La estrategia republicana migratoria ahonda el vacío de poder de Kamala Harris


La figura de Kamala Harris es casi inexistente desde que comenzara la legislatura
La gestión de la frontera, que lleva directamente la vicepresidenta, ha mermado su credibilidad política
La vicepresidenta de los Estados Unidos encontró el pasado miércoles, en la puerta de su casa de Washington, dos autobuses con 75 personas migrantes procedentes de la frontera con México. Habían sido enviadas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, para exigir a los demócratas que “hagan su trabajo y refuercen la frontera” (https://www.dallasnews.com/espanol/al-dia/inmigracion/2022/09/15/migrantes-autobuses-greg-abbott-texas-washington-casa-kamala-harris/). Una argucia política con la que los republicanos no solo ponen de manifiesto su desacuerdo con la gestión de los asuntos fronterizos, que ha llevado de forma directa Harris, sino que ponen el foco en una vicepresidenta casi desaparecida de la vida política estadounidense, al menos al nivel que se espera de la segunda persona mas poderosa de país, a nivel político.
Si bien la estrategia republicana ha incluido el envío de migrantes a otras ciudades, como Nueva York o la isla de Martha’s Vineyard, la intención de Abbott y otros gobernadores conservadores siempre ha sido denunciar la inacción del gobierno de Biden al respecto del tema migratorio. En este caso, el hecho de dejar a decenas de personas a la entrada de la vivienda de una Harris, semi ausente de la vida política, pretende alimentar la sensación de vacío de poder que los conservadores quieren hacer llegar a sus votantes.
Comicios electorales
Y es que, a menos de dos meses de las elecciones legislativas, las espadas ya están en alto. Mientras la vicepresidenta pugna por reinventarse ante la ciudadanía, consciente de que ha perdido fuelle, los conservadores aprovechan cualquier oportunidad para atacar a un gobierno al que acusan de estar realizando una política blanda. Tanto, que en las últimas semanas Harris ha decidido dar un impulso a su agenda y reactivar sus viajes. Algo que va a hacer mucha falta al Partido Demócrata, que se juega el todo o nada en unos comicios que pueden dar la mayoría del Congreso a los republicanos.
Reuniones con donantes de alto perfil, visita a sitios donde no había estado con antelación o declaraciones como “planeo viajar por nuestro país, hablar con la gente, escuchar a la ciudadanía” son algunas de las acciones llevadas a cabo, en los últimos días, por la vicepresidenta. Su desplazamiento a ocho destinos diferentes, solo en el último mes, denota un cambio de actitud en quien hasta este momento era acusada de viajar poco.
El gobernador de Texas afirma que su estado envió intencionalmente dos autobuses de inmigrantes a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris en Washington. https://t.co/xak1Q3igMJ
— CNN en Español (@CNNEE) 15 de septiembre de 2022
Los inicios
La llegada de Harris al gobierno, a sus 57 años, fue ilusionante y prometedor. Hizo historia desde el principio al convertirse en la primera mujer, primera afroamericana y primera persona de origen asiático en acceder a la vicepresidencia de los Estados Unidos. Fue una de las estrellas de la campaña electoral demócrata, en 2020, destacando por su entusiasmo y preparación pero su brillo se fue apagando según avanzaba el mandato presidencial de Biden. Su asunción de temas complejos, como el migratorio, y su poca habilidad para desempeñarse en visitas a países clave para ello, como el realizado a Guatemala en junio de 2021, han acabado enquistando una situación en la que Harris se muestra vulnerable ante la opinión pública y ante su propio partido. De hecho, durante este tiempo, solo ha viajado tres días a Centroamérica a pesar de ser el epicentro de una frontera conflictiva, objeto de disputa política permanente y lugar tanto de origen como de paso de tragedias que afectan a millones de personas.
If you believe in the promise of America, stand with us.pic.twitter.com/gWfBfAJLmF
— Kamala Harris (@KamalaHarris) 14 de septiembre de 2022
Futuro
Pero no ha sido solo su labor en Centroamérica lo que ha debilitado la percepción de su figura política. Las visitas a otros países, como Vietnam, Singapur o Francia, tampoco alcanzaron los resultados esperados y su labor a nivel interno tampoco ha llegado a despegar de una forma convincente para la opinión pública. De hecho, el anuncio hace unos días de que Biden había dado positivo en coronavirus, puso de manifiesto la necesidad y urgencia de apuntalar una posible sustitución con garantías del presidente. Sus 79 años así lo aconsejan. Kamala Harris tiene ese enorme desafío por delante: ser capaz de proyectar la confianza suficiente para que los estadounidenses sepan que está en buenas manos no solo en estos momentos, ejerciendo su actual puesto, sino en el caso de que Biden sufriera un serio percance y tuviera que coger las riendas del país. La tarea no es fácil pues tendrá que hacer, contrarreloj, aquello de lo que no ha sido capaz hasta ahora. Y todo ello a menos de dos meses de las elecciones intermedias. Un reto al nivel que exige su cargo, la vicepresidencia de los Estados Unidos.