Washington y Nueva York "se blindan" ante posibles disturbios en la noche electoral


Los dueños de tiendas y restaurantes tapian los escaparates ante los posibles disturbios
El recuento en estados clave puede tomar hasta 5 días
A las 8 de la tarde (ET) cierran los colegios electorales en la Costa Este
La capital del país se ha despertado esta mañana preparada para ver transcurrir la jornada electoral de una manera atípica en sus quincuagésimas elecciones presidenciales, como no podía ser de otra manera, en este 2020 repleto de situaciones excepcionales. No es la única, Nueva York, Rochester, Portland están en la misma situación. Decenas de escaparates tapiados con maderas preparándose ante lo que pueda venir, nada bueno.
El clima festivo, habitual en las fechas electorales del país que vive la democracia como si de un invento propio se tratara, ha sido sustituido por la preocupación que genera la visión de una ciudad sin locales comerciales, oficinas de negocios o escaparates, que han sido tapiados con grandes tablones de madera.
El temor a los disturbios, el vandalismo y los enfrentamientos en esta jornada electoral han provocado que el centro de la ciudad, parte de los barrios residenciales del Distrito de Columbia y de los estados de Virgina y Maryland hayan optado por tapiar sus fachadas, dando lugar a un escenario triste y siniestro. La fiesta de la democracia se ha tornado en una jornada electoral crispada en la que ni siquiera se ha salvado la Casa Blanca, que desde julio permanece protegida por unas rejas inusuales en los que defensores y detractores de su inquilino Donald Trump cuelgan sus mensajes.
Antecedentes
Este escenario, no obstante, no es nuevo. La tensión que ha caracterizado esta campaña electoral se trasladó a la calle tras la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd, el pasado 25 de mayo. Su fallecimiento, a manos de un policía en Mineápolis (Minesota), dio lugar a intensas protestas contra la violencia policial y el racismo que han ido de mayor a menor intensidad, según avanzaba la campaña electoral.
Durante estas movilizaciones, numerosos locales ha sido atacados, sus escaparates rotos y algunos comercios saqueados. De costa a costa el país se ha visto convulsionado por una riada de protestas como no se veía desde los años 60 con la lucha por los derechos civiles. El temor a que esto se repita a lo largo de esta jornada ha provocado que los blindajes que habían sido retirados hace unas semanas hayan vuelto a ser colocados, a pesar del gasto de miles de euros que ello supone para los comerciantes.
La Casa Blanca
Como dijo el pasado jueves la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, en rueda de prensa, “a algunas personas les gustaría crear caos y confusión”. Por ello “estamos preparados para mantener la ciudad a salvo”, añadió aludiendo el cierre de calles previsto para hoy y mañana, en una amplia zona alrededor de la Casa Blanca.
Y es que este será el escenario desde el que numerosos medios de comunicación, nacionales e internacionales, retransmitirán el desarrollo de esta jornada electoral atípica. La ciudad también será el epicentro de diversas manifestaciones para las que sus organizadores ya han solicitado permisos a lo largo de estos días, aunque el mayor problema reside en las concentraciones que no están autorizadas, algunas de las cuales ya dieron problemas hace escasos meses.
El voto anticipado
Otro foco de preocupación es la gestión de la gran cantidad de voto adelantado en estos comicios, que se eleva a 95 millones de papeletas emitidas tanto por correo como presencialmente y que hace pensar que su recuento llevará más tiempo de lo habitual en unas elecciones. La pandemia ha provocado que el proceso electoral también haya tenido que adaptarse a las circunstancias y que los votantes, con el fin de evitar las conglomeraciones y poder respetar la distancia social, hayan votado en masa con antelación.
En estas circunstancias, la espera para saber el resultado de la pugna electoral entre el presidente, Donald Trump y el aspirante Joe Biden, puede resultar complicada. El actual mandatario ha repetido en numerosas ocasiones que no confía en el voto por correo ya que cree que puede haber fraude en el recuento del mismo, a pesar de que las elecciones de 2016, en las que él se impuso, ya contó con casi seis millones de votos anticipados.
Pero lo que es cierto es que este año se ha batido un récord que supone todo un desafío para el manejo de dichas papeletas, lo que aumenta el nerviosismo por la posibilidad de que unos resultados ajustados provoquen protestas en la calle antes de que se sepa el resultado definitivo.
Además, algunos estados que pueden ser decisivos para el resultado final como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que ya lo fueron en 2016, no permiten el recuento del voto anticipado hasta el mismo día de las elecciones y tendrán tres días más de margen (hasta el 6 de noviembre) para recibir papeletas por correo.
En este sentido, el periódico Washington Post publicó que el tiempo medio en dar a conocer sus resultados, en los estados que celebraron primarias en marzo, fue de 6,4 días, un periodo que puede hacerse muy largo en caso de que los resultados que vayan anunciándose no gusten a una parte de los contendientes o a ninguna de ellas. Y más aún si tenemos en cuenta que hasta el 20 de enero el nuevo presidente no toma posesión de su cargo para ingresar en la Casa Blanca.
Pero eso será varias semanas después de que acabe esta jornada que no ha hecho más que comenzar.