El auge y caída de Sam Bankman-Fried, el rey de las criptomonedas


Una crisis de liquidez precipitó el colapso de su empresa
Usaba los fondos de los clientes para cubrir pérdidas
Era un praticante de la filosofia del Altruismo Efectivo
Esta es la historia de cómo TFX, una de las mayores compañías de intercambio de criptomonedas del mundo, con un valor de 26.000 millones de dólares, cayó en bancarrota en menos de una semana. Una debacle que ha provocado un terremoto en el mercado de activos digitales y la ruina de su director ejecutivo, Sam Bankman-Fried, un treintañero que era candidato a ser el primer trimillonario del planeta.
La audacia de SBF, como se le conoce en el sector, no solo hundió en un solo día su propio patrimonio (de casi 16.000 millones de dolares a cero, según Bloomberg) sino que puede haber afectado a más de un millón de acreedores. Y, sobre todo, haber dado lugar a la mayor crisis de confianza sobre el mundo cripto desde sus inicios.
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Inicios
Bankman-Fried no es un empresario típico. Su forma de hacer negocios está basada en los preceptos del Altruismo Efectivo, una tendencia popular en sitios a la vanguardia de las operaciones tecnológicas (como Silicon valley), cuya intención es hacerse rico para reinvertir parte del capital y ayudar de alguna manera al resto de la sociedad. Pero lo que no estaba en dichos preceptos es que para ello hubiera que usar los fondos aportados por los clientes para cubrir las pérdidas de las operaciones realizadas, que es lo que parece que ha ocurrido.
El mentor de SBF y evangelista de la filosofía del Altruismo Efectivo, el profesor de Oxford Will MacAskill, así lo cree, al igual que varias de las personas cercanas a él. “Había confiado en Sam, si mintió y usó mal los fondos de los clientes, me traicionó, tal como traicionó a sus clientes, sus empleados, sus inversores y las comunidades de las que formaba parte”, tuiteó el 11 de noviembre, un par de días después de la debacle.
If this is what happened, then I cannot in words convey how strongly I condemn what they did. I had put my trust in Sam, and if he lied and misused customer funds he betrayed me, just as he betrayed his customers, his employees, his investors, & the communities he was a part of.
— William MacAskill (@willmacaskill) 11 de noviembre de 2022
Inversiones y donaciones
SBF no sólo realizó operaciones financieras arriesgadas con las que perdió dinero, sino que utilizó una parte importante del capital de la empresa para contratar lobbies e intermediarios políticos, se convirtió en un generoso donante del Partido Demócrata y realizó inversiones en medios de comunicación. El objetivo: crear el clima de opinión propicio y empujar las acciones necesarias para dar forma a la legalización regulada de la criptoindustria, presuntamente a favor de sus intereses.
En las últimas semanas, la situación financiera de la compañía ya había empeorado. Para salvar la mala gestión de FTX y en un último intento de reflotar la empresa, Bankman-Fried decidió vender sus activos a su rival Binance. Esta, al revisar la contabilidad, se echó para atrás con la compra y todo se precipitó.
"Vegan canapes and fat donations: How Sam Bankman-Fried won Washington before he lost everything"
— Adam Klasfeld (@KlasfeldReports) 17 de noviembre de 2022
Fascinating read by @ASeitzWAld. https://t.co/FDp62917Pz via @nbcnews
Fin del sueño
La llegada de una crisis de liquidez acabó por derrumbar el castillo de naipes. El miedo de los clientes a perder sus fondos se convirtió en pánico, lo que les llevo a retirar cantidades estimadas en cientos de millones de dólares. Y el modelo que todo el mundo había querido imitar hasta ese momento, basado en un éxito incuestionable y un esquema de trabajo que nadie había puesto en duda, colapsó.
De la noche a la mañana, la residencia en Bahamas donde vivía el fundador de TFX se convirtió para expertos y opinión pública en un macabro centro de operaciones y la genialidad del protagonista dio paso a la desconfianza. Pero sobre todo, el derrumbe de la que en un momento fue una de las plataformas del mercado de criptomonedas más grandes del mundo, con más de un millón de usuarios, vino a recordar a clientes e inversores los riesgos de actuar en sectores sin regulación.
Próximos pasos
En estos momentos, Bankman-Fried está intentando recaudar dinero y recuperar la confianza de algunos clientes, ya que en base a las leyes estadounidenses, aún puede seguir operando. Según el Wall Street Journal, SBF necesita 8.000 millones de dólares para pagar a sus clientes pero tendrá que laborar un plan que le permita, bajo supervisión, saldar sus deudas.
Este plan, sin embargo, será difícil de ser llevado a cabo tras las palabras que Patrick Hillman, el director de estrategia de Binance, ha dedicado a SBF, según la agencia AP: “Este es el resultado directo de un gestor deshonesto que rompe todas las reglas básicas de responsabilidad fiscal”. Unas declaraciones que suenan más a epitafio que a segunda oportunidad.