El vídeo de un joven atrapado por los escombros en Turquía: "La muerte llega cuando menos te lo esperas"


El seísmo le sorprendió cuando dormía junto a su familia en un bloque de cuatro pisos
Taha Erdem, de 17 años, fue rescatado finalmente con vida horas después del terremoto
40.000 muertos, 85.000 edificios derrumbados y más rescates 13 días después del terremoto en Tuquía
Taha Erdem, de 17 años, y su familia estaban profundamente dormidos cuando un terremoto de magnitud 7,8 golpeó su ciudad natal de Adiyaman.
Taha, que suele dormir hasta tarde, se durmió más temprano de lo habitual ese día y le despertaron los violentos temblores que sacudieron su edificio de apartamentos de cuatro pisos.
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El bloque se derrumbó menos de 10 segundos después del terremoto.
Cuando estaba atrapado bajo los escombros y el techo se derrumbaba sobre él con las réplicas que comenzaron a llegar en oleadas, Taha sacó su teléfono celular y comenzó a grabar un mensaje de despedida. “Creo que este es el último video que filmaré para ti”.
Taha contó sus últimos momentos ante la cámara y habló de sus heridas, arrepentimientos y de las cosas que haría si salía con vida.
En ese momento, Taha pensaba que todos los miembros de su familia habían muerto bajo los escombros, que muchos en la ciudad perecerían y que él también se uniría a ellos.
“La muerte, amigos míos, llega cuando menos te lo esperas”, dijo Taha, antes de recitar una oración.
Taha fue rescatado dos horas después y trasladado a la casa de un familiar.
10 horas más tarde, todos los miembros de su familia fueron salvados por los equipos de rescate liderados por los lugareños de la zona.
Han pasado 11 días desde que el terremoto golpeó 10 provincias turcas y el norte de Siria, matando a más de 40.000 personas.
La familia Erdem, que lo ha perdido todo, se aloja en una tienda de campaña proporcionada por el gobierno. Sobreviven de la ayuda humanitaria.
Lo único en lo que pensaba Zeliha cuando estaba bajo los escombros era al menos en morir como familia; sus otros dos hijos y su esposo estaban con ella en la cama esa noche. Siguió gritando el nombre de Taha, pero no podía oírlo.
Después de ser rescatada, la llevaron a la casa de su hermana y luego vieron a Taha, vivo y bien. “El mundo era mío en ese momento. No tengo nada pero tengo a mis hijos”.