Aprendiendo a gestionar crisis globales con Carlos V

La vida de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, en cuyos dominios nunca se ponía el sol, ofrece alguna lección frente a un desafío global como es la actual pandemia.
¿Vale la pena remontarse cinco siglos para encontrar lecciones sobre desafíos internacionales como, por ejemplo, los que hoy día supone una pandemia? Puede que sí. Al final, la política y la gestión de las crisis es algo de lo que siguen ocupándose los poderosos. Y, que sepamos en Occidente, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, apodado “el emperador”, fue el primer hombre más poderoso.
En sus manos, Carlos V tuvo “in imperio sin precedentes”, recuerda a NIUS el historiador británico Geoffrey Parker. Este profesor de la estadounidense Ohio State University es uno de los grandes especialistas de la historia de España en la Edad Moderna, cuyos inicios radican en el descubrimiento de América. Sus trabajos son referencias en todo el mundo. Su último libro es un volumen de mil páginas titulado “Carlos V” (Ed. Planeta, 2019). Está publicado en inglés por Yale University Press.
“Nadie hubiera pensado que fuera posible la reunión de los cuatro linajes, algo que se dio con Carlos V. Era de Borgoña, porque era nieto por parte de padre de María de Borgoña. Ella estaba casada con Maximiliano I de era Habsgurgo, el emperador de Alemania y Señor de Austria y, por eso, Carlos V también era alemán”, explica Parker.
A esas herencias se suman la de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Hijo de Juana I de Castilla y Felipe I, es decir, de “Juana la Loca” y “Felipe el Hermoso”, en manos de Carlos V cayó en 1518 el control “de Austria, Borgoña, España, media Italia con sus puestos avanzados en África y América”, resume Parker.
“Aquello era ingobernable. No tenía precedentes gobernar algo así. A lo que tuvo que enfrentarse Carlos V nadie se enfrentó nunca. Su reinado fue algo sin precedentes en unos dominios en los que nunca se ponía el sol”, abunda Parker. No en vano su lema imperial fue solis ortu ad occasum, “desde la salida hasta la puesta del sol”.
Sin pandemias pero con otros problemas
Entre sus consejeros, los hubo que fantasearon con hacer del emperador un “monarca universal”, una suerte de rey del mundo. “Pero ni aquello era verdad ni el emperador lo creía”, señala Parker. Bastante tenía ya Carlos V con hacer frente a unas posesiones tan vastas y distantes. “Al morir Carlos V, en el Monasterio de Yuste, la América española era ocho veces más grande que Castilla”, subraya el biógrafo.
Carlos V no tuvo que lidiar con crisis como una pandemia, aunque durante sus años en el poder se registraron al menos dos brotes mortales en México – entonces parte de Nueva España. Uno fue de viruela y otro de peste. Se estima dejaron entre los dos entre 10 y 23 millones de muertos.
“Si el emperador tuvo noticias de esto – y dudo de que las tuviera – él no hizo nada que yo sepa. La verdadera pandemia para Carlos V fue el protestantismo”, plantea Parker, aludiendo al desafío que supuso a la Reforma protestante puesta en marcha en los años en el poder del emperador.
Flexibilidad y paciencia
Con mayor éxito que frente a Lutero, Carlos V sí logró sobreponerse al desafío político que representó controlar ese imperio que algunos querían ver como una “monarquía universal”. Lo hizo gracias a lo que Parker llama “flexibilidad”.
De ello da cuenta su gestión de la revuelta iniciada por Gonzalo Pizarro en Perú en 1544, cuando Carlos V trataba de implementar las “Leyes Nuevas”, nuevas reglas del monarca que buscaban, entre otras cosas, el mejor tratamiento y conservación de los indios. El emperador puso entonces en manos del inquisidor Pedro de la Gasca la gestión de la crisis peruana.
