Bután: ¿por qué el país más feliz del mundo no tiene ningún muerto por coronavirus?


Es uno de los países más aislados del mundo y cerró sus fronteras enseguida.
Bután, la Tierra del Dragón del Trueno, suele presumir de ser el país más feliz del mundo. Ahora también lo hace de no tener entre su población ninguna víctima mortal por la pandemia del coronavirus. En ese pequeño reino de 770.000 habitantes se han confirmado 77 contagios; pero no ha habido allí ningún fallecido por la Covid-19, pese a compartir frontera con China, el país en el que surgió el virus.
El primer caso detectado fue el de un turista estadounidense, Bert Hewitt, un físico jubilado de 77 años, al que se aisló en un hospital junto con su pareja, Sandi Fischer. Cuentan que el mismísimo rey de Bután, Jihme Khesar, les envió unos pijamas y una colcha de seda y que les llamaba a menudo para interesarse por su estado. "Fue encantador", afirmó a The Washington Post el estadounidense tras su recuperación. "El rey dijo que esperaba hablar algún día de agujeros negros con él", ha asegurado la mujer. El enfermo acabó siendo trasladado a Estados Unidos en un avión privado y medicalizado prestado por el monarca.
Al conocerse su positivo, el pequeño país del Himalaya rastreó todos los contactos, directos e indirectos, del turista en el país. A los directos se les puso en cuarentena en centros de aislamiento y a los indirectos, en sus viviendas.
Bután, un país que linda con dos gigantes -China e India- es uno de los más aislados del mundo, un factor que ha jugado a su favor en esta crisis. Pero además, el rey decretó el cierre de las fronteras el 22 de marzo e impuso estrictas medidas de confinamiento durante 21 días a los butaneses que regresaban del extranjero (muchos, estudiantes en Reino Unido y Estados Unidos). También se cerraron escuelas, oficinas y centros de ocio.
El Gobierno lanzó una intensa campaña para informar a la población sobre las medidas de seguridad y para alentarles a que se quedaran en sus viviendas. En un país con una modesta infraestructura, se montaron clínicas improvisadas y se realizaron más de 23.000 pruebas para detectar la Covid-19.
El primer ministro Lotay Tshering (un médico que sigue ejerciendo su profesión pese a su cargo) anunció el 1 de julio como la fecha de la transición a la "nueva normalidad".
Ahora, precisamente, la familia real ha revelado el nombre de su segundo hijo, Jigme Ugyen Wangchuck, que nació el pasado 19 de marzo, en plena crisis mundial por la pandemia y cuya imagen fue difundida recientemente.
Aunque si algo distingue a este país enclavado en las cumbres del Himalaya, a salvo del turismo masivo y rico en templos budistas, es que en él se mide la Felicidad Interior Bruta (FIB); porque esta -según proclamó el padre del actual rey- "es mucho más importante que el Producto Interior Bruto".