alza en este paradójico mundo global y local al que la crisis sanitaria está dando forma.

La semana pasada los ministros de Transporte de España y Marruecos sacaban del cajón el viejo proyecto de un túnel para unir las dos orillas del Estrecho –una idea que comenzó a concretarse en 1979 pero con la que las autoridades españolas soñaron ya a mediados del siglo XIX- en una reunión por videoconferencia. La idea había saltado a los titulares en enero, pero Marruecos lo hacía con otro socio: el Reino Unido, Rabat y Londres trabajan también en la construcción de un túnel o un puente marítimo suspendido entre Gibraltar y Tánger.

Dos sociedades estatales, una marroquí y una española, la SNED y Secesga (Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar) –dependiente del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana- vienen siendo las encargadas, desde su creación en 1979, de analizar la viabilidad del túnel del Estrecho y, eventualmente, darle su impulso definitivo. Ambas entidades estiman que el túnel sea una realidad entre 2030 y 2040.

Los dos gobiernos, representados por el ministro de Equipamiento, Transporte, Logística y Agua marroquí, Abdelkader Amara, y el titular de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana español, José Luis Ábalos, decidieron en el encuentro telemático del pasado 21 de abril en presencia del embajador español en Rabat volverse a dar cita sobre la cuestión en una reunión mixta intergubernamental. La última tuvo lugar en Tánger en 2009, como recuerda el digital marroquí Le360. Además, Rabat y Madrid pretenden llevar a cabo un proyecto de memorándum de cooperación técnica para hacer avanzar la idea.

Hasta la fecha, la idea más viable es la creación de un túnel de 38,67 kilómetros entre Punta Paloma, en Tarifa, y Punta Malabata, en la bahía de Tánger. De esos casi 39 kilómetros de túnel, 27,75 kilómetros serían submarinos, se situarían a una profundidad máxima de 475 metros y tendrían una pendiente máxima del 3%.

Un estudio de la Universidad de Zúrich en colaboración con la firma alemana Herrenknecht –el mayor fabricante de tuneladoras del mundo- esgrimido en una conferencia en Algeciras en mayo de 2018 por el entonces presidente de Secegsa certificaba que es posible construir una máquina que atraviese la parte elegida del Estrecho, en el que existen dos zonas de brechas de 4 kilómetros de longitud, recogía Europa Sur.

Lo cierto es que Secegsa lleva algún tiempo reactivando la idea. El 11 de marzo pasado, el alcalde la localidad gaditana de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix, mantenía un encuentro con el jefe de Área de Desarrollo Socioeconómico de la citada entidad estatal, Pablo Díaz, según se hacía eco El Estrecho Digital.

“Hemos visto los distintos estudios que en los últimos 35 años se vienen realizando para que, a medio o largo plazo, sea una realidad ese puente o túnel, porque parece que ganan más las opciones de túnel, entre el Campo de Gibraltar y Tánger”, aseguraba entonces el primer edil de San Roque. El regidor precisó que además de unión por ferrocarril se pretende la presencia de fibra óptica y tendido eléctrico.

En noviembre del año pasado, el propio presidente de la entidad estatal, José Luis Goberna, y su secretario general, Rafael García-Monge, se reunieron con el alcalde de Tarifa, según recogía Europa Sur. La idea es la misma: el proyecto es viable y sigue adelante.

La salida del Reino Unido de la UE ha sido otro inopinado estímulo al proyecto de túnel entre España y Marruecos. El nuevo Reino Unido post-Brexit quiere tener las mejores relaciones comerciales con Marruecos, y reforzar el rol del país magrebí como puerta de África. Y parece querer adelantarse a España y la UE con un túnel que una Gibraltar y Marruecos.

Marruecos aspira a que sus productos agrícolas reemplacen a los españoles, italianos o portuguesas en el mercado británico tras el Brexit. No en vano, en estos momentos el 25% de los tomates y el 75% de los frutos rojos que consume el Reino Unido proceden del país magrebí. Asimismo, Marruecos espera aumentar el número de turistas británicos procedentes de Gibraltar, al margen de los que lleguen desde las islas.

Por el momento, el proyecto de enlace submarino anglo-marroquí no ha pasado de una declaración de intenciones pero sí manifiesta el interés de Londres por reforzar, una vez liberado del corsé europeo, las relaciones con Marruecos.

Además, la semana pasada se conocía que la sociedad británica Xlinks pretende generar 10,5 GW de energía eólica y solar en Marruecos para conectarla a la red eléctrica del Reino Unido a través de un cable submarino de 3,6 GW. Sería la mayor conexión submarina de transporte eléctrico del mundo, aseguran sus promotores. Xlinks, que anuncia la licitación internacional, pretende que en 2027 ya se haya instalado el primer cable de 1,8 GW. El citado cable tendrá que atravesar aguas territoriales de Portugal, España y Francia.

La cita de los titulares de Transporte de España y Marruecos para reverdecer un proyecto destinado a la unión de las dos orillas del Estrecho se produjo paradójicamente en la víspera de la nueva crisis abierta entre Rabat y Madrid, esta vez a propósito de la hospitalización del líder del Polisario en España. Y con las fronteras entre Ceuta y Melilla y Marruecos cerradas desde marzo del año pasado. El encuentro se enmarcó en los preparativos de la XII Reunión de Alto Nivel España-Marruecos, que sigue aplazada sine die. Con todo, la geografía, esa que el túnel del Estrecho aspira a desmentir, condena a los dos vecinos a entenderse.