China ultima la ley que pondrá fin al consumo de animales salvajes y su venta en mercados

El gobierno chino prohibió la cría y el consumo de especies silvestres el pasado 24 de febrero, a raíz de la pandemia de la COVID-19
Los epidemiólogos y ecologistas aplauden la medida; los criadores ven su forma de vida en peligro
Hace unos meses -en la Era Pre COVID- era habitual pasear por un mercado chino y encontrar exóticos alimentos como carne de puercoespín, pangolín o murciélago. Sin embargo, la COVID-19 ha puesto en jaque a la cría y captura de animales exóticos para consumo humano en el país asiático. Tras la noticia de los primeros casos en diciembre y su posible origen en un mercado de animales vivos de Wuhan, el gobierno de China prohibió estas actividades.
En su momento las autoridades no especificaron si la medida era temporal o no. Pero, recientemente, la Administración Forestal Estatal ha urgido a los gobiernos regionales a finalizar los trámites burocráticos para hacer permanente la prohibición, a partir de finales de septiembre. Además, el gobierno central pondrá en marcha un sistema de vigilancia para controlar a aquellas provincias que se retrasen con las gestiones.
Prohibido comer serpientes, puercoespines o civetas
El origen del virus SARS-Cov-2 se ha atribuido a lo largo de estos meses a diferentes especies animales, como el murciélago o el pangolín. Precisamente, el epicentro de la pandemia se estableció en un mercado de la ciudad de Wuhan, dónde se comerciaba con animales vivos y productos derivados de ellos. En respuesta, el Gobierno chino prohibió comer y criar animales exóticos para consumo el pasado 24 de febrero.
Como el país donde se originó la COVID-19, China se ha enfrentado a una intensa presión internacional para regular sus bazares -más populares que los supermercados-, como medida para protegerse contra futuras pandemias. Atormentado por múltiples brotes pasados -en particular el del SARS en 2003, que se atribuyó a las civetas-, el gobierno decidió actuar de forma más contundente esta vez.
En concreto, la medida afecta a seis especies, cuya carne se consume en China: serpientes, patos, faisanes, ratas de bambú, puercoespines y civetas. Antes de la pandemia, se permitía el comercio agrícola y comercial de unas 50 especies protegidas. Las especies fuera de esta categoría, como las serpientes, podían ser criadas y vendidas con las licencias adecuadas, emitidas por las autoridades forestales.
Está prohibido el consumo y cría de serpientes, patos, faisanes, ratas de bambú, puercoespines y civetas
Sin duda, la implementación de esta medida sería beneficioso en varios aspectos. Por una parte, los epidemiólogos señalan que cuanto más a menudo los seres humanos entran en contacto con la vida silvestre que porta virus peligrosos -por ejemplo, a través de la deforestación o la caza-, mayor es el riesgo de que esos virus sean transmitidos a las personas. Por otra parte, los ecologistas subrayan que la captura y cría de animales salvajes, sean de la especie que sean, puede dañar sus poblaciones y ecosistemas nativos.
Hasta el momento, 25 provincias chinas han aplicado medidas para implantar la prohibición de estas prácticas. Asimismo, 19 provincias han elaborado planes de compensación económica para los criadores de estas especies exóticas. Sin embargo, en la práctica, es difícil que estas medidas se implanten a nivel local, ya que muchas familias viven de esta industria.
Criar serpientes y ratas: un plan para luchar contra la pobreza
La costumbre de comer animales exóticos en China no se remonta a una tradición arcaica. La proliferación de granjas masivas fue una política implementada a principios de la década de 1980 por el presidente Xi Jinping, para erradicar la pobreza.
Especialmente, en las zonas rurales, un escenario muy diferente a las grandes ciudades como Pekín o Shanghái. De hecho, en la mayoría de los casos, hablamos de criadores legales, con licencias concedidas por el gobierno y que incluso reciben subsidios por su actividad económica.
Además, los animales criados en estas factorías no se utilizan solo como alimento. También se utilizan en la medicina tradicional china, como experimentos en laboratorios, en peletería o como mascotas.
Según un informe del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, publicado el 10 de agosto, se estima que la cría de animales exóticos genera alrededor de 250.000 empleos directos. A esto habría que sumar los millones de trabajadores temporales que complementan sus ingresos con este tipo de actividad, que podría elevar el número de afectados hasta los 14 millones.
El mismo texto apunta a unas pérdidas de hasta 11.000 millones de yuanes (13.000 millones de euros) en mercancía no vendida y 7.400 millones de yuanes (9.000 millones de euros) en inversión en instalaciones, tras la prohibición.
Soluciones para los criadores
Las autoridades pertinentes están tratando de adoptar diferentes medidas para garantizar que los ingresos de los ganaderos sigan siendo sostenibles. Por ejemplo, compensaciones económicas, crear nuevas oportunidades de empleo, facilitar el acceso a formación o ayudar en la búsqueda de diferentes áreas de negocio. Además, el cierre de locales se extiende a otras industrias asociadas: restaurantes especializados en platos de animales salvajes, vendedores de mascotas exóticas, etc.
Precisamente, la mayoría de los criadores y de otros colectivos se ven ahora asfixiados por las deudas que contrajeron para arrancar su negocio. Y aunque Pekín aseguró que compensaría a los granjeros, las ayudas no llegan y muchos han pedido préstamos para mantener el negocio a flote, mientras no esté claro que la prohibición es definitiva.