Los productos rusos, con la gasolina a la cabeza, se convierten en los parias del mercado


Muy lejanos quedan los tiempos en los que Putin venía a Estados Unidos a celebrar el desembarco de Lukoil
El vodka, los materiales deportivos y los derivados del petróleo, especialmente, están siendo excluidos de las estanterías de los comercios de todo el país
Sigue en directo la Guerra Rusia-Ucrania
La segunda compañía petrolera más grande de Rusia se llama Lukoil y está presente en Estados Unidos, desde hace 20 años, a través de las 230 gasolineras situadas en 11 estados de la costa este. Pero tras la invasión de Ucrania se está enfrentando a la petición de suspensión de las licencias y boicots a sus estaciones de servicio, a pesar de que estas son mayoritariamente franquicias con propietarios y trabajadores estadounidenses.
Por ello, esta compañía rusa pidió recientemente a Vladimir Putin una “resolución rápida” del conflicto, a través de un comunicado, tras saberse que Biden prohibiría la compra de petróleo ruso, lo que provocó que las acciones de Lukoil perdieran más del 40% de su valor en la bolsa de Londres. Y es que, a pesar de que la petición de Lukoil supone una toma de distancia explícita con Moscú, no corren buenos tiempos para los productos rusos.
Guerra económica
El vodka, los materiales deportivos y los derivados del petróleo, especialmente, están siendo excluidos de las estanterías de los comercios de todo el país. La guerra económica con occidente está asfixiando a la que fue la primera empresa rusa en comprar una compañía pública estadounidense, pagando 71 millones de dólares por Getty Petroleum y sus 1.300 gasolineras, en el año 2000.
The EU is set to approve banning the sale to Russia of luxury goods worth more than 300 euros ($329.58), as well as the purchase of many Russian steel and iron products as part of the fourth round of sanctions https://t.co/f3Y9QwQIGw
— Bloomberg (@business) 14 de marzo de 2022
Los legisladores de Newark, en Nueva Jersey, votaron hace unos días suspender las licencias de las gasolineras de Lukoil en la ciudad, las redes sociales se han llenado de mensajes de boicot a diferentes productos de procedencia rusa y en Washington, la capital, crece la presión para perjudicar a todo lo que tenga relación con Moscú.
Precio del carburante
Sin embargo, las estaciones de servicio de Lukoil venden combustible producido no solo en Rusia, sino también en Estados Unidos. Y, según Washington Post, el CEO de la compañía, Vagit Alekperov, ha hecho lo posible por mantenerla lo más alejada posible del núcleo de Putin. Pero nada de eso está funcionando en estos días de incertidumbre, escalada del conflicto y, cómo no, subida de precios de la gasolina.
Un incremento que afecta especialmente al bolsillo de la ciudadanía de un país que adora desplazarse en coche y que está acostumbrado a llenar el depósito de sus vehículos a un precio módico. Por lo menos hasta el inicio del conflicto, que a su vez ha espoleado la subida que ya se había iniciado con la inflación provocada por la pandemia.
Críticas republicanas
Una subida de precios que está siendo aprovechada por los republicanos para atacar a la administración Biden al grito de “estos no son los precios de Putin, son los precios de Biden”. Así lo señaló la semana pasada el líder conservador de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, consciente de que los estadounidenses son unos adictos al uso del coche y se acordarán de Biden cada vez que tengan que pagar más por llenar sus depósitos.
McCarthy slams Biden for 'America-last energy policies' as inflation hits new 40-year high in Februaryhttps://t.co/fSqaOU95fJ
— FOX Business (@FoxBusiness) 10 de marzo de 2022
Porque esta guerra se libra en el frente ucraniano pero también en el de la propaganda, la rivalidad política y, en el caso estadounidense, en la carrera electoral que ya ha empezado de cara a los comicios legislativos que tendrán lugar el próximo mes de noviembre, y en el que los republicanos podrían recuperar el control del Senado y la Cámara de Representantes.
Decisiones comerciales
Por ello, de forma paralela a la guerra que en Ucrania está dejando miles de muertos y en Europa millones de refugiados, en Estados Unidos el conflicto gira alrededor de las decisiones comerciales. Estas, aparte de cristalizar en sanciones a Rusia para debilitar a Putin, están consolidando un cambio de modelo en el mercado energético que tendrá consecuencias a más largo plazo.
La prohibición de la compra del petróleo gestionado desde Moscú, tanto por parte de Biden, apoyado por el Congreso, como la de otros países ha provocado un aumento del precio del crudo a nivel mundial. Pero también ha disparado la búsqueda de opciones energéticas que eviten la dependencia del combustible ruso, lo que dará lugar a un mercado energético muy distinto al que conocíamos hasta ahora.
Viejos tiempos
Muy lejanos quedan los tiempos en los que Putin venía a Estados Unidos a celebrar el desembarco de Lukoil, como ocurrió en 2003. Una visita que tuvo lugar en un antigua estación de servicio de la Décima Avenida de Manhattan, en la que estrechó la mano de los empleados y, con un café en la mano, departió con el senador demócrata de Nueva York, Charles E. Schumer.
Esta situación empezó a cambiar tras la anexión rusa de Crimea, con sanciones leves estadounidenses que supusieron el inicio de la caída de las prestaciones de algunos servicios energéticos rusos. Todo ello ha explotado con la invasión de Ucrania, hasta el punto de que ahora sea imposible pensar en una visita de Putin a una gasolinera estadounidense, aunque ésta lleve el nombre de la segunda compañía rusa productora de energía.