La negociación entre De la Gasca y Carlos V sobre los poderes que implicaría dicha operación duró un año. Entonces la vida tenía otro tempo. La resolución de conflictos se hacía con dosis de paciencia que nada tienen que ver con el ritmo político del siglo XXI.

“Ahora mismo todo ocurre a tiempo real, una noticia que ocurre en Madrid yo puedo vivirla en el mismo momento en el que se produce en Estados Unidos”, según Parker.
La comunicación en el siglo XV era otra cosa. Basta pensar en que las correspondencias que Carlos V mantenía con sus responsables de gobernación en Madrid cuando estaba en Bruselas podían tardar tres semanas en llegar de un punto a otro. La comunicación con México era cosa de más de tres meses. “Mandar un correo de Madrid a Lima eran, fácil, nueve meses. Y el mismo tiempo para las respuestas”, estima Parker.
Sea como fuere, Pedro de La Gasca logró salir desde España hacia Perú “con muchos poderes, casi como los de un rey, y resultó un éxito”, según Parker. “De la Gasca neutralizó a Pizarro, le venció en una batalla cerca de Cuzco y lo mandó ahorcar. Desde el punto de vista de Carlos V, la gestión de la rebelión de Pizarro muestra su flexibilidad”, sostiene el biógrafo del “emperador”.
Saber delegar, no como Trump
Pistas sobre esta capacidad de delegar ya daba el sistema que construyó el monarca para gestionar los muchos espacio de sus dominios transatlánticos. “Tuvo que crear una administración separada para cada centro de poder. A mi juicio el sistema de Gobierno funcionaba muy bien. Era un híbrido de autonomía y centralización”, estima Parker.
“En España, ese centro de poder primero estuvo en Madrid y luego en Valladolid, para Nápoles, en Nápoles, para Sicilia, en Palermo y, en Los Países Bajos, normalmente en Bruselas. Respecto a estos centros de poder, Carlos V era itinerante”, aclara el historiador. Lo que nunca hizo Carlos V fue visitar América. “La visita de un monarca europeo a América fue algo que no se vio hasta el siglo XIX, recuerda Parker.
Con un imperio transatlántico, clave en la gestión de Carlos V, según su biógrafo británico, también fue la capacidad del monarca de permanecer con los pies en la tierra. ”Carlos V siempre sabía dónde estaban los límites de lo posible. Sabía bien lo que podía hacer y lo que no podía hacer”, apunta Parker.
Por eso, en muchos casos, “daba mucho poder a sus lugartenientes”, mantiene el historiador. Por ejemplo su hermano Fernando fue su gobernador para Alemania y Austria y su hermana María lo fue para Los Países bajos. “Yo he encontrado documentos en los que se lee, escrito por Carlos V: 'lo que vos hagáis, de antemano, voy a aceptarlo'”, resume Parker.
En este punto, el profesor de la Ohio State University se atreve con un paralelismo con la actual gestión estadounidense de la crisis de la COVID-19. “En Estados Unidos tenemos en este momento un conflicto entre el poder central, o sea, Donald Trump, y los estados, porque estamos en una república federal. Todavía hay competencia sobre quién va a ejercer el derecho de abrir los estados, o sea, relajar las medidas de distanciamiento social”, plantea Parker.
El historiador también lamenta el “actual desprestigio” de los expertos en Estados Unidos. Para Carlos V, también los expertos fueron esenciales, especialmente a la hora de enfrentarse ante un conflicto como el desafío de Pizarro en Perú.
“Ese fue un problema al que nadie se había enfrentado antes. Ningún monarca Europeo se había enfrentado a una rebelión en América porque nadie había tenido un imperio allí”, comenta Parker.
“En esto hay que dar crédito al emperador, porque eligió siempre entre varias opciones y siempre tuvo cerca a sus expertos. Éstos eran de todos sus dominios – borgoñones, italianos, flamencos y españoles – y de todos los niveles sociales. Por ejemplo, De la Gasca era de orígenes humildes”, concluye Parker.