Sin inmunidad de rebaño no hay paraíso, ni siquiera en Estados Unidos


El objetivo de Biden es que el 4 de julio el país celebre no solo la Independencia de los Estados Unidos, sino el fin oficial de la pandemia
Expertos en salud pública y funcionarios de la Casa Blanca están trabajando en cómo conseguir que una cuarta parte de la población, que rechaza vacunarse, quiera hacerlo. A pesar de que más 100 millones de estadounidenses (un 30%) ya están inmunizados y otros 147 millones han recibido al menos una dosis de la vacuna, no se alcanzará la inmunidad de rebaño hasta que el 70% de los ciudadanos se hayan inoculado.
Y ese es el objetivo de la administración Biden: que el próximo 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, no solo suponga el reencuentro de vecinos, amigos y familiares alrededor de una barbacoa, como es habitual en esa fecha. Se pretende que ese día además sea el adiós oficial a la pandemia, haciendo de esa fecha el inicio de la recuperación económica y psicológica de un país que se ha dejado por el camino 579.000 muertos más de lo habitual, en el último año.
In two months, let’s celebrate our independence as a nation and our independence from this virus. pic.twitter.com/Xgtkfdekhb
— President Biden (@POTUS) 5 de mayo de 2021
Los escépticos
Por ello está adquiriendo especial importancia el estudio realizado por la Beaumont Foundation y difundido por el Washington Post, que recoge las razones por las que determinados grupos de escépticos de las vacunas han cambiado de opinión. Las mutaciones del virus y las dudas de parte de la población aconsejan conocer qué puede motivarles para cambiar de opinión.
Las razones son variadas pero las más destacadas por los ciudadanos que participaron en el estudio y que cambiaron de idea a la hora de recibir la vacuna, fueron el sentirse influenciados por la petición de alguien a quien aman, comprobar que otras personas de su entorno aceptaban las vacunas y explicaciones convincentes por parte de médicos de los Centros para el Control de la Enfermedades Infecciosas (CDC ), “que hablaban mejor que Fauci”, según algunos de los testimonios-.
Otras razones para aceptar inocularse se basaron en comprobar los efectos positivos de la vacuna en ciudadanos cercanos, la recomendación de los trabajadores de salud locales (que generan más confianza) y las ganas de hacer cosas que a lo largo del último año no habían sido posibles como viajar, ir a eventos deportivos o ver a familiares y amigos.
Disminución del ritmo de vacunación
Pero aunque en Estados Unidos actualmente se están administrando casi un millón de vacunas diarias, esta cifra supone la mitad de las que se aplicaban hace tres semanas. La opción es enviar las dosis rechazadas, a los estados donde aún hay demanda, debido a las ganas por recuperar la vida de hace un año, participando en encuentros sociales y sin tener que adoptar medidas especialmente restrictivas.
El número de personas que está a favor de esto es alto, como demuestra una reciente encuesta de CNN, donde el 66% de los estadounidenses piensan que lo peor ya ha quedado atrás y que Biden será capaz de sacar al país de la pandemia, lo que presiona aún más al presidente para encontrar y aplicar las medidas que garanticen que no haya una vuelta atrás.
Reducción de las infecciones
Lo cierto es que los nuevos casos se encuentran en su nivel más bajo desde octubre, al igual que las hospitalizaciones, que han bajando a 45.000 en todo el país. Además, la edad para la vacunación ya bajó hasta los 16 años y, en cuanto se autorice la vacuna de Pfizer para el grupo entre 12 y 15 años, que se espera de forma inminente, se comenzará el programa de inmunización de todos los adolescentes.
“Espero que las vacunas contra el Covid-19 reciban la aprobación total de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) muy pronto para que tras ser autorizadas puedan ser fabricadas, comercializadas y distribuidas cuanto antes”, dijo recientemente Anthony Fauci, director Nacional del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas y asesor médico de la Casa Blanca, a este respecto.
Vacunas no aprobadas
Ello ayudaría también a cambiar la opinión de algunos de los escépticos, que en un estudio de 2009, realizado por la emergencia de salud pública provocada por la pandemia de la influenza H1N1, ya mostraron su preocupación acerca de las vacunas no aprobadas. Así lo desvelaron investigadores de las universidades de Pittsburgh y Georgia, al encontrar que un 63% de los encuestados declaró no estar dispuesto a ponerse una vacuna no aprobada.
Sin embargo esos datos, publicados por CNN, cambiaban si la vacuna era aplicada por un profesional de la salud pública o iba acompañada de una hoja informativa. En estos casos, tanto el 55% como el 57% (respectivamente), declaraba estar dispuesto a cambiar de opinión e inocularse.
Población que la rechaza
En la actualidad, el rechazo a la vacuna se da sobre todo en lugares rurales, predominantemente de raza blanca, pertenecientes a comunidades conservadoras y en muchos casos votantes de Trump, lo que provocó que cuando este y su mujer se vacunaron, lo hicieran sin publicidad para no ofender a esa parte de su electorado.
Los consejos que los expertos barajan para convencer a los escépticos de estas zonas de país sería difundir las bondades de las vacunas, a través de los médicos de familia rurales, en las iglesias donde se encuentran los domingos o en los eventos locales deportivos donde la comunidad local se reúne habitualmente. La confianza, más allá de la ideología, sería el elemento clave que podría llevar a la celebración del próximo 4 de julio, en las condiciones que siempre se hizo.