Biden empieza a ser cuestionado dentro de su propio partido


La endeble ventaja de los demócratas en el Congreso ya hacía presagiar que este no sería un mandato fácil para el presidente pero lo que nadie esperaba es que solo un año después de su llegada a la Casa Blanca, ya hubiera altos cargos de su propio partido que pusieran en duda su idoneidad para el puesto
En su segundo año de mandato y con unas decisivas elecciones legislativas en el horizonte que decidirán el futuro del Congreso de los Estados Unidos, el actual presidente se encuentra en una situación complicada: las dudas del Partido Demócrata ante su liderazgo. Las evasivas de ciertos senadores a la hora de responder sobre la conveniencia de verse respaldados por Joe Biden, de cara a su candidatura a los próximos comicios, así lo demuestran.
Esto, junto al bajo nivel de aceptación del presidente por una parte de la sociedad y la falta de cumplimento de la agenda prometida, ha creado una frustración entre sus propios seguidores que va más allá de la polarización que surge alrededor de la figura presidencial, sobre todo en los últimos años.
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La endeble ventaja de los demócratas en el Congreso ya hacía presagiar que este no sería un mandato fácil para el presidente pero lo que nadie esperaba es que solo un año después de su llegada a la Casa Blanca, ya hubiera altos cargos de su propio partido que pusieran en duda su idoneidad para el puesto.
Texas, Georgia y Arizona
Es el caso de Raphael G. Warnock, senador por Georgia o Marck Kelly, legislador por Arizona. Incluso Beto O’Rourke, candidato demócrata a gobernador de Texas, se ha sumado al grupo de los compañeros de partido que han eludido comprometerse a hacer campaña junto con Biden.
O'Rourke won't say if he wants Biden to campaign for him in Texas senate race https://t.co/Ue6T3wGE4z pic.twitter.com/OTA6dFBZpC
— The Hill (@thehill) 22 de noviembre de 2021
“Sé que los expertos están enfocados en la campaña (electoral legislativa que tendrá lugar en noviembre de este año). Realmente estoy centrado en servir a la gente de Georgia”, contestó evasivamente Warnock a la pregunta de si se hará acompañar por el presidente para reforzar su candidatura.
De manera parecida reaccionó O’Rourke, que destacó no necesitar el apoyo del mandatario ni de ninguna otra persona para llegar a gobernador de Texas. “Quiero trabajar con gente de este estado y no pediré apoyo a Biden”, dijo expresamente. Su intención es centrarse en “temas importantes para todos como el empleo, las escuelas y la salud”, añadió.
Encuestas
Lo cierto es que, según una reciente encuesta nacional realizada por el Centro de investigación Pew Research, Biden ya cuenta con menos respaldo popular que su partido. Su figura recibió un reconocimiento favorable del 41% de la población, muy lejos del 59% conseguido el pasado mes de abril.
NEW: Currently, 41% of Americans approve of Joe Biden’s job performance, which is down slightly from September 2021 (44%) and substantially lower than last April (59%). https://t.co/KifSXqf224
— Pew Research Center (@pewresearch) 25 de enero de 2022
El Partido Demócrata, por su parte, recibió la confianza del 43% de los encuestados, diez puntos por encima del 35% de la población que se decantó por los republicanos, debido especialmente al acercamiento de ambas formaciones a temas como el coronavirus, la atención sanitaria, la educación, el cambio climático, las armas y el aborto.
Pros y contras
Dentro de los logros de Biden, la ciudadanía reconoce especialmente la recuperación de la economía, tras la debacle que supuso la pandemia, con una creación de empleo histórica; la distribución de las vacunas para todo aquel que ha querido inocularse contra el virus, sin barreras geográficas o económicas, así como la firma de la ley de infraestructura que dotará al país de instalaciones de transporte y digitales modernas, creando miles de puestos de trabajo.
Pero en su contra figuran la falta de previsión acerca de esa parte de la población que no quiere vacunarse y está retrasando la recuperación sanitaria, social y económica; la incapacidad de unir a su propio partido, que ha impedido que la agenda social y punto estrella de su programa sea aprobada, y su contribución al aumento de una inflación que está poniendo en peligro el poder adquisitivo de la ciudadanía.
Futuro en el aire
Todo ello coloca al presidente en una débil posición para liderar una formación que debe ganar los próximos comicios legislativos, en noviembre de este año, si quiere sacar adelante los compromisos con los que llegó al poder. Un objetivo más que complicado si tenemos en cuenta que la historia no respalda los resultados del Partido Demócrata en las elecciones intermedias y que los republicanos irán a por todas en la que puede ser su gran oportunidad para retomar el poder.
Cierto es que en las legislativas el partido del presidente que ejerce el poder resulta habitualmente desfavorecido pero precisamente por eso los demócratas necesitan un liderazgo más fuerte que nunca. Sobre todo teniendo en cuenta que los republicanos sólo requieren cinco escaños más que en las últimas elecciones para hacerse fuertes en la Cámara de Representantes, así como uno en el Senado, algo que saben de sobra ambos partidos. La carrera por las legislativas ya ha comenzado aunque a Biden le haya pillado con el pie cambiado.